Erik Francisco, de 10 años, y su hermana Onayda, de nueve, lograron escapar sanos y salvos de un peligroso robo a punta de pistola gracias a sus reflejos y excepcional valentía.
El pasado martes, Christopher Rian McGhee, de 26 años, rompió presuntamente una ventana y entró por la fuerza en la vivienda de esta familia en Tarrant, un suburbio de Birmingham (Alabama), mientras el padre estaba trabajando y la madre había ido a comprar medicinas, según la emisora WBRC.
“Vi a este tipo apuntándome con un arma, y empecé a suplicarle que no me disparara”, explicó Erik a la emisora WBMA. “Todavía puedo tener una pequeña oportunidad, soy un niñito, y además creo en Dios porque hizo un montón de milagros en el pasado, no hay diferencia”, añadió Erik en referencia a sus pensamientos en ese momento.
“En mi corazón”, explicó su hermana a la cadena WVTM, “pensé que era el final de los dos”. Pero, cuando el ladrón obligó a los niños a encerrarse en el cuarto de baño, Erik aprovechó la oportunidad y agarró su teléfono celular sin que se diera cuenta.
“A mis padres no les gusta que juegue con el teléfono, así que soy una especie de experto en esconderlo, sabía lo que hacer en ese momento”, explicó el niño.
Erik llamó al teléfono 911 de emergencias, y fue capaz de explicar lo que ocurría pese a que no habla bien inglés. “Por suerte había una señora a las puertas de nuestra oficina que hablaba español, la operadora salió a por ella”, ha explicado el jefe de policía de Tarrant, Dennis Reno, a la emisora WBCRC.
Los agentes acudieron a la vivienda y lograron arrestar al presunto ladrón con ayuda de un perro policía, pese a que intentó esconderse bajo la casa. El asaltante había llegado a romper la alcancía donde los niños guardaban unas monedas.