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Inmigrantes embarazadas denuncian que abortaron en centros de detención y no recibieron la atención necesaria

Estas mujeres denuncian que la Administración de Donald Trump les puso grilletes alrededor del estómago y les maltrató. Esto fue lo que ocurrió.

Esta historia fue publicada originalmente por BuzzFeed News en inglés y ha sido traducida al español con permiso de BuzzFeed. La historia en inglés la puede leer aquí.

Dos semanas después de llegar a Estados Unidos en busca de asilo, E., de 23 años, se encontró en una celda de detención en San Luis, Arizona, sangrando profusamente y pidiendo ayuda al personal de la instalación.

Estaba embarazada de cuatro meses y sentía que estaba perdiendo a su bebé.

Había venido desde El Salvador después tras conocer de su embarazo y con la esperanza de criar a su hijo en un hogar más seguro.

“Llegó un funcionario y dijo que aquello no era un hospital y que ellos no eran médicos. Y no me atendieron”, declaró la joven a BuzzFeed News, mediante una llamada telefónica desde el centro de detención de Otay Mesa, en San Diego.

“Me di cuenta de que estaba perdiendo a mi hijo. Era su vida lo que yo estaba sangrando. Lo estaba manchando todo. Pasé unos ocho días simplemente tumbada. No podía comer, no podía hacer nada. Entonces empecé a llorar y a llorar y a llorar”.

Todavía detenida y después de haber perdido a su bebé, E. dice que no habría venido a Estados Unidos en busca de una vida más segura si hubiese sabido lo que sucedería. Por ello, por temor a las repercusiones que esto pueda tener durante su detención y por su familia en su país de origen, pidió que no se usara su nombre completo.

“Me duele en el alma que haya muchas mujeres embarazadas que podrían perder a sus bebés, como me ocurrió a mí, y que nadie hará nada para ayudarlas”, dijo.

Alrededor de una semana después de hablar con BuzzFeed News, E. renunció a su lucha por el asilo, aceptó la partida voluntaria y fue deportada a El Salvador.

En mayo pasado, el Fiscal General Jeff Sessions presentó públicamente la política migratoria de "cero tolerancia" que ha separado a muchos niños de sus padres en la frontera, provocando la indignación nacional y desencadenando una orden ejecutiva del presidente Trump.

Mientras que el foco en todo el país ha estado puesto en las separaciones familiares, otra política del Departamento de Seguridad Nacional introducida silenciosamente por la administración Trump cinco meses antes ha devastado a las mujeres que huyen de la violencia en sus países de origen: la detención de mujeres embarazadas que ni siquiera llegan a su tercer trimestre de gestación.

Antes de que esta directiva fuera aplicada en diciembre de 2017, aunque se anunció en marzo de este año, ICE se regía por una directiva de la administración Obama para no detener a mujeres embarazadas excepto en circunstancias extremas o en casos relativamente raros de deportación acelerada.

La nueva directiva de ICE establece que las mujeres no deben estar detenidas durante su tercer trimestre y que esta oficina del gobierno es responsable de "garantizar que las detenidas embarazadas reciban atención médica adecuada, incluidos los traslados a instalaciones que pueden suministrar el tratamiento médico apropiado".

Pero BuzzFeed News ha encontrado evidencia de que esa orden no se está aplicando. En cambio, a las mujeres en detención migratoria a menudo se les niega la atención médica adecuada, incluso cuando la necesitan desesperadamente, se les coloca grilletes alrededor del estómago mientras son transportadas de una instalación a otra y se les ha maltratado física y psicológicamente.

En entrevistas y declaraciones escritas, E. y otras cuatro mujeres que estuvieron detenidas por ICE y custodiadas por Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) mientras estaban embarazadas dijeron haber sido ignoradas cuando evidentemente abortaban, describieron a los carceleros contratados por CBP y ICE como poco dispuestos o incapaces de responder a emergencias médicas, y relataron un incidente de abuso físico por parte de oficiales del CBP que sabían que estaban tratando con una mujer en estado de gestación.

Esas descripciones fueron respaldadas por entrevistas con cinco trabajadores de asistencia legal, cuatro trabajadores médicos y dos abogados que trabajan con detenidos de ICE.

