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Este latino fue ejecutado antes de decir sus últimas palabras. No cometió el asesinato por el que murió

Para algunos de vosotros…”, empezó a decir, pero luego la inyección letal comenzó a hacer efecto: “Ya han empezado y aún no he terminado”. Le explicamos por qué su ejecución es tan polémica.
Imagen de archivo de una cámara de ejecuciones en Oklahoma.
Imagen de archivo de una cámara de ejecuciones en Oklahoma.  AP / AP

Joseph García, de 47 años, recibió la inyección letal el martes en la penitenciaria estatal de Huntsville (Texas) por la muerte de un agente de policía, Aubrey Hawkins, de 29 años, en diciembre del año 2000.

Cuando el guarda le preguntó si tenía unas últimas palabras, respondió: “Sí, señor”.

“Querido Padre que estás en los Cielos, perdónales porque no saben lo que hacen”, añadió, como Jesucristo en la cruz. Luego calló durante casi un minuto, antes de continuar: “Para algunos de vosotros…”. Los sedantes parecieron hacer efecto, puesto que añadió: “Ya han empezado y aún no he terminado”.

Luego resopló tres veces, roncó dos veces, y no volvió a moverse.

García estaba cumpliendo una sentencia de 50 años por asesinato (mató a un conocido después de que éste le atacara por evitar que asaltara a una mujer) cuando escapó de la cárcel en diciembre del año 2000 junto a otros seis presos.

Cometieron varios robos, incluido uno en el que Hawkins recibió 11 disparos y falleció. El agente estaba cenando con su familia cuando recibió el aviso del asalto a una tienda de material deportivo; los reos huyeron tras el asesinato, pero fueron detenido finalmente en Colorado tras seis semanas de cacería humana.

Uno de ellos se quitó la vida antes de ser arrestado. Los otros seis fueron condenados a muerte. García es el cuarto en ser ejecutado; quedan dos más.

Los abogados de García pidieron sin éxito a la Corte Suprema que paralizara la ejecución porque él no disparó al agente de policía ni deseaban matarle. “No hizo nada violento ni animó a nadie a hacer nada violento”, dijo el letrado J. Stephen Cooper.  De hecho, estaba dentro de la tienda cuando se produjo el tiroteo en el exterior, según informa la revista New York Magazine.

La Fiscalía fue incapaz de determinar quién disparó el gatillo, pero consideró que habían actuado como un equipo a la hora de cometer los robos y el asesinato, y la ley de Texas permite condenar a una persona por los crímenes de otra si ha ayudado o intentado ayudar a cometerlos.