IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

Esta latina fue brutalmente asesinada en una fiesta. El Vampiro huyó a México

Tenía 29 años y se fue de la fiesta con un desconocido al que todos llamaban El Vampiro. Una hora después, el hombre regresó con manchas de sangre y dijo: “La he matado”. Escapó y tuvo mucha suerte. Ahora hace falta tu ayuda.

Nadie conocía su nombre, pero en la fiesta todos lo llamaban El Vampiro.

En la noche del 23 de noviembre de 2002, aquel hombre, al que le faltaban los dos dientes frontales, se fue del garaje donde se celebraba la fiesta junto a una amiga del anfitrión, Mario. Regresó una hora más tarde, solo, y con manchas de sangre en la ropa.

“La he matado”, dijo. Luego se fue.

Mario llamó a la policía.

“Fue un asesinato horripilante”, aseguró el agente Larry Kish, del condado de Denton (Texas). La víctima, Lori Mejía, de 29 años, fue “violentamente golpeada antes de su muerte… e incluso después”, explica Kish a la cadena CNN.

Mejía acudió a la fiesta a ganar algo de dinero. Era prostituta, según Mario, que llegó a negociar su salario: 100 dólares por invitado. Pero “algo fue horriblemente mal”, asegura a CNN el ex patrullero Tracee Murphree.

“Lori merece justicia tanto como cualquier otro”, añade Kish. “No nos hemos enfocado es que fuera prostituta, sino en encontrar a este hombre hispano conocido como El Vampiro, sin dientes, que asesinó brutalmente a una señora”.

El problema es que nadie en la fiesta sabía quién era El Vampiro.

Mario puso a la policía en contacto con otra persona que sí parecía conocerlo. El Vampiro fue identificado así como Herberto Maldonado, un hombre de treinta y pocos años que vivía cerca de allí con su novia… de 84 años.

“Ella nos dijo que le pegaba, pero al mismo tiempo nos decía que le amaba”, cuenta Murphree, que añade: “No quería que le pasara nada, pero nos proporcionó nuestra mejor pista: unas fotografías”.

La imagen fue identificada por una asistente a la fiesta, que además había apuntado la matrícula de Maldonado porque no le creía trigo limpio.  

Tuvieron buena suerte y mala suerte. El carro pertenecía a un conductor que había sido arrestado en Plano por manejar borracho. Pero para cuando se pusieron en contacto con las autoridades de esa ciudad, el sospechoso ya había pagado su fianza y estaba libre. 

Era Maldonado. Lo perdieron por menos de una hora.

Su hermano y otros familiares habían pagado la fianza y lo habían llevado a Dallas, de donde lo subieron a un autobús con destino a México.

Doce años después, aún no ha sido capturado.