Estos incidentes no se limitaron a un solo centro de detención. Tres trabajadores médicos y cinco asistentes legales que hablaron con BuzzFeed News dijeron que habían visto, y algunos habían documentado, casos de mujeres embarazadas que no recibían o les era negada la atención médica en más de seis centros de detención de California, Texas, Nuevo México y Arizona.

Manoj Govindaiah, director de servicios de detención familiar del Centro de Refugiados e Inmigrantes para Servicios Educativos y Legales (RAICES, por sus siglas en inglés), dijo que casi todas las mujeres embarazadas que pasaron por el centro de detención familiar Karnes, en Texas, le aseguraron que el personal de ICE que administra el sitio prometió llevarlas ante profesionales médicos fuera de ahí, pero que nunca lo hicieron.

Lauren Connell, una abogada pro-bono que también trabaja en Karnes, confirmó que tuvo que luchar para que algunas de sus clientas embarazadas recibieran la atención médica que habían solicitado.

Sera Bonds, fundadora y directora ejecutiva de Circle of Health International, así como Leah Little, directora de operaciones y encargada de llevar los registros de las mujeres que esta organización atiende, dijeron que las embarazadas suelen decir que no recibieron atención médica mientras estaban detenidas.

Ambas relataron haber cuidado de una mujer en su clínica en McAllen, Texas, quien, en su octavo mes de embarazo, se cayó encima de su vientre, pero que aun así no fue llevada a un hospital.

En testimonios escritos, tomados por RAICES para sus registros, firmados por las mujeres con sus propios nombres bajo “pena de perjurio” y entregados a BuzzFeed News, dos mujeres embarazadas recluidas en el centro de Karnes se quejaron de que no se les proporcionó la atención médica adecuada para sus embarazos.

Además, una de ellas contó que le entregaron una ropa que le apretaba tanto el vientre que le salieron verdugones y le causó “dolor en el útero”, mientras que la otra narró que se sometió a radiografías en repetidas ocasiones, a pesar de que iba en contra de las recomendaciones de la Administración de Medicamentos y Alimentos y en contra de las políticas de la CBP (aunque no de las de ICE) para el trato a mujeres embarazadas. “Vi en la máquina que [decía] que a las mujeres embarazadas no se les podían hacer radiografías", escribió.

En un correo electrónico, ICE reiteró que sigue la política de detención de mujeres embarazadas según lo escrito en su página web, y señaló que ellos toman las decisiones de mantener o no a las personas bajo custodia “caso por caso” y en base a antecedentes penales, riesgo de fuga, “cualquier condición médica conocida" o si ella o él “representa una amenaza potencial para la seguridad pública”.

Así mismo, agregó que los contratistas privados que operan las instalaciones donde se retienen a las mujeres embarazadas también están obligados a cumplir con esas normas, aunque se negó a hacer comentarios sobre instalaciones específicas.

“Todas las detenidas, cuando se ha determinado que están embarazadas, reciben una instrucción apropiada, así como las atenciones pre y posnatales”, apuntó el comunicado. “Tales atenciones incluyen el envío de la paciente a un médico especializado en embarazos de alto riesgo cuando este está indicado”.

CBP remitió a BuzzFeed News a sus estándares nacionales, y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) no respondió individualmente al pedido de comentarios.

Amanda Sluss Gilchrist, directora de relaciones públicas de CoreCivic, el grupo de prisiones privadas que posee el centro de detención de Otay Mesa donde se encontraba E., le dijo a BuzzFeed News en una declaración que su personal “no hace determinaciones médicas o de tratamiento de salud mental" y que ICE y sus 500 oficiales asignados al centro de detención son “los únicos responsables de la contratación, la dotación de personal y la supervisión de cualquier servicio médico y de salud mental".

Gilchrist agregó que las detenidas "tienen acceso diario para registrarse si necesitan recibir atención médica".

En una audiencia congresional en mayo, solo semanas antes de que se conociera la noticia de que los funcionarios de inmigración separaban a las familias inmigrantes, la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Kristjen Nielsen, describió al Congreso los cuidados que ICE les proporcionaba a las embarazadas detenidas.

"Les procuramos cuidado prenatal, les proporcionamos alojamiento por separado, les proporcionamos especialistas, las llevamos a las citas si necesitan ir a otro lugar, les proporcionamos asesoramiento", enumeró Nielsen.

"No solo reciben la atención adecuada en las instalaciones, sino que es mucho mejor que cuando viven escondidas".

