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La muerte de una niña guatemalteca subraya fallas de comunicación en la frontera

La lengua materna del padre de la pequeña es un dialecto del maya llamado Q’eqchi’ y su segundo idioma es el español

Poco antes de que la niña guatemalteca de siete años falleciera en custodia de las autoridades migratorias de Estados Unidos, su padre firmó un documento que indicaba que su hija se encontraba en buen estado de salud. Sin embargo, se desconoce qué tanto logró comprender el hombre, dado que el formato estaba redactado en inglés y le fue leído en español por agentes de la Patrulla Fronteriza. 

La muerte de Jakelin Caal, de siete años, pone en evidencia los desafíos de comunicación a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos cuando los agentes enfrentan un creciente número de migrantes que no hablan ni siquiera español, mucho menos inglés. Las autoridades están realizando una autopsia para determinar la causa de la muerte de la pequeña. Los resultados se esperan en una semana, dijo Tekandi Paniagua, el cónsul guatemalteco en Del Rio, Texas. 

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El padre de la menor, Nery Gilberto Caal Cuz, de 29 años, tiene como lengua materna un dialecto del maya llamado Q’eqchi’, y su segundo idioma es el español. No queda claro cuánta información se perdió en el proceso de traducción o si una mayor comprensión habría evitado la muerte de Jakelin luego que padre e hija fueron detenidos y sometidos a una revisión médica a lo largo de un remoto tramo de la frontera. Pero el caso generar dudas sobre el uso de formatos únicamente en inglés de parte de la Patrulla Fronteriza. 

En Guatemala se hablan más de dos docenas de idiomas, el consulado trata de enviar intérpretes lo antes posible para ayudar a los inmigrantes detenidos, explica Paniagua. Pero a veces, cuando llegan allí, los migrantes ya han firmado formularios.

A todos los agentes se les exige que sepan hablar español, y de hecho reciben capacitación formal de ese idioma. La lectura en español de los formatos suele ser suficiente al plantear preguntas básicas. Pero otros migrantes de habla hispana han señalado que firmaron documentos que, luego dijeron, no habían comprendido. 

Cientos de padres migrantes que fueron separados de sus hijos después de cruzar la frontera sin autorización legal durante la primavera afirmaron que firmaron formatos en los que aceptaron la deportación con la creencia de que los menores les serían devueltos, pero luego fueron deportados sin sus hijos. Muchos de ellos tuvieron que esperar por meses antes de reunirse con los menores en sus países de origen. 

Jakelin y su padre formaban parte de un grupo de 163 migrante arrestados el 6 de diciembre cerca de un cruce fronterizo en Nuevo México. Horas después, ambos fueron subidos a un autobús para trasladarlos a la estación más próxima de la Patrulla Fronteriza, pero Jakelin comenzó a vomitar y había dejado de respirar. Después falleció en un hospital de Texas. 

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Funcionarios de la Patrulla Fronteriza dijeron el viernes que los agentes hicieron todo lo posible por salvar a la menor, pero ella no había comido ni tomado agua suficiente durante días. En una revisión inicial no se advirtieron indicios de que la niña tuviera problemas de salud, y el padre habló en español con los agentes y firmó una forma en la que se decía que la menor estaba bien de salud. 

Los abogados en Texas que representan a Caal censuraron a los agentes por pedirle que firmara la forma I-779, que contiene varias preguntas en las que hay que responder llenando casillas que dicen “sí” o “no”. En la sección de comentarios adicionales en la forma estaba escrito “se tiene buena salud”.

"Es inaceptable que cualquier agencia gubernamental tenga a personas bajo custodia firmando documentos en un idioma que claramente no comprenden", ha dicho los abogados en un comunicado. La familia de Jakelin ha solicitado una investigación "objetiva y exhaustiva" para determinar si los funcionarios cumplieron con los estándares para por poner a los menores bajo custodia.

Funcionarios de la Patrulla Fronteriza no respondieron de inmediato a la declaración de los abogados de familia. El padre, que se hospeda en un refugio en El Paso, Texas, ha pedido privacidad.

El cónsul guatemalteco en Texas, quien habló con el padre de Jakelin, dijo que los dos habían caminado con los otros migrantes durante unos 90 minutos antes de cruzar y que  no tenía ninguna queja sobre cómo los agentes lo trataron a él ya su hija. 

Caal lepidió al consulado guatemalteco en Texas si podía ver a su hija por última vez antes de que su cuerpo fuera enviado de regreso a su tierra natal. El consulado le preguntó si quería un intérprete que pudiera explicarle todo, incluida la repatriación de su cuerpo, en Q'eqchi. Y así lo hizo. Después de escuchar al intérprete, Paniagua apunta que el padre de la pequeña agradeció al consulado y apuntó que "se sentía más cómodo en su propio idioma".