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Exploradores descubrieron un tesoro de la Guerra Civil valorado en $50 millones. Denuncian que el FBI se lo robó

Un cargamento de oro valorado en 50 millones de dólares se perdió durante la Guerra Civil. Este padre e hijo aseguran que lo descubrieron. Cuando lo iban a desenterrar, apareció el FBI. Ahora el oro ha desaparecido de nuevo.

Rodeados de decenas de agentes del FBI con rostro adusto, Dennis y Kem Parada observaron el agujero vacío y enseguida supieron que algo iba mal.

Padre e hijo se habían pasado años explorando ese territorio de Pensilvania con detectores de metales, taladros y otras herramientas en busca de un famoso cargamento de oro desaparecido durante la Guerra Civil. Estaban seguros de que habían descubierto el sitio donde había sido escondido y alertaron al FBI, que acudió a esa región boscosa en marzo.

Ahora, finalizada una excavación bajo supervisión judicial, el FBI acompañó a los buscadores de tesoros al sitio cubierto de nieve y les preguntó qué veían. Los dos hombres observaron el lugar y no vieron nada que remotamente pareciese oro.

“Fue un papelón”, dijo Dennis Parada en su primera entrevista desde la publicitada excavación del invierno pasado. “Nos llevaron allí y nos hicieron quedar como idiotas", añade, "como si nos hubiésemos equivocado”.

Vecinos de la zona, sin embargo, cuentan que hubo excavaciones por la noche y que vieron caravanas de vehículos del FBI, lo que alimentó las sospechas de que la agencia federal no estaba diciendo la verdad. Y los Parada acudieron a los tribunales para cuestionar la versión del FBI, insistiendo en que algo había bajo la tierra en Dents Run, a unas 135 millas al noreste de Pittsburgh.

Ése algo, creen ellos, era oro.

“Llevo años usando este equipo y sé que había algo allí, algo valioso, algún metal precioso. Y, sea lo que sea, ya no está. Quiero llegar al fondo de todo esto, saber qué había allí”, expresó Kem Parada.

Investigadores del FBI aseguran que no se encontró nada y que el trabajo que se hizo allí estuvo vinculado con “una investigación en curso”. El organismo no hizo más comentarios y una portavoz declaró la semana pasada que los documentos del caso están sellados.

La disputa entre los Parada y el FBI es un nuevo capítulo en el misterio que rodea este cargamento desde hace más de un siglo y medio. La leyenda dice que, en 1863, en la época de la Batalla de Gettysburg, el Ejército de la Unión despachó un cargamento de oro desde Wheeling (Virginia Occidental) hacia Filadelfia. El tren con la carga hizo un recorrido complicado para evitar a los soldados de la Confederación.

Durante el trayecto, el oro desapareció. No se sabe si fue robado o se perdió por alguna razón.

A lo largo de los años numerosos buscadores de tesoros trataron de encontrar el cargamento en el noroeste de Pensilvania, incluidos los Parada, que se pasaron cinco años excavando una cueva en tierras del estado, y otros dos haciendo perforaciones en la cueva, antes de acudir al FBI en enero.

Padre e hijo le dijeron al FBI que su detector de metales enloqueció en el sitio donde creen estaba el oro. El FBI contrató una firma para que explorase la zona con un gravímetro. Se identificó una gran masa metálica con una densidad típica del oro, de acuerdo con los Parada y con Warren Getler, escritor y periodista que ha estado trabajando con ellos.

Por eso padre e hijo, acompañados por Getler, llegaron rodeados de grandes expectativas a la excavación el 13 de marzo. Pero nada salió como habían planeado.

Dicen que tenían un acuerdo con el FBI por el cual se les iba a permitir presenciar las excavaciones. Pero no se les permitió salir de su automóvil, desde donde no podían ver los trabajos. Seis horas pasaron en el auto el primer día antes de que se les autorizó a subir por la colina. La excavación continuó otra hora más antes de que un agente la interrumpiese abruptamente a las tres de la tarde, diciendo que hacía frío y el personal estaba cansado. Se encontraban a apenas tres pies del objetivo.

“Les dije, tenemos otras tres horas de luz y estamos a solo tres pies”, relató Dennis Parada. Pero la excavación fue interrumpida.

Nadie sabe si el FBI realmente se fue del lugar ese día.

Cheryl Elder, quien vive cerca, dijo que escuchó ruidos como de retroexcavadoras y martillos neumáticos hasta al menos las dos de la mañana. La ruidosa maquinaria no le permitía dormir y ella tenía que levantarse temprano para ir a trabajar. Señaló asimismo que la ladera de la colina estaba iluminada.

“Fue una noche con mucho alboroto. Me estaban volviendo loca”, sostuvo la mujer.

El segundo día fue una repetición del primero, de acuerdo con los Parada y con Getler. Dicen que no les permitieron salir del auto por varias horas hasta que finalmente loso dejaron acercarse a la excavación y lo único que vieron fue un gran agujero, vacío. Indicaron que el FBI terminó la excavación sin que ellos estuviesen presentes.

Se quejan de que los privaron de un momento especial, por el que esperaron años.

“Puedes sacar oro una sola vez y ese es un momento histórico”, expresó Dennis Parada. “Nos privaron de esa satisfacción. No entiendo por qué nos engañaron”.

Después de que los Parada y Getler se fueron, dice Elder, vio media docena de camionetas negras en el lugar. Una por una subieron en reversa por la ladera y se encontraron con uno de varios vehículos todo terreno. Elder observó la escena con binoculares, pero no pudo ver qué transferían de un vehículo al otro.

“Sé que encontraron oro”, afirma la mujer. “Sé que lo encontraron y que se hacen los distraídos”.

Heather Selle, quien vive en Weedville, no muy lejos, cuenta que en la mañana del segundo día de excavaciones vio pasar una caravana de vehículos del FBI que avanzaban muy rápido, incluidos dos camiones blindados.

“Había mucha gente, mucho revuelo”, indicó otro residente del lugar, Gerrett Osche, cuyo garage fue usado por los vehículos del FBI semanas antes de la excavación. “¿Por qué cierras el camino si no vas a cargar algo? Si no estás en algo turbio, ¿por qué lo haces?”, preguntó.

Si efectivamente se encontró oro de la Unión en tierras del estado, el hallazgo daría lugar a una batalla legal acerca de a quién le pertenece y no está claro si los Parada podrían quedarse con una parte. Pero su abogado Bill Cluck dijo que sería un caso nuevo, que los tribunales nunca han tenido que resolver.

Según la leyenda, el cargamento desaparecido consistía en 26 o 52 barras de oro de 50 libras cada una, valoradas entre 25 y 50 millones de dólares actuales. Los Parada y Getler afirman que el contratista del Gobierno encontró entre siete y nueve toneladas de metal y que si todo fuera oro, valdría 250 millones de dólares.

Cluck está tratando de conseguir acceso a documentos del FBI sobre el caso, actualmente sellados.

“Sin duda que había algún metal precioso a juzgar por la reacción de los instrumentos empleados”, dice Cluck. “El que no los hayan dejado participar de las excavaciones es muy sospechoso y no debería ser así”.