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California se enfrenta a la ardua tarea de saber qué pudieron haber hecho mejor durante los devastadores incendios

A medida que la situación en California retorna a la normalidad, es imposible no hacerse la dura pregunta de cómo pudieron salvarse más vidas.

Mientras que la cifra de víctimas mortales por los incendios que devastaron el estado de California la semana pasada continúa ascendiendo, y ya se encuentra en 83, una investigación del diario New York Times ha revelado fallas en el sistema de alertas, que pudieron haber contribuido a la pérdida de vidas durante la emergencia.

Una de las personas que entrevistó el New York Times, Matthew White, dijo haber sido despertado por una llamada telefónica de un amigo que le advirtió que debía irse del lugar. Para cuando recibió la llamada, su casa ya había comenzado a arder. Si no la hubiera escuchado, probablemente no habría podido contar su historia.

Otros vecinos de White en el poblado de Paradise, California, no corrieron con la misma suerte. Nadie les avisó del peligro a tiempo. Sólo una fracción de las personas que vivían en ese poblado, que fue consumido por las llamas del Camp Fire con sorprendente rapidez, recibió alertas u órdenes de evacuación de parte de las autoridades locales, según la investigación del diario neoyorquino.

Paradise era un antiguo poblado minero al que muchos adultos mayores se habían mudado por sus precios asequibles, en un estado donde los bienes raíces suelen costar una pequeña fortuna. Sin emabrgo, estaba catalogado como un área de riesgo para los incendios debido a su cercanía con el bosque, dentro del cual incluso habían sido construidas algunas de las casas.

Si las autoridades pudieron haber alertado con anticipación a muchas de estas personas, es una cuestión que será ampliamente debatida en los meses que vienen. Sin embargo, para los residentes como el señor White la respuesta está clara.

“Se les pasó por completo”, dijo White en referencia las autoridades. “Mira a todas estas personas muertas y desaparecidas. Es como si se hubieran olvidado de nosotros. Como si no hubiera válido la pena salvarnos”, dijo al New York Times.

En este caso, las autoridades encargadas de alertar a la población son las locales. Cuando el incendio se desató el 8 de noviembre, el sheriff del condado de Butte, al que pertenece Paradise, decidió seguir el protocolo del código rojo. Una maniobra que consiste en alertar a la población mediante llamadas telefónicas, pero sólo a aquellas personas que están registradas para recibir la alerta. Según el periódico neoyorquino, el sheriff, Kory L. Honea, decidió no pedir a las autoridades federales que emitieran una alerta tipo Amber, que llega a todos los teléfonos celulares en un área, para evitar atascos en la carretera principal para salir de Paradise.

Las preocupaciones del sheriff no estaban infundadas, pues, de hecho, algunas de las víctimas del incendio murieron en la carretera Skyway que conduce fuera de Paradise, donde los residentes que escapaban pasaron horas en los atascos.

 “Entiendo que haya personas que digan que no fueron advertidas con tiempo, concuerdo con ellos”, dijo Honea al New York Times. “No hubo advertencia con tiempo suficiente. No tuvimos tiempo suficiente dadas las circunstancias”, dijo.

El investigador Thomas Cova de la Universidad de Utah, contactado por el diario neoyorquino, dijo que había experiencias con desastres previos que deberían haber enseñado a las autoridades el problema de depender de las alertas que se hacen sólo a personas que se subscriben para recibirlas.

Sin embargo, el Sheriff Honea dijo que cuando se había tenido que evacuar a miles de personas, como cuando la presa Oroville amenazaba con desbordarse, una de las lecciones había sido no apresurar la salida de las personas y llevarla a cabo de manera gradual. Un táctica que intentó llevar a cabo durante el fatal incendio de Camp Fire.

Honea le dijo al Times que sin importar cómo manejen una situación de emergencia las autoridades, siempre hay una tendencia a culparlos.

Otra de las críticas se han centrado sobre las autoridades planearon la ciudad. Simplemente había muy pocas rutas para entrar y salir a la ciudad que estaba rodeada por el bosque. Como una trampa esperando a ser activada.

 En el 2008, después de un incendio, un reporte de un gran jurado aconsejó que se implementaran maneras más fáciles de evacuar la ciudad. Pero lo que las autoridades hicieron fue reducir los carriles de la carretera para desincentivar el uso del automóvil, reducir las congestiones y mantener a los peatones a salvo. Si fue la decisión acertada o no, sin duda será motivo de escrutinio después de la tragedia de Camp Fire.

El alcalde de Paradise, Jody Jones, es un especialista en tránsito y cree que es poco probable que la reducción de la carretera haya incidido en la tragedia, debido a la velocidad con la que se esparció el fuego. El oficial de policía Eric Reinbold estuvo de acuerdo. “Simplemente no puedes evacuar a tantas personas en unos minutos u horas”, dijo Reinbold al New York Times.

Aunque la semana pasada el gobernador de California, Jerry Brown, dijo que no era momento de señalar a nadie por la tragedia. A medida que las víctimas son identificadas y las personas desaparecidas son encontradas, se hace inevitable lidiar con la dura pregunta de cómo pudieron haberse salvado más vidas en uno de los peores desastres naturales de la historia reciente.