Piloto de la Armada. Héroe de guerra. Senador. Candidato presidencial. Hombre de estado. El viaje de ocho décadas de John McCain como servidor de su país llega a su lugar de descanso final el domingo en el cementerio de la Academia Naval de Annapolis en Maryland.
El entierro se produce tras una procesión de cinco días que sirvió como un último adiós para una nación a la que él advirtió podría perder su civilidad y sentido de propósito.
Un niño recibe a John McCain con una bandera en su llegada a la Academia Naval. Foto: Susan Walsh/AP
Los partidarios se alinearon en las calles cercanas a la Academia Naval ondeando banderas estadounidenses mientras la procesión del fallecido senador de Arizona llegaba a la ceremonia privada de las 2 p.m. La ceremonia fue tan cuidadosamente planeada como el resto de la gira de despedida de McCain, que comenzó en Arizona después de su muerte el 25 de agosto tras un cáncer cerebral, y se extendió a Washington DC.
"¡Dios bendiga a los EE.UU!" una mujer dijo y la gente aplaudió y vitoreó.
El sábado, los discursos de su hija, Meghan, y de dos ex presidentes, el republicano George W. Bush y el demócrata Barack Obama, recordaron a McCain como un patriota que podría superar dolorosas rivalidades. Incluso cuando sus comentarios dejaron claro su admiración por él, representaron también un repudio al tipo de política de división y dureza del presidente Donald Trump.
"Gran parte de nuestra política, nuestra vida pública, nuestro discurso público puede parecer pequeño, malo y mezquino, tráfico de insultos y falsas controversias e indignación fabricada", dijo Obama. "Es una política que pretende ser valiente y dura, pero de hecho nace con miedo. John nos pidió que fuéramos más grandes que eso. Nos llamó a ser mejores que eso".
McCain se había ido, dijo Bush, quien calificó a su rival de 2000 para la nominación presidencial del Partido Republicano como amigo.
"La voz de John siempre vendrá como un susurro sobre nuestro hombro: somos mejores que esto, Estados Unidos es mejor que esto", dijo Bush.
Pero fueron los comentarios emocionales de Meghan McCain los que más reprendieron sin rodeos a Trump, quien se había burlado de su padre por haber sido capturado en Vietnam. En el púlpito de la espectacular catedral, con la hija de Trump, Ivanka, en la audiencia, la hija de McCain lanzó una andanada contra el presidente que no estaba invitado.
"La América de John McCain", declaró con una mirada de acero, "no tiene necesidad de volver a ser grande porque Estados Unidos siempre fue grandioso".
La audiencia de militares, civiles y otros líderes de Washington estalló en aplausos.
Un grupo de personas recibe la procesión fúnebre del senador John McCain en su llegada a la Academia Naval en Annapolis, Maryland. Foto: Susan Walsh/AP
Con eso, la familia de McCain, incluida su madre de 106 años, Roberta, escolta sus restos a Annapolis el domingo.
La caravana de McCain llegó a la Academia Naval de los Estados Unidos alrededor de la 1:30 p.m. Luego fue recibido en una ceremonia, llevado a la capilla de la Armada y colocado en un féretro, según un comunicado de la oficina de McCain.
La elección de la ubicación del entierro de McCain fue tan deliberada como los otros detalles de su procesión. Escogió el sitio histórico que da al río Severn, no el Cementerio Nacional de Arlington, donde están enterrados su padre y su abuelo, ambos almirantes. El Almirante Chuck Larson, querido amigo de McCain de su clase de 1958, había reservado cuatro parcelas en el cementerio, dos para McCain y él, y dos para sus esposas, ahora viudas.
Larson murió en 2014, y McCain escribió en sus memorias recientes que quería ser enterrado junto a su amigo, "cerca de donde comenzó".
Trump debía permanecer en Washington. Pasó el sábado twitteando y jugando al golf en Virginia.