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Rosario Murillo, la excéntrica y poderosa mujer que gobierna Nicaragua con Daniel Ortega

Cuando en 2016 Daniel Ortega inhabilitó a la oposición, logró su tercer mandato consecutivo e instauró una dinastía familiar, muchos llamaron la atención sobre la poderosa presencia de su mujer, Rosario Murillo.
Rosario Murillo durante las elecciones de 2016 (AP Photo/Esteban Felix)
Rosario Murillo durante las elecciones de 2016 (AP Photo/Esteban Felix)AP / AP

Cuando en noviembre de 2016, Daniel Ortega, uno de los veteranos comandantes de aquel grupo de jóvenes que derrocaron en 1979 al dictador Anastasio Somoza, inhabilitó a la oposición, logró su tercer mandato consecutivo e instauró definitivamente una dinastía familiar, muchos llamaron la atención sobre la eterna y poderosa presencia de su mujer, Rosario Murillo.

Daniel Ortega y Rosario Murillo
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo en ocasión de las elecciones de noviembre de 2016 que los llevó nuevamente al poder. Foto: AP/Esteban Felix.AP / AP

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo en ocasión de las elecciones de noviembre de 2016 que los llevó nuevamente al poder. Foto: AP/Esteban Felix.

Tres años atrás, el periodista Carlos Salinas la había definido en las páginas del diario español El País como “la ideóloga del nuevo misticismo estatal del Gobierno sandinista”, la responsable del montaje y del marketing de cada espectáculo “cargado de mística y fe católica” con que el gobierno ha pretendido durante varios lustros insuflarle nuevos vientos a una gestión de poder que en estos días ha estado haciendo aguas.

Como primera dama y confidente total de Ortega, Murillo ha visto y escuchado lo que el nicaragüense de a pie ni siquiera puede imaginar.

Le asiste -y ella lo sabe- la aureola de ser hija de Zoilamérica Zambrana Sandino, sobrinanieta de Augusto Sandino, el héroe nacional nicaragüense. También ha valido mucho su condición de poeta y de haber sido observada durante algunos años como una de las exponentes de la nueva literatura del país.

Desde que se juntara con Ortega en Costa Rica, a finales de los años 70, cuando este se había autoexiliado para preparar la insurrección, hasta que se casaron formalmente en 2005, ella misma se ha codeado con personajes que van desde Fidel Castro, el sempiterno tutor verde oliva, hasta Raúl Castro, Hugo Chávez, Evo Morales, Cristina Fernández de Kirchner y Nicolás Maduro.

Fidel Castro y Daniel Ortega
Una persona barre delante de un mural que muestra al presidente nicaraguense Daniel Ortega junto al líder cubano Fidel Castro, el 4 de noviembre de 2016, vísperas de las últimas elecciones. Foto: AP/Esteban Felix.AP / AP

Una persona barre delante de un mural que muestra al presidente nicaraguense Daniel Ortega junto al líder cubano Fidel Castro, el 4 de noviembre de 2016, vísperas de las últimas elecciones. Foto: AP/Esteban Felix.

En 1981, a dos años de la victoria del Frente Sandinista de Liberación Nacional, Murillo se ocupó de dirigir el Consejo de Dirección de “Ventana”, el suplemento cultural del diario oficial “Barricada”, al tiempo que entre 1985 y 1990 volcó todo su esfuerzo en la gestión de la cultura.

Luego, como directora del Instituto de Cultura, dejó su estela de mano dura e imposición.

"Tuvimos choques con Rosario porque no pocas veces sentimos autoritarismo en su estilo -confesó en su momento la poeta Vida Luz Meneses en un programa de televisión-. Yo nunca terminé de entender cuál era la concepción de cultura de ella”.

Desde hace unos años, su voz afectiva y manipuladora, semejante a la de una Evita Perón menos enérgica y por ello más truculenta, ha aparecido en millones de hogares humildes a través de las ondas radiales.

Habla sobre todo de lo bueno que ha traído el orteguismo -más que el sandinismo- al país centroamericano, e insufla paz y esperanza en los sectores menos favorecidos de una sociedad altamente religiosa.

El tema de sus alocuciones se ocupa también del curso de los ríos, del posible furor de los volcanes, del estado del tiempo; todo muy bien preparado para que sea asimilado tanto por los católicos como por los pentecostales, aunque con resonancias bastante marcadas de la ya célebre insurgencia revolucionaria. Se trata del discurso de una pitonisa, de una curandera.

