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Niños de padres deportados serán llevados a la frontera para tratar de reunificarlos

"Es injusto que nos quiten a nuestros padres, porque el Gobierno no nos va a querer igual que ellos", dijo una menor que forma parte del movimiento para que hijos de padres deportados viajen en septiembre a la frontera

Grupos defensores de las familias separadas en la frontera entre EE.UU. y México anunciaron que viajarán a la línea divisoria en septiembre con algunos niños para tratar de recuperar a sus parientes deportados, cuya ausencia sienten no solo en los hogares, "sino en los corazones".

En un acto frente al Centro Cayuga de Nueva York, que acoge a algunos de los menores afectados por la política de "tolerancia cero" del Gobierno de Donald Trump, el Movimiento de Mujeres Migrantes y sus Familias presentó esta campaña de reunificación y animó a la ciudadanía estadounidense a involucrarse en ella.

Según los últimos datos facilitados por el Gobierno al juez de San Diego (California) que lleva el caso, son 559 los niños en custodia de las autoridades federales, aunque una veintena de senadores situó este martes la cifra en 539, de los cuales 386 no han podido reunirse con sus padres porque están deportados.

Al evento se sumaron activistas de la Asociación en Beneficio de los Niños y la Coalición Nuevo Santuario, uno de cuyos miembros, el reverendo Juan Carlos Ruiz, explicó a Efe que esa red de ciudades santuario presente en 25 estados trabaja con los jóvenes para identificar a sus familiares expulsados del país.

La idea, prosiguió, es formar una caravana conjunta con un grupo de líderes religiosos que acuden a una reunión sobre la problemática migratoria en El Paso (Texas), y que el 7 de septiembre los jóvenes se encuentren allí con sus familiares deportados, convocados previamente en la cercana Ciudad Juárez (México).

Ese día, los grupos proinmigrantes tienen planeado entregar a las patrullas fronterizas los documentos necesarios para que los familiares deportados puedan reunirse con sus hijos y que dependiendo de la situación podrán ser visados de asilo político o humanitarios, señaló Ruiz.

Se trata de "exigir el derecho de nuestros hijos estadounidenses a estar con sus padres", sostuvo ante los medios el activista sobre el objetivo del viaje.

Y es que la separación, dure lo que dure, impacta especialmente a los "más vulnerables", según relató Myrna Lazcano, una mexicana deportada en 2013 y ya reunificada con su familia, pero que sufre al ver cómo una hija debe medicarse para la depresión y tiene un retraso académico.

"Son niños que aún no pueden levantar su voz y un día el Gobierno les van a pedir el voto, ¿con qué cara les van a pedir un voto si ahora están atentando contra su familia?", lamentó Lazcano, que junto al Movimiento de Mujeres ayuda a representar a menores, igual que otros apoyaron a sus hijas estadounidenses en su ausencia.

En ese sentido, hoy sí levantaron la voz varios menores para dar cuenta del "daño irreparable" que les ha causado la Administración Trump, entre ellos su hija Heidy Ánimas, cuyo rostro quedó surcado por las lágrimas al recordar la deportación de su madre y el proceso de recuperación.

"Es injusto que nos quiten a nuestros padres, porque el Gobierno no nos va a querer igual que ellos", expresó la joven, para quien los diez años que su madre "tenía que estar separada" de ella se "multiplicaban" al contar los de otros allegados, como su hermana menor Michelle, a la que le faltaban las palabras para describirlo.

Con un antifaz con forma de mariposa en el que se leía "lucharé por mi familia", la pequeña Michelle alcanzó a musitar: "Yo nací aquí, pero también soy mexicana. Quiero que dejen estar a las familias en paz, solas, que nos dejen vivir nuestra felicidad".

Otro de los afectados, Mauricio Higuera, que dijo haber perdido a dos familiares porque el "trauma les partió el corazón", animó a protestar la política de "tolerancia cero" utilizando bloques de hielo en símbolo de la autoridad migratoria estadounidense (ICE, por su sigla en inglés, que significa "hielo").

Así, al final del acto, a pleno sol, los menores que estaban presentes lanzaron al suelo un bloque de hielo que se había estado derritiendo junto a la palestra y dejaron "en libertad" a las dos mariposas que estaban "atrapadas" en su interior, como esperan que ocurra con la situación de las familias migrantes.