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Tiroteo con al menos cuatro víctimas en un hospital de Chicago

“Parecía que él estaba girando y apuntando a la gente al azar”, indica un testigo. Un policía está entre las víctimas. El agresor ha recibido un tiro en la cabeza
Escena del hospital donde se ha producido el tiroteo este lunes.
Escena del hospital donde se ha producido el tiroteo este lunes. AP / AP

Al menos cuatro personas, entre ellas un agente de policía, han sido tiroteadas este lunes por la tarde en el hospital Mercy de Chicago (Illinois), según han informado fuentes del Departamento de Bomberos a la cadena NBC.

Un portavoz dijo que el pistolero había muerto, pero no quedó claro de inmediato si se suicidó o fue asesinado por la policía en el Hospital Mercy, en el lado sur de la ciudad.

“Las balas llegaban tan fuerte, tan cerca”, ha explicado una testigo de lo ocurrido, Tracy Lyons, “pensé que me iba a alcanzar una bala”. Lyons, según informa la cadena NBC, acababa de recibir un tratamiento y se dirigía a la puerta cuando escuchó cinco o seis disparos.

“Parecía que él estaba girando y apuntando a la gente al azar”, ha indicado otro testigo, James Gray, “parecía que no estaba disparando a una persona, sólo empezó a disparar”.

El tiroteo aparentemente comenzó cuando el sospechoso estaba caminando con una mujer cerca de un estacionamiento. Se volvió y le disparó repetidamente a la mujer en el pecho. Luego entró al hospital y continuó disparando, agregó.

Los dos habían estado hablando entre ellos. Gray dijo que no parecía un intercambio violento.

"Luego, una vez que ella cayó al suelo, él se colocó sobre ella y le disparó tres veces más", dijo.

Cuatro personas se encuentran en estado crítico, incluido un oficial. Al menos uno de ellos era empleado del hospital, dijo Anthony Guglielmi, portavoz de la policía

Las imágenes de televisión mostraron a varias personas, incluyendo a algunas con batas blancas, caminando a través de un estacionamiento con los brazos en alto.

Jennifer Eldridge estaba trabajando en una farmacia del hospital cuando escuchó tres o cuatro disparos que parecían provenir de afuera. En unos segundos, cerró la puerta, como se pedía en los simulacros de tiradores activos del edificio. Luego hubo seis o siete disparos más, ahora mucho más cerca, justo afuera de la puerta.

"Me di cuenta de que ahora estaba dentro del vestíbulo. Hubo gritos", recordó.

La puerta se sacudió, lo que Eldridge creía que era el tirador que intentaba entrar. Unos 15 minutos más tarde, estimó, un oficial del equipo SWAT llamó a la puerta, entró y se la llevó. Miró hacia abajo y vio sangre en el suelo, pero ningún cuerpo.

"Puede haber sido 15 minutos, pero me pareció una eternidad", le dijo a un reportero.

María Correa estaba en el hospital para la cita de su suegra con un médico. Mientras los disparos resonaban, un empleado del hospital cerró las puertas del área de espera.

 Correa se escondió debajo de un mueble, agarrando a su hijo de 4 meses, Ángel, durante 10 o 15 minutos. Escuchó unos ocho disparos, luego más. Ella perdió la cuenta de cuántos.

Esos "fueron los peores minutos de nuestras vidas", dijo.

Cerca de otras 10 personas también buscaron seguridad en la sala de espera.