El Gobierno presidido por Donald Trump tomará las huellas dactilares a los inmigrantes que quieran reclamar a sus hijos después de haber sido separado de ellos, según han informado fuentes oficiales a la cadena NBC.
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés) ya intentó sacar adelante esta iniciativa en 2016, cuando gobernaba el demócrata Barack Obama (2004-2016), pero el Departamento de Salud, que se hace cargo de los menores, se negó, alegando que demoraría la reunificación familiar y podría intimidar a los padres.
Preguntado al respeto, el vicesecretario en funciones del Departamento de Seguridad Nacional, Steve Wagner, aseguró que aquellos padres que no quieran reclamar a sus hijos puede que no merezcan ser padres, y añadió que esta medida aseguraría que los menores terminan en hogares seguros.
La llegada de menores a la frontera sin acompañante se ha doblado en los primeros cuatro meses de 2018 respecto al mismo periodo del año anterior, hasta rozar los 15.000. Además, la política de tolerancia cero anunciada este mes por el Departamento de Justicia ha llevado a que los inmigrantes indocumentados que llegan con hijos a la frontera sean separados de éstos para ser procesados penalmente.
El resultado es que miles de niños quedan en manos del Departamento de Salud, que debe encontrarles un tutor; la semana pasada, admitió que cerca de 1.500 fueron puestos en manos de personas que, un mes después, cuando se hizo una llamada para ver cómo iban las cosas, no respondieron al teléfono.