Timothy Warren conducía su camioneta del servicio postal FedEx por un vecindario de Portland (Oregón) el pasado 26 de septiembre cuando el hombre al que poco después mataría de un puñetazo empezó a quejarse a gritos de que iba demasiado deprisa.
Warren detuvo su vehículo y, agotado, intentó explicarle a Joseph Magnuson que lo único que quería era terminar su día de trabajo e irse a casa, según informa el diario The Oregonian. Pero Magnuson no dejó de dirigirle insultos racistas.
Warren, que es afroamericano, se bajó de la camioneta y empezó a gritarle también. Magnusson intentó golpearle, y Warren le lanzó un puñetazo a la cara que le tumbó en el suelo. El hombre, de 55 años, perdió momentáneamente la consciencia. Esa misma tarde, murió, según el relato de los hechos recabado por la investigación policial a partir de las declaraciones de seis testigos.
La Fiscalía ha decidido sin embargo no procesar a Warren, de 41 años, al considerar que no intentaba matar a Magnusson, sólo estaba defendiéndose.
Warren estaba en su derecho a enfrentarse al “vitriolo racista” de Magnusson, según la Fiscalía. Y su puñetazo no fue letal en sí mismo: su muerte se precipitó, según aseguraron los fiscales en un escrito conocido el lunes, por su “extremadamente mala salud”.