Los casos presentados ante un corte de inmigración contra indocumentados que llevan en Estados Unidos más de dos años se han disparado desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Por contra, aquellos contra inmigrantes que llevan menos de dos años en el país se han desplomado abruptamente, según los datos de la Universidad de Syracuse analizados por la web de noticias Quartz.
En diciembre de 2016, con el demócrata Barack Obama en la Casa Blanca, más del 70% de los casos en cortes de inmigración se referían a personas recién llegadas al país, mientras que aquellos que llevaban más de dos años aquí suponían menos del 10% de los casos (el total no suma un 100% porque no se tiene información completa de todos los expedientes.
En marzo de 2018, en cambio, los recién llegados suponen un 10% del total de casos, mientras que aquellos que llevan más de dos años en el país superan el 40%, según el informe publicado por la Universidad de Syracuse.
En general, entre mayo de 2013 y febrero de 2017 más del 75% de casos se referían a recién llegados. Enfrentado a la escasez de recursos y a los atrasos consiguientes en las cortes, el Gobierno de Obama se centró en aquellos que acababan de llegar al país para poder devolverlos en el menor tiempo posible, dejando para más tarde a los que ya tenían aquí una vida establecida, según el informe. Dio prioridad además a aquellos que tenían antecedentes criminales, dejando relativamente tranquilos a los demás indocumentados.
Con Trump, este sistema se ha invertido, en parte porque las capturas de indocumentados en la frontera cayeron abruptamente al inicio de su presidencia (ahora están remontando), en parte porque el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés) ha lanzado una ofensiva para detener a cualquier inmigrante con el que se crucen.
Eso ha tenido como consecuencia además un empeoramiento del atasco en las cortes migratorias, que ha pasado de menos de 400.000 casos en 2013 a casi 700.000 en marzo de este año, según la universidad.