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La actual temporada de huracanes pondrá nuevamente a prueba la preparación federal y estatal para casos de emergencias

Los meteorólogos consideran que la tormenta disminuirá su velocidad de traslación al tocar tierra y sus mayores preocupaciones están en las "catastróficas inundaciones" que pudieran recibir las Carolinas

La costa este de EE. UU. se prepara para recibir el impacto del huracán Florence. Las autoridades han ordenado la evacuación de más de un millón de personas por considerarla como la peor tormenta en décadas que arriba a la zona.

"No ahorramos ningún gasto. Estamos totalmente preparados, estamos listos, estamos tan preparados como cualquiera", afirmó el presidente Donald Trump desde la Casa Blanca mientras recibía una actualización del curso que pudiera tomar Florence.

Los meteorólogos consideran que la tormenta disminuirá su velocidad de traslación al tocar tierra y sus mayores preocupaciones están en las "catastróficas inundaciones" que pudieran recibir las Carolinas, Virginia e incluso áreas de Washington DC.

Duke Energy, el principal proveedor de energía para Carolina del Norte y Sur, dijo que Florence podría dejar sin el servicio al 75 por ciento de sus más de 4 millones de clientes y tomará semanas poder restablecerlo.

En momentos en que la temporada de huracanes alcanza su punto más alto, la tormenta Florence también ha tomado por sorpresa a los expertos. Nuestra filial, WCNC en la ciudad de Charlotte, alerta continuamente a extremar las medidas de seguridad y seguir las orientaciones para preservar la vida.

Aunque los científicos recomiendan estar continuamente preparado para eventos climáticos extremos y que serán más frecuentes con el calentamiento global, no todos los políticos prestan atención a este llamado. El presidente Donald Trump anunció en 2017 que abandonaba el Acuerdo de París por considerarlo "debilitante, desventajoso e injusto".

La decisión de la administración abrió a un más la grieta que divide a detractores y partidarios de crear medidas que favorezcan preservar el planeta para futuras generaciones. A pesar de que EE. UU. es el segundo emisor en el mundo de gases de efecto invernadero y que los expertos recomiendan tomar medidas para lograr su reducción, Trump es favorable de no "gastar miles de millones de dólares en desarrollar tecnologías que no necesitamos", según afirmó en su libro América Lisiada (Crippled America).

Tras la retirada de EE. UU. del acuerdo internacional, un grupo bipartidista de gobernadores y alcaldes se mostraron desafiantes y prometieron seguir cumpliendo los objetivos del acuerdo para reducir el calentamiento global. Con la creación de la Alianza climática de los EE. UU., 17 gobernadores pretenden mostrar que es posible crear medidas que impulsan la economía al tiempo que protegen a sus comunidades.

Una encuesta realizada en marzo de este año por Gallup encontró que solo el 45 por ciento de los estadounidenses consideran que el calentamiento global representará una amenaza grave en sus vidas. Además, perciben el cambio climático como un problema distante que no afectará el país, su estado, su ciudad o incluso su comunidad.

Gallup demostró también que cada vez más las opiniones de los estadounidenses sobre el tema se han polarizado políticamente. El estudio considera que la posición del "presidente Trump, quien llamó al calentamiento global un 'engaño', puede haber contribuido a esta brecha". Se encontró que en general, los demócratas ven seriamente los peligros del calentamiento global, mientras que los republicanos lo ven con escepticismo.

Ahora tanto demócratas como republicanos aúnan esfuerzos para aminorar los daños que puede provocar Florence, pero en tiempos de calma sus decisiones para proteger a sus habitantes muchas veces son cuestionadas.

Florida es uno de los territorios más afectados en los últimos años por huracanes. Los científicos han alertado de los peligros que representa el aumento del nivel del mar para las ciudades costeras del sudeste del estado. A pesar de esto, el gobernador Rick Scott ha variado muy poco en sus opiniones sobre el cambio climático como lo recoge Politico en un artículo.

"Claramente, nuestro entorno cambia todo el tiempo, y ya sea por los ciclos que estamos viviendo o por las acciones del hombre. No podría decirles cuál es", afirmó Scott durante un recorrido por las zonas afectadas por el huracán Irma en 2017.

Su postura representa un cambio sustancial teniendo en cuenta que, en 2010, durante su primera campaña para el cargo, el republicano afirmó, no estar convencido de que haya un cambio climático provocado por el hombre.

Un editorial de Miami Herald lo critica por "meter la cabeza en la arena" cuando llega el momento de hablar sobre el tema y lo acusa de eliminar los términos "calentamiento global" y "cambio climático" de toda la correspondencia estatal. Sin embargo, Scott se mostró preocupado por la decisión de la administración Trump de permitir la perforación petrolera en las costas de su estado.

