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Este poderoso nuevo cohete llevará a personas al espacio. Si no explota antes

La NASA ha advertido que los cambios en el nuevo cohete de la compañía aeroespacial SpaceX son riesgosos y pueden provocar una explosión, ahora que planean lanzar personas al espacio
Un cohete Falcon 9 de la compañía SpaceX heavy en Cabo Cañaveral, Florida, el 6 de febrero de 2018.
Un cohete Falcon 9 de la compañía SpaceX heavy en Cabo Cañaveral, Florida, el 6 de febrero de 2018.AP / AP

La compañía aeroespacial SpaceX diseñó una manera de hacer que su cohete fuera todavía más poderoso, pero la Agencia de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés) ha advertido que su innovación conlleva riesgos que podrían provocar una explosión, según reportó el periódico The Washington Post.

“Es contrario a criterios de seguridad de propulsores que han estado en vigor por los últimos 50 años”, dijo un grupo asesor de la NASA.

SpaceX, propiedad del millonario emprendedor Elon Musk, ha buscado reactivar el interés en la exploración espacial su propia línea de cohetes, y planear lanzar personas al espacio próximamente.

Para mejorar el modelo de cohete llamado Falcon 9 su equipo propuso compactar el combustible propulsor a temperaturas extremadamente bajas en los tanques, aumentado la cantidad que puede almacenarse. Pero sus críticos en el Congreso y la NASA dicen que conlleva riesgos de seguridad.

A esas temperaturas, según los expertos, el propulsor deber de ser cargado justo antes del despegue, cuando los astronautas ya están a bordo. Pero ese el momento en que cualquier accidente, o simplemente una centella, pueden causar una detonación.

En septiembre 2016, un cohete Falcon 9 explotó, aunque por otras causas, durante una prueba de motores. En aquel entonces no había nadie a bordo.

Las diferencias entre NASA y SpaceX marcan el contraste entre la forma de proceder cuidadoso de la organización y una compañía construida para tomar riesgos.

La NASA basa sus precauciones en las dos tragedias por errores de seguridad que sufrió en 1986 y 2003, y que resultaron en la muerte de 14 astronautas.