Cuando se les preguntó acerca de la lista de recursos que Nielsen dijo que recibirían las mujeres embarazadas bajo custodia de ICE, cada una de las tres mujeres con las que habló BuzzFeed News dijo que no habían recibido ninguno o solo uno o dos de los servicios, a menudo con demoras significativas en situaciones difíciles.

"Es mentira. No me dieron nada", dijo Rubia Mabel Morales Alfaro, de 28 años, que estuvo bajo detención de ICE desde alrededor del 23 de diciembre hasta el 15 de marzo de este año. E también dijo que no había recibido ninguno de los servicios. "Si hubiera tenido eso, no habría perdido a mi hijo. No entiendo por qué no cuidan a las mujeres embarazadas", dijo.

Tres abogados y dos trabajadores médicos que trabajan con detenidos dijeron a BuzzFeed News que el tratamiento de las mujeres embarazadas era sustancialmente diferente antes de que Trump asumiera el cargo.

Las mujeres embarazadas a menudo eran liberadas de los centros de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) más rápido que otros detenidos, particularmente después de agosto de 2016, cuando el ICE emitió una política que limitaba la detención de mujeres embarazadas a circunstancias "extraordinarias" o a casos de detención obligatoria.

A menudo solo se necesitaba una llamada telefónica al centro para dejar a una mujer embarazada en libertad condicional, le dijo a BuzzFeed News Linda Rivas, directora ejecutiva del Centro de Defensa de Inmigrantes de Las Américas.

Después de que Trump llegó a la Casa Blanca, estas llamadas dejaron de funcionar, dijo. Y después de que se anunció la nueva política, los activistas dejaron de tener una razón para pensar que esas llamadas funcionarían.

Aun así, cinco activistas legales y de atención médica que trabajan con mujeres detenidas después de cruzar la frontera ilegalmente o en busca de asilo dijeron que ICE proporciona a las mujeres una prueba de embarazo, vitaminas prenatales (no siempre con regularidad, dijeron dos activistas) y, a veces, un examen inicial por un trabajador médico no especializado.

Una mujer dijo que cuando su prueba de embarazo dio positiva, el personal de las instalaciones de ICE le dio una etiqueta de "dieta por la salud" para usar en su identificación.

Una enfermera entrenada en obstetricia en el oeste de Texas dijo a BuzzFeed News que algunas mujeres embarazadas detenidas son trasladadas a su clínica para un chequeo durante su estancia allí, a menudo en su segundo o tercer trimestre.

Algunos (pero no todos) los centros de detención también se aseguran de que las mujeres embarazadas tengan la parte baja de la litera. Pero según las 17 personas entrevistadas por BuzzFeed News, el tratamiento especial se detiene ahí.

Cinco voluntarios de asistencia legal que han trabajado con docenas de mujeres embarazadas dentro de los centros de detención dijeron a BuzzFeed News que nunca habían escuchado que las embarazadas detenidas recibieran alojamiento separado del resto, a pesar de lo que Nielsen le dijo al Congreso.

"No puedo decir que esto no ocurra en ninguna otra parte, pero el alojamiento por separado no me parece una opción realista", dijo Govindaiah, de RAICES, a BuzzFeed News.

"Hay tantas historias de horror sobre negligencia médica que he escuchado dentro [de los centros de detención] que ni remotamente puedo imaginar un escenario en el que una mujer embarazada estaría mejor en detención que siendo liberada", comentó a BuzzFeed News Luis Guerra, un asistente legal de Catholic Legal Immigration Network, Inc. (CLINIC).

Desde el 14 de diciembre de 2017 hasta el 7 de abril de 2018 se ha registrado un total de 590 mujeres embarazadas bajo custodia, le dijo ICE a BuzzFeed News en julio, precisando que estos eran los números más actualizados entonces. Hasta el 7 de abril de 2018 había alrededor de 35 embarazadas bajo custodia, informó la agencia.

Sin embargo, los activistas en favor de los inmigrantes le dijeron a BuzzFeed News que comenzaron a notar un aumento en las embarazadas detenidas el verano pasado -incluso cuando la política del DHS prohibía su detención en ese momento- y que ese incremento ha continuado cada mes, junto con el aumento general de los arrestos y detenciones de ICE vistas en todo el país.

A medida que aumenta el número de detenidos, la cantidad de atención brindada por los agentes a cada individuo disminuye, dijeron los activistas.

