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Esta hispana denuncia que tras 11 años en un restaurante el jefe le dijo que tenía que aprender inglés

Su hija mediana, de 11 años, presenció el último día de su madre en el local de comida italiana. "Verla llorar fue suficiente para que (yo) dijera:" Mi hija no necesita experimentar esta situación ",cuenta la denunciante. "Tenía miedo, pero creo que tenemos derechos y necesitamos contra de los empleadores que intentan humillarnos y tratarnos mal". 

La mexicana Francisca Pérez cuenta que llegó en 2007 a pedir trabajo en el restaurante italiano Osteria Fasulo en Village Homes, una comunidad planificada en Davis, Condado de Yolo, California. En ese momento tenía experiencia en cocinas mexicanas, pero su nivel de inglés era mínimo. 

Según la afectada, al dueño del restaurante Leonardo Fasulo no le importó. Este le dijo en español que no se preocupara, que podía empezar a cocinar ese mismo día si quería, según informa The Sacramento Bee. Y así lo hizo. Pérez trabajó en Osteria Fasulo 11 años. Pero el pasado 31 de mayo de 2018, esta mujer cuenta que algo no le gustó al jefe.   

Ese día, en el turno de cenas, Fasulo supuestamente la escuchó recibir una orden en español de la camarera, Janet Ruelas-Nava. Según Pérez, el dueño gritó, golpeó una mesa, le preguntó burlonamente si quería que agregara burritos al menú y le dijo que necesitaba aprender inglés para mantener su trabajo. Todo esto frente a su hija de 11 años, que acababa de entrar al local. Ella supuestamente le respondió de forma brusca alegando que estaba discriminando a los mexicanos a pesar de que ellos ayudaban a sacar adelante su cocina. Luego,  Pérez asegura que el dueño zanjó la conversación: "Puedes sacar tu trasero de mi restaurante". 

Aunque Pérez respondió regularmente a los comandos del chef Marcello Fasulo, el hijo de Leonardo, en inglés, tres de los cinco empleados de la cocina se hablablan entre ellos en español. 

Según informa este diario, el Centro para los Derechos de los Trabajadores, una organización sin fines de lucro de servicios legales con sede en Sacramento para empleados de bajos salarios, presentó el pasado martes una queja en nombre de Pérez ante el Departamento de Vivienda y Empleo Justo.  

La demanda alega que Pérez fue despedida indebidamente por hablar español y que todavía se le debe su último sueldo. La queja incluye una declaración firmada de la camarera, Ruelas-Nava, que respalda el testimonio de Pérez y que explica por qué ella también renunció ese mismo día. 

El Sacramento Bee cuenta que cuando preguntaron al dueño el pasado diciembre, este negó haberle ordenado a Pérez que hablara inglés. Además, apuntó que no se le debía ningún cheque y añadió que renunció por su cuenta. Su abogado, Matthew B. Smith, declinó hacer comentarios. 

Esta mujer emigró a Davis en 2003 con un niño de 3 años. Tuvo dos hijos más después de su llegada. Su hija mediana, Kenneth Lucas Pérez, de 11 años, presenció el último día de su madre en el restaurante. "Ver (a Kenneth) llorar fue suficiente para que (yo) dijera:" Mi hija no necesita experimentar esta situación ", dice Pérez. "Tenía miedo, pero creo que tenemos derechos y necesitamos hablar en contra de los empleadores que intentan humillarnos y tratarnos mal". 

Los inmigrantes, tanto legales como indocumentados, representan el 31% de los cocineros de Estados Unidos, según el Pew Research Center. La Ley de Vivienda y Empleo Justo de California prohíbe la discriminación en el lugar de trabajo en base al  idioma nativo o al acento. Los empleadores pueden establecer requisitos de idioma en raras ocasiones como aquellos puestos que requieren de comunicación con clientes o lugares de trabajo con alto riesgo de lesiones. 

El Departamento de Empleo y Vivienda Justa entrevistará a Pérez para corroborar su historia antes de seguir investigando.