Quien sí niega categóricamente que el hombre influye en el cambio climático es el gobernador de Georgia Nathan Deal. Mientras ejerció como representante por el distrito nueve, Deal votó en reiteradas ocasiones en contra de leyes a favor de políticas e iniciativas ambientales.

En 2012, el Departamento de Agricultura clasificó a 92 condados de Georgia como áreas de desastre natural debido a los daños y pérdidas causadas por la sequía. El 30 por ciento de sus costas se encuentran bajo algún tipo de riesgo por inundaciones por el aumento del nivel del mar. Los críticos de Deal afirman que el gobierno estatal poco ha hecho para enfrentar estos problemas.

Con la administración de Barack Obama en la Casa Blanca, en 2015, este gobernador republicano, en conjunto con otros políticos demandaron a la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés) por intentar limitar la emisión de gases de efecto invernadero. De acuerdo con Politically Georgia, con la llegada de Trump, EPA aprobó nuevas regulaciones que permitieron a estados como Georgia decidir el margen de maniobra de sus plantas de energía de carbón.

De acuerdo con US News, Charleston en Carolina del Sur ha tenido que destinar $238 millones en proyectos de drenaje destinados a reducir las inundaciones que afectan cada año a la ciudad. Aquí los niveles del mar han subido casi un pie en el último siglo y las autoridades están construyendo, entre otros proyectos, nuevas estaciones de bombeo. A pesar de todo esto, los detractores del gobernador republicano por el estado, Henry McMaster lo acusan de abordar el cambio climático con poca seriedad y de no dar a conocer las iniciativas que tomará en caso de ganar la reelección el próximo noviembre.

En un debate para gobernador ocurrida el 20 de junio, McMaster se comprometió a proteger la industria turística de Carolina del Sur de la perforación petrolera en sus costas. Por el contrario, se negó a responder con claridad las preguntas sobre el cambio climático. En su presentación abordó el tema con bromas que dejó a más de uno perplejo.

El geólogo Stan Riggs de la Universidad del Este de Carolina (ECU por sus siglas en inglés) recomendó a las autoridades tener 39 pulgadas como punto de referencia de un aumento del nivel mar para la costa de Carolina del Norte en 2100. El valor es un freno para el desarrollo costero en el estado y representa un duro golpe para la industria inmobiliaria.

En cambio, el gobernador de Carolina del Norte, el demócrata Roy Cooper, considera que las autoridades estatales deben llenar el vacío que deja Washington frente al cambio climático. Cooper, quien asumió el cargo el año pasado, integra la Alianza climática de EE. UU.

"El aire puro y un medioambiente saludable son vitales para una economía fuerte y un futuro más saludable. Gran parte de la economía de Carolina del Norte depende de la protección de nuestros preciados recursos naturales, y me comprometo a mantener la calidad del aire que respiramos para las generaciones venideras ", dijo Cooper en un comunicado.

Otros estados de la costa este de EE. UU. también miran con preocupación los efectos del cambio climático. Gobernadores demócratas de los estados de Virginia, Pensilvania, Nueva Jersey, Nueva York, Connecticut y Rhode Island han tomado medidas para paliar los daños.

Por ejemplo, el gobernador de Virginia, Ralph Northam, anunció a través de un comunicado que vetaba el Proyecto de Ley 1270 que limitaría su autoridad en el programa de comercio de carbono basado en la demanda del mercado. Con la decisión se reduce la contaminación por carbono y se desarrolla el sector de la energía limpia.

Al contrario, los gobernadores republicanos de Nuevo Hampshire Chris Sununu y de Maine, Paul LePage han decidido someterse a la política del gobierno federal. En una entrevista para NPR, Sununu reconoce que la temperatura ha aumentado, pero niega que el calentamiento gradual sea causado principalmente por las emisiones de gases de efecto invernadero. Por su parte, LePage en un encuentro afirmó que no ha visto evidencia de que la actividad humana es el principal impulsor del cambio climático.

Pero no todos los gobernadores republicanos toman la postura de negar el papel del hombre en el cambio climático. El republicano por Maryland, Larry Hogan anunció a través de un comunicado formar parte de la Alianza climática de EE. UU. "mientras (el grupo) agregue valor, muestre un verdadero bipartidismo y evite las tácticas y distracciones usuales de Washington, DC". Por su parte, el republicano por Massachusetts, Charlie Baker, aprobó destinar $2.4 mil millones para frenar los efectos del cambio climático en su estado.

Cuando concluya 2018 sabremos qué estados enfrentó mejor la actual temporada de huracanes gracias a sus políticas preventivas y cuáles recibirán las fuertes críticas de sus ciudadanos por carecer de iniciativas para afrontar los eventos climáticos cada vez más extremos.