El anticastrista cubano Luis Posada Carriles, ex agente de la CIA y uno de los más acérrimos enemigos del régimen cubano, falleció en el sureste de Florida a los 90 años.
Posada Carriles murió en las primeras horas del miércoles "en un hogar del Gobierno para veteranos" ubicado en la localidad de Miramar (al norte de Miami), informó su abogado, Arturo Hernández.
"Lo siento mucho porque yo pasé cinco años de mi vida defendiéndolo y en ese tiempo se manifestó como una gran persona, por lo menos trató de hacer algo por Cuba", declaró Hernández a El Nuevo Herald.
Posada Carriles fue una figura controversial. Admirado y denostado por muchos en el exilio cubano, fue considerado durante décadas como el enemigo público número 1 del gobierno de Fidel Castro.
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Sobreviviente de un cáncer de garganta, atentados y un derrame cerebral, la salud del militante anticastrista se había deteriorado notablemente tras sufrir un accidente de auto en Miami en 2015.
Posada Carriles hizo de su vida un intento constante de derrocar al que fue durante décadas presidente de la isla, Fidel Castro. El gobierno cubano lo calificó de "El Bin Laden de América Latina". Sus partidarios preferían llamarlo por uno de sus nombres de guerra: "Bambi".
En los primeros años de la revolución cubana participó en acciones clandestinas contra el gobierno. En 1961 se asiló en la embajada de Argentina y ese mismo año participó en las operaciones de la invasión de Bahía de Cochinos, aunque el barco donde viajaba no llegó a desembarcar en Cuba.
Estuvo en el ejército estadounidense en 1963 y 1964, donde alcanzó el grado de subteniente. Fue reclutado por la CIA al año siguiente como instructor en un centro de entrenamiento en la Florida, y estuvo vinculado durante décadas a la agencia de espionaje, a la que sirvió como informante tanto de las actividades de otros anticastristas como de la Dirección de Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP), en Venezuela y también sobre los de movimientos de izquierda en Centroamérica en la década de 1980.
Tras el atentado a un vuelo de Cubana de Aviación en 1976, que cobró la vida de 73 personas, Posada Carriles fue encarcelado en Venezuela. Siempre negó su participación en ese hecho, aunque documentos desclasificados posteriormente por la CIA indican que al menos tuvo conocimiento de ello.
Se fugó de Venezuela en 1985, en su tercer intento, y se refugió en El Salvador y Guatemala.
En ese último país sufrió un atentado del cual culpó al gobierno de Castro, y que le provocó severas heridas en el rostro y dificultades en el habla, que le habrían de acompañar el resto de su vida.
"Una bala me dio en la mandíbula, otra me entró por el pecho y salió por la espalda. Me dispararon seis veces", contó en entrevista con la BBC en 2011. Dijo haber sufrido al menos tres atentado ordenados por el gobierno cubano, pero no precisó en cuántos participó para acabar con la vida de Castro.
En 1998, en entrevista con The New York Times, admitió tácitamente su responsabilidad en atentados con bombas en hoteles de La Habana el año anterior, en los que murió un joven italiano.
"No queríamos lastimar a nadie", dijo. "Solo queríamos hacer un gran escándalo para que los turistas ya no vengan". No queremos más inversión extranjera'', dijo.
En el año 2000, Castro denunció un plan para asesinarlo en Panamá, donde asistía a una Cumbre Iberoamericana.
Posada Carriles fue detenido y encarcelado, pero la presidenta Mireya Moscoso, le indultó antes de dejar el mando, en 2004. Viajó a El Salvador y de ahí entró a EE.UU. en 2005 de manera ilegal.
El gobierno estadounidense intentó infructuosamente encarcelarlo, pero fue absuelto en 2011 de 11 cargos de perjurio, fraude y obstrucción de procedimiento por un tribunal de migración de Texas.
Desde entonces vivía retirado en Miami, donde en ocasiones subastó cuadros que pintaba y contaba con la admiración de muchos exiliados.