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Las obras de arte que estaban en Los Pinos no se dan por perdidas aún, pero sí “se están ubicando”

No están "necesariamente perdidas". La colección incluye cuadros de los maestros José Luis Cuevas, Luis Nishizawa y Francisco Toledo, entre otros.

Los pintores Francisco Toledo, Sergio Hernández e Irma Palacios, al desconocer dónde están las 33 obras que el ex Presidente Carlos  Salinas de Gortari encargó en noviembre de 1993 a un grupo de artistas para decorar Los Pinos, cuestionaron su estado a la Secretaría de Cultura a través de una carta. El acuerdo de entrega-recepción indica que la Presidencia de la República tiene 30 días, desde el 1 de diciembre, para verificar lo recibido por la administración pasada.

Ciudad de México, 17 de diciembre (SinEmbargo).– Lo que más le llamó la atención a Mireya durante su visita al “Complejo Cultural Los Pinos” el primero de diciembre pasado, fue verlo vacío. “Está de lujo, pero no había nada adentro más que una mesa y unas sillas”, dijo la integrante de la familia Reyes Camacho, originaria de Acapulco, que adquirió una gran notoriedad después de tomarse una foto en las mismas escaleras donde posó Angélica Rivera Hurtado para la revista Marie Claire. La comparación entre la humilde familia y la ex Primera Dama, posando para una revista de moda, fue casi obligatoria.

La sospecha de Mireya fue compartida por muchos: ¿en dónde están los muebles, los cuadros? Tres días después de que se abrieron las puertas de lo que fue la residencia oficial de 13 presidentes, los pintores Francisco Toledo, Sergio Hernández e Irma Palacios enviaron una carta a la Secretaria de Cultura, Alejandra Fraustro Guerrero, para preguntarle la ubicación y estado de 33 obras realizadas hace 25 años por encargo del Presidente Carlos Salinas de Gortari para decorar las paredes de Los Pinos.

De acuerdo con fuentes de la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador, las obras que estaban en Los Pinos cuando llegó Enrique Peña Nieto no están “necesariamente perdidas”. Están siendo ubicadas. Y hay un periodo para así hacerlo. Y en ese proceso está la actual administración.

Al término de sexenios pasados, las obras prestadas por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) o de la colección de la Secretaría de Hacienda son devueltas a sus acervos por Presidencia de la República, encargada de manejar el inventario de entrega-recepción al siguiente gobierno.

Luego de que se abrió la residencia al público la gente se comenzó a preguntar dónde quedaron las obras.

Al finalizar el gobierno de Vicente Fox Quesada (2000-2006), por ejemplo, el INBA dio a conocer que 119 obras de artistas que se encontraban en Los Pinos fueron regresadas a las colecciones permanentes de los museos de las que salieron, entre ellos, el de Arte Moderno, Nacional de Arte, de Arte Contemporáneo Internacional Rufino Tamayo y de Arte Carrillo Gil.

El acuerdo por el que se establecen las bases para la rendición de cuentas de la Administración Pública Federal y para realizar la entrega-recepción de los recursos que tengan los funcionarios públicos asignados al momento de separarse de su empleo, cargo o comisión -publicado en el Diario Oficial de la Federación en julio de 2017- indica que el proceso de verificación puede durar hasta 30 días.

Es decir, al 16 de diciembre, Presidencia tenía 15 días más para determinar su ubicación en el acervo del INBA o de Hacienda.

En el catálogo “Los Pinos Presidential Residence. Painting Collection” (impreso en inglés en 1994 por Presidencia), Salinas escribió en la presentación sobre la necesidad de que Los Pinos contara con su colección propia “con el fin de remplazar las obras exhibidas de manera temporal en las oficinas, que pertenecen al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA)”.

Además del INBA, para colgar obras de arte en oficinas de funcionarios, secretarías, embajadas y otros edificios públicos, desde 1957 se creó la “Colección Pago en Especie” de la Secretaría de Hacienda y crédito Público (SHCP) por iniciativa de un grupo de artistas, encabezado por David Alfaro Siqueiros, quien donó su obra “El estudio del artista” para iniciarla.

La Dirección General de Promoción Cultural, Obra Pública y Acervo Patrimonial de la Secretaría de Hacienda tiene bajo su responsabilidad la custodia, conservación y difusión de esa colección.

En agosto de 2001, Alejandro Colunga contó en entrevista con Reforma que ante la petición presidencial mandó tres pinturas para que eligieran una, pero le compraron las tres. Solo el óleo El fantasma fue integrado a la colección. “Tenía entendido que dos estaban en Los Pinos y una la había comprado Salinas para su acervo personal, pero no he sabido más de ellas”, aseguró entonces.

