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“Sólo lloraba y rezaba por ver a mi madre”. Un joven denuncia torturas en un centro para inmigrantes

Le encadenaron, le desnudaron, le dieron una golpiza entre todos los guardas… Este joven inmigrante denuncia un infierno en uno de los centros de detención para menores. Te contamos qué sucedió
El centro juvenil de Shenandoah Valley, y el joven hondureño que denunció torturas allí durante su entrevista con The Associated Press en San Francisco.
El centro juvenil de Shenandoah Valley, y el joven hondureño que denunció torturas allí durante su entrevista con The Associated Press en San Francisco. AP / AP

Este joven inmigrante oculta su nombre por temor a represalias del Gobierno. Tiene miedo. Y razones para estar asustado. Llegó a Estados Unidos en 2016 tras un viaje aterrador desde su Honduras natal. Lo que encontró aquí fue aún peor, según denuncia: encarcelamiento en una celda de aislamiento, golpes y torturas.

Decidió escapar de su país con su hermano tras recibir amenazas de muerte de narcotraficantes en la región rural en la que vivía junto a su familia, siempre según su relato a la agencia de noticias Associated Press. Tenía entonces 15 años. Cruzó México a bordo del tren de mercancías conocido como La Bestia, y se entregó a las autoridades estadounidenses tras cruzar la frontera en primavera de 2016.

Al llegar como menor no acompañado, fue internado en un centro del Departamento de Salud, pero tras un par de peleas con otros adolescentes (en sus palabras, le provocaron y le robaron sus pertenencias) fue trasladado al centro juvenil de Shenandoah Valley (Virginia).

“Llegué al aeropuerto y dos hombres empezaron por atarme los tobillos y las muñecas”, denuncia el joven. “Una vez allí, me llevaron al cuarto de baño y me desnudaron”. Le encerraron sólo en una celda, con las ventanas cubiertas de papel para que no pudiera ver el exterior, añade. En ocasiones, los guardas le negaban la comida mientras ellos almorzaban frente a él, continúa.

A veces los guardas se mostraban agresivos. A veces él les respondía de la misma forma, explica, lo que le valió ser acusado de asalto. En una ocasión, le sacaron de la celda y le golpearon en grupo. Le dieron tantas patadas en el estómago que apenas podía respirar. “Sólo lloraba y rezaba por ver a mi madre una vez más”, explica el joven, que tiene ahora 18 años. “Terminaron por encerrarme en una celda de aislamiento sin motivo alguno”, concluye.

Su relato ha sido confirmado por The Associated Press con documentos y testigos en condición de anonimato. Y coincide con otros incluidos en una demanda  civil contra este centro, ubicado en Staunton (Virginia). Las supuestas torturas se produjeron durante las presidencias de Barack Obama y Donald Trump. El director del centro, Timothy J. Smith, lo ha negado, pero ha evitado aportar detalles sobre el caso.

 El gobernador de Virginia, Ralph Northam, ordenó el jueves abrir dos investigaciones sobre el centro, después de que The Associated Press publicara el testimonio de una especialista infantil que trabajo con los menores internados y denunció haber visto cómo tenían moratones y huesos rotos por agresiones de los guardas.

Este centro es una de las tres instalaciones de detención juvenil en Estados Unidos contratadas por el Gobierno federal para menores inmigrantes que provocaron o sufrieron conflictos en centros con menores medidas de seguridad. Tiene 58 camas que, desde 2007,  han sido ocupadas por niños de 12 a 17 años a la espera de ser deportados o puestos en manos de una familia.

El joven hondureño fue liberado el año pasado y ahora vive en  Oakland (California). Sueña con ir a la escuela y poder ayudar a su madre, que sigue en Honduras. Pero aún le persiguen sus fantasmas, y dice tener problemas de concentración por lo vivido durante su internamiento.