Jorge Domínguez Santos se dirigía a la feria primaveral de Charlotte (Carolina del Norte) cuando sintió un impulso irrefrenable por beber agua de coco. Se detuvo en una tienda (al final también compró jugo de naranja) y al ir a pagar se preguntó: “Por qué no?”. Así que decidió probar su suerte con un boleto de lotería.
El primer premio eran cuatro millones de dólares. Así que empezó a raspar el boleto. “El premio estaba en el último número que raspé”, ha explicado a las autoridades de la Lotería de Carolina del Norte. “Vi el 36 y 36 y supe que había ganado algo. Así que seguí raspando despacito y vi el número 1. Pensé, ‘bueno, quizá he ganado 100 dólares’. Seguí raspando y no podía creerlo. ¡Empecé a gritar de lo contento que estaba!”
Había ganado 100.000 dólares.
Lo primero que hizo el lunes Domínguez Santos fue acudir a Raleigh a reclamar su premio, que, tras impuestos, se quedará en 70.000 dólares. Domínguez Santos planea comprarse una vivienda con ese dinero.