La Diócesis de Brooklyn de la iglesia Católica ha acordado pagar 27,5 millones de dólares a cuatro jóvenes que alegan que fueron abusados cuando eran niños por un profesor de religión en la iglesia St. Lucy's-St. Patrick's de Brooklyn, entre 2003 y 2009. Según The New York Times, se trata de uno de los acuerdos más grandes otorgados a víctimas individuales de abuso sexual dentro de la Iglesia Católica.
Angelo Serrano, de 67 años, trabajaba como voluntario enseñando catecismo y en los campamentos de verano de la iglesia. Está actualmente cumpliendo una sentencia de 15 años de prisión después de declararse culpable de cargos de conducta sexual en primer grado, según este diario. Le arrestaron en 2009 por abusar sexualmente de varios niños. Cada una de las víctimas, que ahora tienen entre 19 y 21 años, recibirá 6.875.000 dólares.
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Serrano vivía en un apartamento detrás de la iglesia. Los abusos comenzaron cuando algunos de estos niños estaban en segundo grado, y continuaron durante meses e incluso años, dentro de la iglesia, en el apartamento del que fuera maestro voluntario.
Dos sacerdotes de la iglesia en ese momento sabían que a menudo algunos niños iban a dormir al apartamento de Serrano, pero lo ignoraron, señaló el juez que intervino en el acuerdo entre las partes.
"El récord en este caso está repleto de evidencia de la conducta inapropiada de Serrano con implicaciones sexuales que continuaron por años incluso luego de que se le dijera que se detuviera", escribió la jueza Loren Baily-Schiffman.
Un codirector del grupo BishopAccountability.org, una organización que rastrea los casos de abuso sexual en la Iglesia Católica, dijo al Times que el acuerdo era resultado de la nueva presión bajo la que se encuentra tras la publicación del informe del gran jurado de Pensilvania divulgado el pasado agosto.
Este revela décadas de acusaciones de abuso infantil contra más de 300 "sacerdotes depredadores”. También incluye alegaciones de que los líderes de la Iglesia Católica cubrieron los crímenes y obstruyeron la justicia para evitar el escándalo.
El Papa Francisco calificó el mes pasado de “atrocidades” los crímenes descritos en el informe de Pensilvania.