Arqueólogos de Perú han anunciado el descubrimiento, casi por azar, de nuevas Líneas de Nazca, los milenarios y misteriosos geoglifos que representan figuras de animales y plantas.
Hace casi cuatro años, la organización ecologista Greenpeace llevó a cabo unas acciones de protesta muy cerca del célebre “colibrí” de Nazca. Lamentablemente, el acto terminó dañando considerablemente la estructura de una de estas líneas sobre la superficie terrestre.
Fue entonces que se recibió una ayuda financiera desde Estados Unidos y que se juntaron varios especialistas para intentar restaurar el fragmento dañado por la negligencia humana a estas estructuras que son Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1994.
En aquel momento, el gobierno de Perú aprovechó el momento y la ayuda financiera para crear un grupo encabezado por los arqueólogos Johnny Isla y Luis Jaime Castillo, quienes no solo se ocuparon de la restauración de lo dañado, sino que dispusieron del material necesario para continuar la investigación sobre estas misteriosas huellas humanas sobre el desierto peruano.
Ahora se ha sabido que, con la ayuda de drones y el invaluable aporte de las fotos realizadas desde los satélites, los investigadores han descubierto otros 50 nuevos ejemplos de líneas sobre el terreno, estos en la provincia adyacente de Palpa.
Los drones han facilitado que se realicen nuevas imágenes a las líneas antes conocidas, pero también han posibilitado ampliar el mapa de estudio, dando como resultado este descubrimiento al que nos referimos.
Desde fuera del territorio peruano, otros investigadores como la estadounidense Sarah Parcak, de la iniciativa National Geographic GlobalXplorer, analizaron minuciosamente fotos tomadas desde satélites; al tiempo que las líneas más relevantes eran supervisadas en directo por el equipo dirigido por Isla y Castillo.
Según trascendió, varias de las líneas que se acaban de descubrir pertenecen a la cultura Nazca, que dominó el área desde el año 200 hasta el 700 DC. Sin embargo, los estudiosos creen que otras provienen a culturas previas, como las de Paracas y Topará, cuyos hombres habrían tallado sobre la piedra entre los años 500 y 200 AD.
Mientras muchas de las imágenes antes conocidas representan a animales y figuras geométricas, estas recién descubiertas parecen representar a seres humanos.
“La mayoría de estas figuras son guerreros" -asegura Castillo-. Estos podían ser vistos desde cierta distancia, por lo que la gente los había visto, pero con el tiempo, fueron completamente borrados".
Además del trabajo con fotos de satélites y videos realizados por drones, este esmerado proyecto pudo ejecutarse desde el terreno en una expedición de verificación financiada por la National Geographic Society.
En paralelo, los investigadores hallaron no pocos indicios de saqueos en las provincias de Nasca y Palpa, sobre todo gracias a las imágenes generadas por drones que volaron a unos 200 pies de altura y a los escaneos tridimensionales que pudieron hacerse.
De manera que, mientras que los satélites daban una idea desde una altura considerable, los drones aportaban otra visión, con imágenes aéreas, pero más cercanas a la superficie terrestre.
De cualquier manera, sigue desconociéndose la real intención de aquellos pueblos prehispánicos que tallaron y cavaron sobre la tierra en la que residían, y realizaron imponentes dibujos sobre la piedra.
¿Para que los viera quién? -esa es la gran pregunta.
Ahora, las líneas recién halladas pudieran aportar mucha más información, y tal vez algún día lleguemos a desentrañar uno de los más grandes misterios de nuestro planeta.