Rivas, directora del Centro de Defensa de Inmigrantes de Las Américas, dijo que su organización había notado el cambio en la detención de mujeres embarazadas mucho antes de que la administración de Trump presentara su cambio oficial de política en diciembre.

Dijo que el número de embarazadas detenidas en los tres centros de detención donde trabaja su organización - El Paso Processing Center, West Texas Detention Center y Otero Processing Center en Nuevo México - comenzó a aumentar en el verano de 2017.

"Al principio fue una sorpresa para nosotros, pero luego comenzamos a verlo cada vez más", dijo Rivas. "Fue un fiel reflejo de lo que la administración Trump quería que ocurriera, solo demoraron en hacerlo oficial".

Guerra y Govindaiah le dijeron a BuzzFeed News que también notaron un aumento en las embarazadas detenidas en Texas y California antes de que se presentara la nueva política, y los activistas de inmigración, incluidos los de RAICES, la Unión de Libertades Civiles de Estados Unidos (ACLU) y el Consejo de Inmigración de Estados Unidos, presentaron una queja ante DHS en septiembre.

La queja incluía denuncias de 10 mujeres detenidas durante el embarazo antes de que la política entrara en vigor en Texas, California, Nuevo México y el estado de Washington, y muchas contaban historias similares a las compartidas con BuzzFeed News.

Varias mujeres citadas en la queja dijeron que el personal de detención las ignoró cuando solicitaban atención médica, incluso en emergencias obvias o durante y después de un aborto involuntario, y todas las mujeres reportaron haber sufrido daños psicológicos y emocionales graves durante la detención que temieron que afectaran sus embarazos.

Las mujeres que están embarazadas durante sus viajes a la frontera a menudo llegan con embarazos de alto riesgo, dijeron a BuzzFeed News tres profesionales médicos.

"Han estado viajando durante al menos dos semanas y media, a menudo sin suficiente comida, experimentando un estrés inimaginable, no han podido orinar cuando necesitan o beber la cantidad que necesitan durante el embarazo", señaló Virginia Sushila Schwerin, una partera y enfermera que ha trabajado durante dos años como voluntaria en la clínica de Circle of Health International cerca de la frontera en McAllen, Texas.

La clínica atiende a cientos de inmigrantes por día que acaban de ser liberados de la custodia del CBP a corto plazo, y aproximadamente 20 mujeres embarazadas por semana, según calcula el centro.

Ella y otros dos profesionales médicos que trabajan con ex detenidos de ICE dijeron a BuzzFeed News que las mujeres a menudo experimentan incidentes emocionalmente traumáticos en el viaje, como asalto sexual o separación de sus parejas, lo que también puede amenazar su embarazo.

"Están entrando en riesgo por eso, y luego muchas de ellas desarrollan enfermedades en detención porque provienen de un clima muy cálido [y llegan] a un lugar extremadamente frío lleno de gente y aire que circula encerrado", dijo Schwerin. "Las mujeres embarazadas tienen necesidades altamente especializadas y este es un grupo de alto riesgo. Creo que es inhumano detenerlas".

Las tres mujeres que hablaron con BuzzFeed News estaban embarazadas cuando se presentaron a los oficiales de la Patrulla Fronteriza en el puerto de entrada de San Ysidro y solicitaron asilo, según lo permite la ley estadounidense.

Aun así, dijeron, fueron esposadas ​​y colocadas en instalaciones de la CBP, donde se les negó atención médica durante sus primeras semanas bajo custodia. Todas dijeron que tuvieron un aborto mientras estaban detenidas.

Contaron historias similares: que informaron a los funcionarios de las instalaciones de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) poco después de ser detenidas que estaban embarazadas.

Morales y otra detenida, Jennye Mariel Pagoada López, afirmaron  que trajeron los resultados de sus pruebas de embarazo y ultrasonidos y se los mostraron a los funcionarios de CBP, pero, al igual que E, a ambas se les dijo que no podían recibir atención médica hasta que las trasladaran a instalaciones de detención a más largo plazo.

Morales dijo que cuando la Patrulla Fronteriza la detuvo por primera vez en diciembre de 2017, los oficiales de la CBP la empujaron al suelo y la "maltrataron”. Les dijo nuevamente que estaba embarazada, contó. "No me creyeron, dijeron que no era importante, que no era su problema".

