El jefe del sindicato nacional de la Patrulla Fronteriza calificó el despliegue de tropas de la Guardia Nacional cerca de la frontera, ordenado por el presidente Trump, como "un desperdicio colosal de recursos" a causa de las limitaciones impuestas a esa fuerza.
"No hemos visto ningún beneficio", dijo al diario Los Angeles Times Brandon Judd, presidente del sindicato Consejo Nacional de la Patrulla Fronteriza, que representa a 15,000 agentes.
Alrededor de 1.600 efectivos de la Guardia Nacional fueron desplegadas en la frontera. Pronto se agregarán unos 750 soldados más en puestos de apoyo, y el total podría alcanzar los 4.000 "según las solicitudes de asistencia y lo que necesitan", dijo el Pentágono.
Judd señaló que la última vez que la Guardia Nacional fue desplegada en la frontera, en Texas en 2014 y en toda la frontera en 2010, esos efectivos fueron ubicados en puestos de la Patrulla Fronteriza, lo que alivió la carga de trabajo aunque estaban restringidos a un rol de "observar e informar" y no podían detener a los inmigrantes.
"Se les permitió hacer mucho más de lo que se les permite bajo la administración Trump. Se les permitió estar en puestos de observación. Se les permitió salir a nivelar las carreteras y reparar vallas. Se les permitió ser nuestros ojos y oídos, liberándonos" de carga laboral, dijo Judd.
En cambio, ahora "no se les permite estar a la vista del público. No se les permite estar en nuestros puestos de vigilancia y observación, ni siquiera en Texas", el área más transitada de la frontera para los inmigrantes y el contrabando de drogas.
Judd dijo que los agentes se han quejado de las restricciones a los comandantes de la Guardia Nacional, pero ellos "simplemente ignoran las preocupaciones".
"Generalmente apoyamos a la administración, pero no vamos estar de porristas cuando las cosas no van bien", dijo Judd.
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Miembros del sindicato dijeron que el despliegue de la Guardia Nacional es el último recordatorio de que la agencia, que emplea a unos 19,000 agentes en todo el país, necesita 7,000 más.
En Texas, donde el total de miembros de la Guardia Nacional llegará a 1400, Chris Cabrera, vocero del sindicato en el Valle del Río Grande, dijo que el esfuerzo es insuficiente porque las tropas están estacionadas lejos de la frontera, duplicando en lugar de disminuir la carga de trabajo de los agentes de la Patrulla Fronteriza.
Cabrera precisó que en las estaciones de observación para dispositivos de monitoreo remoto, como globos dirigibles, se requiere que los miembros de la Guardia Nacional estén junto a los agentes, en lugar de reemplazarlos, dijo, porque "no conocen los puntos de referencia".
Además, mientras que los tramos remotos y sin vallas del Río Grande al oeste de McAllen, Texas, frecuentados por traficantes de drogas quedan desprotegidos, los miembros de la Guardia Nacional sueldan puertas y arreglan carreteras.
"Está muy lejos [de la eficacia] del último despliegue" por el Río Grande, dijo.
Se espera que el despliegue fronterizo de la Guardia Nacional le cueste al gobierno federal de $ 220 millones a $ 252 millones hasta fines de año, según Christopher Sherwood, vocero del Departamento de Defensa.