IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

Este inmigrante es el peor criminal posible. Pero ICE no puede deportarlo

En esta vivienda de Nueva York vive un inmigrante que colaboró en la muerte de miles de personas. Un juez le quitó la nacionalidad, que había obtenido con mentiras. Pero La Migra tiene las manos atadas. Te contamos por qué.
Dos mujeres cruzan por delante de la vivienda de Jakiw Palij en Nueva York en noviembre de 2017, durante una protesta para forzar a las autoridades a deportarlo.
Dos mujeres cruzan por delante de la vivienda de Jakiw Palij en Nueva York en noviembre de 2017, durante una protesta para forzar a las autoridades a deportarlo.AP / AP

Jakiw Palij es un anciano inmigrante de 94 años que vive plácidamente en una calle arbolada del barrio neoyorquino de Jackson Heights. Llegó a Estados Unidos en 1949, como un joven granjero ucraniano en busca de refugio tras la II Guerra Mundial. Mentía. Palij es un criminal de guerra, el último nazi con vida que queda en Estados Unidos. Un juez le quitó la nacionalidad en 2004, pero el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), que cada año deporta a más de 200.000 personas, no le tiene en su punta de mira.

“Por desgracia, los Gobiernos de Alemania, Ucrania y Polonia han declinado admitir a Palij, y ningún otro país lo ha aceptado”, explica Eli Rosenbaum al sitio web The Daily Beast, que ha recordado su historia.

Rosenbaum conoce bien a Palij. Dirige la Oficina de Investigaciones Especiales del Departamento de Justicia, que presentó su caso ante una corte federal en 2004. “Durante un solo día de pesadilla, en noviembre de 1943, los más de 6.000 prisioneros del campo nazi guardado por Palij fueron brutalmente asesinados”, indicó Rosenbaum después de que el juez Robert Owens ordenara deportarlo.

Con 26 años, Palij emigró a Estados Unidos en 1949 y obtuvo la ciudadanía ocho años después. Ocultó su pasado, asegurando que había pasado la guerra en Piadyki, una localidad entonces de Polonia (invadida por la Alemania nazi) y ahora ucraniana.

“Sé lo que dicen, pero nunca fue un colaboracionista”, afirmó Palij al diario The New York Times unos meses antes de su condena.  Contó que los nazis le reclutaron a él y a otros jóvenes como guardas de sus campos: “Vinieron y me llevaron cuando tenía 18 años. Sabíamos que nos matarían a mí y a mi familia si me negaba. Lo hice para salvar sus vidas, nunca he llevado un uniforme nazi”.

Palij afirmó que nunca participó en las atrocidades de la guerra. Y las autoridades estadounidenses no le acusaron de ello, pero sí consideraron que había sido “un componente esencial de la maquinaria de aniquilación”, en palabras de Rosenbaum, “contribuyendo directamente a la carnicería”.

“Formó parte de la persecución de presos judíos en Treblinka y se aseguró de que nadie pudiera escapar”, concluyó Rosenbaum.

Ahora él ha logrado escapar de ICE.