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La candidata demócrata a gobernadora de Georgia reconoce la derrota

Stacey Abrams dijo que aunque no podrá ser ella la primera gobernadora afroamericana del estado, no concede la victoria al republicano porque eso sería reconocer que su victoria fue "correcta u apropiada".

La demócrata Stacey Abrams ha reconocido este viernes la derrota ante el republicano Brian Kemp en la carrera a gobernador de Georgia. 10 días después de las elecciones de medio término Abrams ha dicho que no podrá ganar, pero advirtió que seguirá peleando en la corte contra Brian, quien fuera secretario de estado de Georgia, con una demanda por el “pésimo manejo” de las elecciones.

En un tono desafiante durante la conferencia de prensa que ofreció a medios, Abrams dijo que sus acciones no constituyen una concesión, pero que reconoció que no le quedaban más opciones legales para evitar que Kemp sea declarado ganador.

“Seamos claros: esto no es un discurso de concesión”, dijo. “Porque concesión significa reconocer que una acción fue correcta, verdadera u apropiada.

Funcionarios de la campaña de Abrams le habían dicho a la agencia de noticias Associated Press el jueves que la candidata estaba considerando la maniobra inédita de invocar una ley estatal que le permitiría cuestionar los resultados basados ​​en "mala conducta, fraude o irregularidades... suficiente para cambiar o poner en duda los resultados".

Sin embargo, en última instancia, ella se negó a hacerlo.

Al aceptar la decisión de Abrams de terminar su campaña, Kemp dijo que apreciaba "su pasión, su arduo trabajo y su compromiso con el servicio público".

"La elección ha terminado y los georgianos trabajadores están listos para avanzar", dijo. "Ya no podemos insistir en las políticas divisorias del pasado, sino que debemos centrarnos en el brillante y prometedor futuro de Georgia".

Kemp, un hombre de negocios de 55 años, ha sido secretario de estado desde 2010. Fue respaldado por el presidente, Donald Trump, mientras intentaba mantener el dominio del Partido Republicano en un estado que no ha elegido a un demócrata para la mansión del gobernador desde 1998.

Kemp alcanzó la nominación del Partido Republicano con anuncios que mostraban a un candidato haciendo de todo, desde echar andar una motosierra, apuntar un arma a un presunto pretendiente de su hija (en broma), hasta capturar inmigrantes ilegales en la caja de su camioneta pick up´.

Entre sus promesas de campaña estaba un recorte de impuestos, aumentos salariales a los maestros y de nuevo no ampliar el seguro médico de Medicaid en Georgia, un programa que es visto como un legado del ex presidente Obama.

La campaña de Abrams movilizó a los demócratas de Georgia como en pocas contiendas electorales y la convirtió en una estrella naciente dentro de su partido. La participación electoral de ambos partidos fue casi tan alta como la del voto presidencial en 2016, una verdadera excepción para una elección intermedia.

Los asesores de campaña de Abrams dijeron que desde la elección había estado luchando con una jerarquía de prioridades. Por un lado, quería destacar sus aseveraciones de que el proceso electoral de Georgia –el cual estuvo supervisado por Kemp como secretario de estado— dificulta la participación de algunos ciudadanos. Por otro lado, también había reconocido que una prolongada batalla legal dañaría la causa y también lastimaría su futuro político.

La victoria de Kemp prolongará el control del Partido Republicano sobre la mansión del gobernador. Su victoria también es un marcador importante para los republicanos antes de las elecciones presidenciales de 2020. El estrecho margen por el que ganó sugiere que Georgia, un estado que Donald Trump ganó por 5 puntos porcentuales en 2016, podría ser un verdadero campo de batalla en 2020.

Trump apostó por Kemp, respaldándolo antes de la segunda vuelta en las elecciones primarias del Partido Republicano y haciendo campaña por él el fin de semana anterior a las elecciones del 6 de noviembre. Ahora, Trump podrá regresar con un gobernador titular mientras busca un segundo mandato.

El futuro político de Abrams es menos seguro. Convirtió a la vieja guardia demócrata en Georgia en creyentes luego de que no esperaran que una mujer negra pudiera competir en una elección general y se convirtió en la líder del partido. Sin embargo, el partido tiene muchos políticos ambiciosos que intentarán tomar ventaja del camino que Abrams ha pavimentado. La siguiente oportunidad importante para ambos partidos será la elección para el Senado de 2020, con el senador republicano David Perdue haciendo su primer intento de reelección.