"Dijeron que no tenía ningún derecho allí y les dije que estaba pidiendo asilo porque mi país era peligroso", relató Morales a BuzzFeed News, "pero dijeron mentiras, mentiras y mentiras, que se podía vivir en El Salvador".

Después de eso, comenzó a sentirse mal, "vomitó horriblemente, como todo el día", y pidió ver a un médico, pero se le negó. Estuvo recluida en la instalación de CBP durante cuatro días antes de ser transferida al Centro de Detenciones de Otay Mesa en San Diego.

Pagoada, de 24 años, estaba embarazada de cuatro meses y ya se sentía mareada y con vómitos cuando se acercó a los agentes de CBP en el puerto de entrada el 23 de julio de 2017, le dijo a BuzzFeed News.

Mientras estuvo bajo custodia, les pidió a los funcionarios de ICE atención médica, dijo, pero respondieron diciendo que no hablaban español. Más tarde esa noche, comenzó a sentir intensos dolores en el abdomen y sangraba tanto que uno de sus 15 compañeros detenidos con ella en la habitación comenzó a gritar y pedir ayuda ante una cámara de seguridad, dijo, pero cuando llegaron los oficiales llegaron también le negaron atención médica.

Todas las mujeres dijeron que les habían esposado las manos, las piernas y el vientre mientras estaban bajo custodia del CBP, principalmente mientras eran transportadas desde los centros de detención en la frontera en California y Arizona (donde E fue trasladada por más de una semana después de ingresar a California) y luego a Otay Mesa, la instalación de detención privada a más largo plazo en San Diego.

El encadenamiento de esa manera es una práctica estándar para los presos en Estados Unidos mientras se transfieren a otras instalaciones, pero para las mujeres embarazadas en el segundo trimestre podría causar problemas con el embarazo, dicen los profesionales médicos.

Las instalaciones de ICE están contratadas bajo tres versiones diferentes de estándares de cuidado de detención, dependiendo de cuándo firmaron sus contratos. Los grilletes están prohibidos por los estándares de cuidado más recientes de ICE y CBP, así como por una directiva del Congreso.

"Si una mujer es empujada con grilletes alrededor de su vientre, puede afectar al niño, ya que puede caer sobre el vientre, lo que es más probable que ocurra si la mujer está encadenada", dijo a BuzzFeed News el Dr. Anjani Kolahi, un médico familiar y obstetra de Physicians for Reproductive Health.

Sin embargo, una enfermera que trabaja con embarazadas detenidas en clínicas operadas por la Universidad Tecnológica de Texas y el Centro Médico de la Universidad en El Paso dijo que las mujeres "casi siempre" están esposadas en sus manos y pies, y algunas veces alrededor de sus estómagos.

En los últimos meses, el personal en el centro ha visto a por lo menos dos mujeres esposadas unas pocas horas después del parto, dijo.

"Estábamos realmente conmocionados porque no habíamos visto eso antes...Las mujeres corren más riesgo de sufrir una hemorragia dentro de las primeras 24 a 48 horas [después del nacimiento]", dijo, y explicó que si hubiera complicaciones, los grilletes retrasarían la respuesta del equipo médico y pondrían en riesgo la salud de la mujer.

"Este no es el estándar de atención de los EEUU. De ninguna manera", dijo Kolahi después de que le informaran sobre los diversos reclamos hechos por las mujeres y las personas que trabajan con ellas. "Esto es absolutamente negligencia médica. En general [detener a una mujer embarazada] es una práctica cruel e inhumana. Está creando todo tipo de riesgos innecesarios para las mujeres y sus hijos", dijo.

Gilchrist de CoreCivic dijo que "no puede hablar de lo que ocurre antes de que un detenido esté bajo nuestra custodia", pero que Morales fue "clasificada como nivel uno o [de] detenidos de bajo nivel en Otay Mesa, y no debería tener restricción de movimiento".

Durante y después de sus abortos involuntarios, las mujeres tampoco recibieron la atención adecuada, dijeron. Todas fueron transferidas al centro de detención de Otay Mesa, administrado por el grupo privado de prisiones CoreCivic, que, como BuzzFeed News y otros medios informaron, ha sido acusado anteriormente de laxitud en la atención médica.

Estuvieron en contacto con BuzzFeed News a través de asistentes legales mientras estaban detenidas en Otay Mesa o después de ser liberadas mientras sus casos estaban pendientes. Las entrevistas fueron realizadas en español.

