En un homenaje a su hija, asesinada por un jornalero mexicano, Rob Tibbetts evitó sumarse este domingo a los ataques contra la inmigración realizados por la Casa Blanca y optó en su lugar por reconocer los gestos de cariño que le ha hecho llegar la comunidad hispana.
Mollie Tibbets, de 20 años, fue hallada muerta el 21 de agosto en un campo de maíz a las afueras de Brooklyn (Iowa), su localidad natal y de dónde había desaparecido cuando hacía jogging el 18 de julio. Cristhian Bahena Rivera, de 24 años, está detenido a la espera de juicio por asesinato en primer grado.
Las autoridades federales han indicado que Rivera está ilegalmente en el país, lo que ha llevado al presidente, Donald Trump, y a otros políticos republicanos a usar este crimen para impulsar su agenda política contra la inmigración de cara a las elecciones parlamentarias de noviembre.
Sin embargo, el padre de la joven evitó este asunto durante un acto de homenaje ante más de un millar de personas en la que fue la escuela secundaria de su hija: “La comunidad hispana son gente de Iowa, tienen los mismos valores de que la gente de Iowa”, dijo, y “en lo que mí me concierne, son gente de Iowa pero comen mejor”.
Reconoció así Tibbets las muestras de cariño recibidas por los hispanos en restaurantes mexicanos y otros lugares tras las semanas de rastreo en busca de su hija y tras el fatal desenlace.
Tibbets pidió que su hija sea recordada “celebrando algo maravilloso” en vez de centrarse en cómo murió, y urgió a todos a recordar la pasión por la vida y las ganas de ayudar a todo el mundo de la joven.
“Ahora necesitamos pasar página, estamos al final de esta larga ordalía”, añadió, “pero tenemos que volver la cara hacia la vida, hacia la vida de Mollie, porque Mollie no víctima de nadie, Mollie es mi heroína”.