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Una pistola con diamantes y una tregua rota por un saludo: el día 5 de El Chapo en la corte

Los abogados de Guzmán tuvieron la oportunidad de interrogar a El Rey Zambada: "¿Ha escrito alguna telenovela?", le preguntaron.

El juicio en contra de Joaquín Guzmán Loera, conocido como El Chapo, ha llegado a su quinto día y aunque todavía faltan muchos meses para escuchar la resolución del jurado, esta semana en la corte ha estado cargada de emociones fuertes, con acusaciones no probadas a presidentes mexicanos, sustitución de jurados a última hora y declaraciones explosivas de uno de los supuestos ex colaboradores de El Chapo: Jesús Zambada, El Rey, García.

Precisamente, la tarde de este lunes la defensa tuvo la oportunidad de interrogar a quien hasta ahora ha sido el principal testigo de la fiscalía, El Rey Zambada. Jesús, uno de los hermanos del conocido narcotraficante El Mayo Zambada, ha acusado a Guzmán de ser socio de su hermano y, junto con él, uno de los dirigentes del Cártel de Sinaloa.

Esta mañana, la fiscalía mostró al jurado una fotografía de una pistola con diamantes, supuestamente propiedad de Guzmán. Y todavía bajo el interrogatorio de la fiscalía, El Rey continuó con el relato de El Chapo y el Cártel de Sinaloa.

Una de sus declaraciones más sorprendentes fue la de cómo inició, supuestamente, la guerra con el Cártel de Juárez: por un saludo no correspondido. Según esta versión, al concluir una reunión para calmar las tensiones entre los dos grupos criminales, Rodolfo Carrillo Fuentes, un enviado de Juárez, le faltó el respeto a Guzmán.

“Cuando [Rodolfo] se fue, El Chapo le extendió la mano y dijo ‘hasta pronto, amigo’, y Rodolfo lo dejó ahí parado con la mano extendida”, dijo Zambada. Fuentes aseguran que fue asesinado ese mismo año, según el testigo de la fiscalía, por órdenes de Guzmán, poniendo fin a la alianza de estas dos organizaciones.

Los abogados de Guzmán han asegurado que el verdadero líder del Cártel de Sinaloa es El Mayo, no su cliente. Parte de su estrategia se ha centrado en afirmar que la historia que conocemos de El Chapo es más leyenda que verdad y que, en realidad, el narco mexicano fue una figura muy mediática, pero poco trascendente al interior del cártel.

El abogado de Guzmán, William Púrpura, arrancó su contrainterrogatorio intentando debilitar la credibilidad de Zambada. Entre otras cosas, leyó declaraciones que Zambada hizo en 2012, tras ser extraditado a Estados Unidos, y en las que no mencionaba a El Chapo como participante en ciertas operaciones de tráfico de droga y asesinatos.

También le preguntó que cómo era posible que recordara frases que Zambada atribuía a Guzmán y que había dicho hacía más de una década.

"¿Usted sabe lo que es una telenovela? ¿Usted ha escrito alguna de ellas?”, le preguntó Púrpura en un momento dado, en tono sarcástico.

Zambada dijo que conoció a El Chapo en el año 2001, después de la fuga del penal de máxima seguridad de Puente Grande, en México. En total, contando esa ocasión, los dos narcotraficantes se habrían visto al menos cinco veces en los siete años que siguieron. Según el relato, después del escape, El Mayo alquiló un helicóptero para transportarlo al estado de Querétaro en el centro del país. Luego, fue El Rey quien lo llevó en auto hasta la Ciudad de México donde lo escondieron en una lujosa zona residencial.

"En la Ciudad de México nos estaban esperando policías que trabajaban para mí, una patrulla de la Policía de distrito y una moto de la Policía. La moto iba adelante y la patrulla atrás", dijo El Rey Zambada. Cuando vio a los oficiales, El Chapo se puso muy nervioso, pero su acompañante lo tranquilizó. "Yo le dije: no te preocupes, esta es nuestra gente, nadie nos va a tocar ahora".

Según las propias declaraciones de Zambada, quien ahora está preso en Estados Unidos por narcotráfico, él era operador financiero del cártel y jefe de plaza de la Ciudad de México. Entre sus tareas estaba la de repartir sobornos a diversas autoridades que facilitaban las tareas del cártel. Así, dijo El Rey, corrompieron a policías municipales, funcionarios de gobierno e incluso a gobernadores y generales.

En la nómina del cártel, que ascendía a 300.000 dólares mensuales, estaba un general mexicano de apellido Toledano, la única autoridad que Zambada mencionó por su nombre. A este general al mando de la zona militar del estado de Guerrero, ubicado en la costa sur del Pacífico, le dio 100.000 dólares “y un abrazo” de parte de Guzmán, quien le había dicho que era su amigo.

Zambada luego añadió que entre el 2001 y el 2014 pagó más de 250.000 dólares a militares mexicanos sólo para conservar la libertad de El Chapo.

El testigo perteneció a la organización criminal por más de dos décadas, hasta su arresto en el 2008 y posterior extradición a Estados Unidos. Por sus crímenes, la justicia americana podría condenarlo a una vida tras las rejas, pero cooperar con los fiscales en el juicio contra El Chapo podría hacer menos severa su sentencia.

Esto es algo que los abogados de Guzmán han criticado mucho, pues, según han dicho al jurado, existe un incentivo poderoso para que Zambada exagere el papel que tuvo Guzmán dentro del cártel. Su cliente, El Chapo, se ha declarado inocente de todos los cargos en su contra.