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Pueblo que votó por Trump conmocionado por los cambios en requisitos para visas

Una nueva forma de otorgar las visas para que trabajadores extranjeros ingresen temporalmente a Estados Unidos ha conmocionado a la localidad de Hoopers Island, en Maryland.

Hoopers Island votó abrumadoramente por Donald Trump, pero ahora los cambios en la política migratoria están acabando con su sustento: los legendarios cangrejos que son el pilar de la economía local y un manjar regional.

Durante décadas, Hooper Island, conocida por su industria de la pesca del cangrejo, se ha beneficiado de un programa federal para trabajadores temporeros -conocido como visas H-2B-para la prosperidad de sus negocios. Esto ha permitido a los empleadores contratar personal extranjero, en su mayoría mujeres mexicanas, que vienen al país por temporadas a trabajar en la recolección de cangrejo.

Sin embargo, este año, una limitación en el número de visas H-2B y un cambio en el método de otorgarlas, que antes se realizaba por orden de llegada y que ahora se apoya en un sistema de lotería, está perjudicando a los trabajadores temporeros de Hoopers Island. Tanto es así que la medida ha dejado a la isla sin el 40% de las visas que necesitaba en el pasado.

“En este momento, estamos cerrados -declaró Morgan Tolley, gerente de A. E. Phillips and Sons Seafood-. Estamos en modo de autopreservación".

A sólo dos millas de distancia de ahí, en el sitio donde debería haber comenzado la temporada alta del cangrejo, Harry Phillips, propietario de Russell Hall Seafood, ve cómo el salón que durante 25 años se ha llenado de empleadas permanece vacío.

"No podemos operar de esta manera -aseguró Phillips a NBC News-. He tenido que dejar que los camioneros se vayan, porque no los necesito si no tengo el producto. Esto nos va a afectar hasta el punto de tener que cerrar por completo.”

“(La promesa del presidente Trump) fue crear empleos en Estados Unidos, pero esto no está creando empleos en Estados Unidos”, agregó.

En 2016, Trump ganó fácilmente en el condado de Dorchester, donde se encuentra Hoopers Island, en gran parte basado en su promesa de ayudar a las pequeñas empresas.

El capitán Larry "Boo" Powley, un pescador de quinta generación que se gana la vida en la captura de cebo para cangrejos, atraca su barco en Russell Hall y confiesa que su pequeño negocio está sufriendo. Cuando normalmente debería estar trayendo cerca de 300 cajas de cebo, ahora esta cantidad se limita a solo 100 cajas al día.

"Cuanta más demanda hay, mejor me va -dijo-. En este momento, no hay demanda porque no tienen recogedores. Y eso nos perjudica mucho".

"¿Te gustaría estar en el negocio por 30 años y que te digan, 'Bueno, vamos a sacar de un sombrero si vas a dirigir tu negocio o no?' ¿Cómo se mantiene la gente en el negocio? ¿Washington no lo entiende? Tienes que tener trabajadores", dijo Powley.

Durante años, Powley y otros pescadores han capturado cebo de cangrejo para abastecer a procesadores como Russell Hall Seafood y otros. Estos emplean ese pescado, en particular el arenque, para atraer a los cangrejos, hacerlos entrar en las trampas y cocinarlos al vapor. Una vez que los cangrejos son cocidos de esta manera, los trabajadores de temporada que se quedan en la región entre abril y noviembre extraen la carne, la empaquetan y la envían a las tiendas y a los restaurantes.

Pero este año, cuando antiguamente la localidad recibía 500 visas para recolectores de cangrejos, solo unas 300 de estas fueron aprobadas.

Hace cuarenta años, esta era una labor desempeñada por mujeres estadounidenses que vivían en la costa este de Maryland. Pero a medida que sus hijos crecían, se superaban escolarmente y se marchaban de la ciudad, esa fuerza de trabajo se agotaba, por lo que las empresas recurrieron al programa de visa H-2B para traer a trabajadoras extranjeras.

"Hemos estado haciendo esto de la manera correcta durante 25 años, y de la manera que el gobierno quería -enfatiza Phillips-. Ellas no son una amenaza para la comunidad, gastan dinero en la comunidad y realizan sus actividades bancarias aquí. Así que para mí no es más que beneficio para todo el mundo”.

“Ahora mismo no hay estadounidenses que quieran hacer este trabajo -precisó Brian Hall, el dueño de G.W. Hall & Sons seafood, una de las pocas instalaciones en la isla que logró suficientes visas H-2B este año. "Apoyamos a muchas empresas diferentes de muchos estados diferentes y todo esto se debe a estas mujeres que logran la visa H-2B”.

Por la alta demanda que existe, se espera que la administración Trump agregue alrededor de 15,000 visas H-2B más en lo que queda de año. Pero con la temporada del cangrejo ya en marcha, y debido al regreso de no pocas trabajadoras a México, muchos aquí se preocupan de que esta cifra no sea suficiente y que llegue demasiado tarde.

De las ocho instalaciones para el procesamiento del cangrejo en Hoopers Island, solo cuatro recibieron las visas que solicitaron. Y más allá de esos negocios, otros también sienten los efectos de la situación.

“Nuestro negocio ha sufrido mucho debido por la pérdida de la gente aquí -reconoció Katie Doll, propietaria de Hoopers Island General Store, el único supermercado local en 30 millas a la redonda. "Los camiones no funcionan, los barcos no funcionan y damos menos horas a los empleados”.

Más allá de Hoopers Island, estos cambios en el otorgamiento de la visa no solo están costando empleos, sino que probablemente terminarán perjudicando a los consumidores que disfrutan de los legendarios cangrejos azules de Maryland. “Ahora una hamburguesa de cangrejo podría ser cuatro veces más cara”, dijo Doll.

Pero a pesar de ello, si les preguntan muchos residentes de Hoopers Island dirán que volverían a votar por Trump, pues creen que, si él se enterara de la difícil situación de ellos, cambiaría su política.

"Simplemente no creo que Donald Trump sepa lo que está sucediendo aquí -concluyó Powley-. Porque si estás por los negocios, entonces estás sacando acabando con los negocios aquí.”