Scott Clement gestiona un restaurante de la cadena McCormick & Schmick en Portland (Oregon), junto al río Willamette. El pasado verano, asegura haber telefoneado varias veces a una compañía de control de plagas llamada Ecolab para que fumigara el patio donde servía sus comidas. No logró que la empresa respondiera, así que decidió hacerlo él mismo. Ahora asegura que fue mordido por una araña reclusa marrón muy venenosa, y exige ante la justicia que Ecolab le pague un millón de dólares de indemnización.
Siempre según la demanda judicial, recogida por el diario The Oregonian, el restaurante había contratado a Ecolab para que eliminara plagas y realizará además labores de prevención en un plazo máximo de 24 horas. Según Clement, telefoneó varias veces durante julio y agosto para que se encargaran de exterminar a las arañas, pero sin éxito.
Clement asegura que, a consecuencia de la mordedura, pasó tres días hospitalizado con fiebre, nausea y debilidad general, según el diario, y perdió 25.000 dólares por gastos médicos y faltar al trabajo.
En Oregón viven al menos 500 especies distintas de arañas, según el Departamento estatal de Agricultura. Las mordeduras no son comunes (sólo atacan para defenderse), y muy pocas son dañinas para el ser humano: la más peligrosa es la viuda negra occidental, muy común en ese estado, que obliga a requerir asistencia médica aunque no suele provocar efectos serios. La reclusa marrón no habita en Oregón, según el departamento, “pese a informes de lo contrario”.