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“No sabemos lo que significa”. Una misteriosa señal del espacio intriga y fascina a los astrónomos

Dura sólo unos milisegundos, libera la misma energía que el Sol durante un año, y se repite cada cierto tiempo. ¿Podría ser una señal de los extraterrestres? Hay otra explicación

Son señales de radio que llegan del espacio profundo, enormes explosiones de energía cuyo origen sigue siendo desconocido pero que han despertado la imaginación popular como si fueran mensajes de civilizaciones extraterrestres.

Se conocen como ráfagas rápidas de radio (FRB, en inglés), y desde 2007 se han descubierto más de medio centenar. Apenas duran unos milisegundos, y luego desaparecen para siempre.

Excepto en un caso, que ha fascinado a los astrónomos y hasta ahora se creía único: la ráfaga detectada por primera vez el 2 de noviembre de 2012 se ha repetido más de 150 veces desde su descubrimiento, como fogonazos provenientes de una pequeña galaxia a 3.000 años luz de distancia.

Un equipo de astrónomos canadienses anunció este miércoles en la revista científica Nature el descubrimiento de otra ráfaga que también se repite: desde el 18 de agosto de 2014, han registrado seis fogonazos de energía emitidos a 1.500 millones de años luz de distancia.

“Aún no sabemos lo que significa”, ha indicado la astrofísica Ingrid Stairs a la web informativa The Atlantic.

Sea cual sea la fuente de estas señales, tiene que ser monstruosa: como explica el astrónomo Seth Shostak, en un instante libera tanta energía como el Sol en un año. El reputado instituto SETI, que busca señales de vida extraterrestre, intenta explicar también el origen de estas ráfagas de energía, pero apunta ya que su abundancia “sugiere de forma sólida” que su causa es natural, y no debida a una civilización inteligente del espacio exterior.

“Aunque podría ser posible, la mayoría de astrónomos elevan sus cejas ante esa sugerencia. Después de todo, ¿qué podría motivar a una sociedad para producir señales tan intensas que se puedan ver desde otras galaxias?”, se pregunta Shostak. Recordemos que una distancia de 3.000 millones de años luz implica que, cuando la señal fue lanzada, la forma de vida más inteligente en la Tierra era el plancton marino.  “Sería como si el Titanic, al hundirse, lanzada una bengala lo suficientemente brillante como para verse en Marte”, añade el astrónomo.