E no vio a un profesional de la medicina hasta más de un mes y medio después de que fue detenida por primera vez, y casi dos semanas después de que comenzó a abortar, dijo. Para Pagoada, pasaron cinco días desde que comenzó a sangrar profusamente en Otay Mesa, y el profesional médico que la atendió le realizó exámenes físicos sin un ultrasonido. Dos días después, le dijo que había perdido a su hijo.

Después de eso, la hemorragia no se detuvo durante varios días, dijo Pagoada. "Se negaban a darme toallas sanitarias, necesitaba 30 por día y nos daban tres por día. Me dijeron que podía comprar más en el economato". Pagoada es una de las 10 mujeres que presentaron la queja sobre el tratamiento de DHS en septiembre.

Morales comenzó a sangrar poco después de llegar a Otay Mesa y ver a un médico en el lugar, pero ese médico le dijo que el sangrado era normal. Al día siguiente, se desmayó en el medio de la cafetería y finalmente la llevaron especialista en ginecología y obstetricia en Sharp Chula Vista Medical Center horas después. Este le dijo que había perdido a su bebé.

"Cuando el médico me examinó, dijo que había muchas razones para el aborto involuntario, pero era probable debido a las condiciones en que me tenían", dijo a BuzzFeed News.

BuzzFeed News obtuvo una copia de los registros de alta de Morales de Sharp Chula Vista con fecha del 10 de enero de 2018, que muestran que ella había sufrido un aborto espontáneo. No se ofreció ninguna causa.

Los registros dicen que Morales debe "hacer un seguimiento" con su ginecobstetra "dentro de 1 a 2 días" de su alta hospitalaria, y "regresar a urgencias por cualquier inquietud, si los síntomas empeoran, si no se siente mejor". El hospital declinó comentar.

Morales se sintió enferma mucho después de su aborto espontáneo, dijo, pero fue tratada por el personal del centro de detención como si nada hubiera sucedido. Los síntomas de la depresión comenzaron a afectar su capacidad para comer y cuidarse y perdió mucho peso. No regresó al médico.

"Les dije que no estaba bien, que acababa de perder un bebé. Y dijeron: 'No es mi culpa, es tu culpa'".

Kolahi le explicó a BuzzFeed News que en el primer trimestre no hay un alto riesgo para la mujer después de un aborto espontáneo natural, pero en el segundo o tercer trimestre o si la mujer sangra durante varios días, ella debería, "ver definitivamente a un médico, porque [el sangramiento] podría no detenerse por sí mismo ", dijo Kolahi.

E y Pagoada estaban en el segundo trimestre durante sus abortos espontáneos, y Morales estaba al final del primero.

El folleto del alta hospitalaria que se le dio a Morales dice que las mujeres que han abortado recientemente deberían "recibir ayuda de inmediato" si "tienen más sangrado" o "se marean, se sienten débiles o se desmayan". Las tres mujeres experimentaron estos síntomas, pero dijeron que no recibieron ayuda inmediata.

Meses después de que disminuyeron las repercusiones físicas de sus abortos involuntarios, las mujeres dicen que todavía están experimentando repercusiones psicológicas y emocionales del tratamiento en los centros de detención.

"Es importante que sepas el trauma que te causan ... No es un lugar para nadie, mucho menos para mujeres embarazadas", dijo Morales, que ha estado tomando antidepresivos desde que salió de la detención a mediados de marzo mientras su caso está pendiente. "Es algo demasiado traumático. Es un castigo que nunca olvidaré".

"No hubo alivio. Me estaba muriendo todos los días. Psicológicamente y físicamente estás enferma", agregó. "No puedo decir lo doloroso que es estar allí sin ayuda, sin apoyo, y con el dolor de haber perdido algo tan precioso".

"Hay momentos en que me río, momentos en los que me siento como otra persona por completo, simplemente no puedo creer lo que ha sucedido", dijo E, solo unos días antes de que accediera a regresar a El Salvador.

"Para mí, esto va a ser un dolor que cargaré mucho tiempo, que por mi culpa perdí a mi hijo. Tuve el sueño de venir a este lugar con mi hijo y estar a salvo y hacer una vida aquí. ¿Qué va a pasar ahora? ¿Cuál fue el objetivo de ese sueño? Eso duele".