“Su discurso cristiano es la muestra del vaciamiento ideológico del Frente Sandinista”, explicaba para El País la exguerrillera Dora María Téllez, quien participó en la toma del Congreso en 1978, pocos meses antes de que huyera el dictador.

Rosario Murillo
Rosario Murillo, primera dama de Nicaragua, el 29 de cctubre de 2011, antes de una conferencia de prensa en la capital del país, Managua. Foto: AP/Miguel Alvarez.AP / AP

Rosario Murillo en 2011.

“Ese discurso es en realidad un dogma establecido por Rosario, que ella alimenta de contenido. Nada tiene que ver con la Iglesia ni con los evangélicos. Lo que en realidad busca es presentar a la familia, su familia, como los predestinados a gobernar Nicaragua”.

En esa fecha de finales de 2016, al tiempo que su marido se llevaba el 73% de los votos en unas elecciones más que dudosas, “la compañera Rosario”, siempre con los dedos de las manos llenos de anillos de piedras turquesas, se incorporaba al aparato gubernamental como vicepresidenta.

Las cartas sobre la mesa eran más que claras: el rostro femenino más poderoso del país se alistaba para, algún día, llevar por sí sola al poder total.

Hace apenas un mes, el diario local La Prensa calificaba a esta mujer de armas tomar como “totalitaria y abusiva”, y resaltaba la manera en que la vicepresidente ha amonestado públicamente en medio de comparecencias televisivas a algunos funcionarios del estado y del gobierno, un poco a la manera del terror que imponía Fidel Castro entre sus seguidores cuando entendía que le tocaba cuestionar su trabajo.

Según una nota de este diario, el ciudadano boliviano Carlos Ariñez Castel, expareja de Zoilamérica Narváez, hija de Murillo, sufrió en carne propia el despiadado poder de la mujer del presidente, años después de que Narváez acusara en 1998 a su padrastro de abuso sexual.

En aquella ocasión, la madre le dio totalmente la espalda a su hija y en 2013 ordenó la expulsión inmediata de la pareja de esta.

“Este tipo de deportación revela el mecanismo perverso de poder que se maneja, el miedo a todo lo que haga ruido en un país que está gobernado por la maldad”, le aseguró Ariñez por vía telefónica a La Prensa.

Para la opositora y miembro del Movimiento Autónomo de Mujeres (MAM), Azahalea Solís, Rosario Murillo ejerce un poder totalitario y abusivo, porque se toma atribuciones que no le corresponden.

Ahora que Daniel Ortega ha revocado las polémicas reformas a la seguridad social que llevaron a las calles a miles de personas y que han dejado cerca de 30 fallecidos por la represión, muchos se preguntan cuánto de Rosario Murillo hay detrás del primer proyecto de reforma y cuánto en la orden de calmar los ánimos y de volver a recuperar la confianza de la iglesia católica y del empresariado.

En estos días, hemos visto cómo los jóvenes iracundos y hartos de la corrupción han derribado los árboles de metal con luces y colores vivos (“árboles de la vida”, como les llama) que Rosario Murillo, sumergida en su filosofía "New Age" y su misticismo revolucionario, hizo fabricar y colocar en no pocas plazas del país.

los arboles de la vida
Una de las estructuras metálicas de colores, conocidas como "árboles de la vida", erigidas por la primera dama nicaraguense Rosario Murillo, y derribadas durante las revueltas de abril de 2018. Foto: AP/Alfredo Zuniga.AP / AP

Una de las estructuras metálicas de colores, conocidas como "árboles de la vida", erigidas por la primera dama nicaraguense Rosario Murillo, y derribadas durante las revueltas de abril de 2018. Foto: AP/Alfredo Zuniga.

Ella misma sabe que muchos siempre la han comparado con Elena Ceaușescu, la enérgica mujer del dictador rumano Nicolae Ceaușescu que no dudó en levantar la voz ante sus captores y que murió acribillada junto a su marido.

“Es una pareja delirante con una desmedida ambición por el poder y la riqueza, sin el más mínimo escrúpulo -ha detallado la socióloga Sofía Montenegro, una de las voces más críticas del régimen de Ortega-. Lo que vemos es la sicopatología en el poder. Son poderópatas”.

“No tiene formación intelectual ni política. Lo que tiene es un pensamiento mágico, pero también es una narcisista profunda. Ha convertido su discurso supersticioso en política oficial”, asegura la líder feminista Sofía Montenegro.

“A ella le interesa ejercer el poder y a él [Daniel Ortega] no le interesa asumir las consecuencias”, sentenció Zoilamérica Narváez, la hija de Rosario Murillo, en una entrevista de 2016.