Los otros pintores destacados de la década de los noventa a los que se les solicitó y pagó fueron: Gustavo Aceves, Enrique Canales, Miguel Castro Leñero, Rafael Cauduro, Rafael Coronel, Roberto Cortázar, José Luis Cuevas, José Chávez Morado, Beatriz Ezban, Manuel Felguérez, Julio Galán, Vicente Gandía, Luis García Guerrero, Gunther Gerzso, Lauro López, Luis López Loza, Rodolfo Morales, Luis Nishizawa, Sylvia Ordóñez, Vicente Rojo, José Luis Romo, Ignacio Salazar, Susana Sierra, Juan Soriano, Eduardo Tamariz, Humberto Urbán, Cordelia Urueta, Ismael Vargas y Germán Venegas.

Los Pinos abarca un espacio de 56 mil metros cuadrados.

SU UBICACIÓN EN 2007 Y 2013

Tras una solicitud de transparencia, la Presidencia de la República en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa informó en 2007 que las 33 obras de la colección solicitada en 1993 ”se encuentran exhibidas en la Residencia Oficial de Los Pinos, en las paredes de los espacios protocolarios, excepto la obra Sin título, de Juan Soriano, que fue prestada temporalmente bajo guarda y custodia del Museo de Arte Moderno”.

En julio de 2013, la revista emeequis publicó el reportaje “El tesoro oculto de la Presidencia” donde la autora Zorayda Gallegos, basada en el inventario de Presidencia, reportó sobre las 33 obras: “Actualmente, parte de esta serie se encuentra en la residencia Miguel Alemán. En la planta alta se encuentran distribuidos Los verdugos, de José Luis Cuevas; Suave Patria, de Manuel Felguérez; un óleo sobre tela, con marco tallado a mano en madera de cedro rojo, de Rafael Coronel, y Códice abierto VI, de Vicente Rojo”.

“También encontraron espacio los siguientes: Los volcanes, de Luis Nishizawa; El fantasma, de Alejandro Colunga; Huellas del camino, de Irma Palacios; Sofía vestida de dicha poblana, de Julio Galán; Murciélago, de Francisco Toledo; Huitzo, de Gunther Gerzso, entre muchos otros”.

Los Pinos abarca un espacio de 56 mil metros cuadrados, catorce veces más grande que el de la Casa Blanca en Estados Unidos, en cuyo interior está la Casa Lázaro Cárdenas (el primero en habitarla al rechazar El Castillo de Chapultepec), la Casa Miguel Alemán, la Casa Adolfo Ruiz Cortines, la Calzada de los Presidentes, el Molino del Rey y la Casa Anexa.

La residencia Miguel Alemán se construyó de 1947 a 1952 como una casa estilo francés.

“Cuando el Presidente Miguel Alemán Valdés llegó a Los Pinos, en abril de 1946, decidió hacer un cambio radical al lugar donde dormiría con su esposa Beatriz Velazco y sus hijos. El Primer Mandatario comisionó al arquitecto Manuel Giraud Esteva para que iniciara el proyecto de una segunda casa dentro de la propiedad. El proyecto original fue modificado por el ingeniero Fernando Parra Hernández hasta dar paso a una mansión estilo francés de 5,700 metros cuadrados. Su distribución fue en tres niveles: en la parte superior se construyeron las habitaciones de la familia; en la planta principal se instalaron los salones oficiales y en el sótano, salas de juegos y fiestas”, documentó Alberto Tavira, autor de “Así en Los Pinos como en la Tierra”.

El Presidente Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958) también ordenó la construcción de una casa, la cual alberga el salón “Venustiano Carranza”, así como el salón “Los presidentes”, el cual cuenta con una galería de retratos de cada uno de los gobernantes que han habitado esa propiedad, relata Tavira.

Sin embargo, los presidentes panistas optaron por vivir en “Las Cabañas”, otras casas dentro de Los Pinos. Vicente Fox Quesada modificó la Casa Miguel Alemán y ordenó que se instalaran oficinas, entre ellas su despacho y sala de juntas.

En la Casa Miguel Alemán se encuentra el despacho del Presidente, El Salón Blanco (el principal de recepción), la biblioteca José Vasconcelos y un comedor con capacidad para 30 personas, entre otras oficinas.

Peña Nieto, como tradición priista, volvió a habitar la Casa Miguel Alemán, para lo que también tuvo que realizar ajustes. En agosto de 2015, el Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) ordenó  a la Presidencia de la República “buscar y hacer pública la información sobre las modificaciones en la casa presidencial”.

Luego de su apertura al público este diciembre, los visitantes pueden recorrer estas casas.