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El acusado se negó a responder a su pregunta. Y el juez lo electrocutó. Tres veces

El acusado llevaba un cinturón electrificado por si intentaba escapar. Pero este juez decidió usarlo para darle una lección. Tres veces lo electrocutó. Te contamos por qué y qué pasó a continuación.
Un arma aturdidora, en una imagen de archivo.
Un arma aturdidora, en una imagen de archivo. AP / AP

En el condado de Tarrant (Texas), a los acusados que aparecen ante el juez se les coloca un cinturón electrificado alrededor de las piernas para aturdirlos con una descarga si se ponen violentos o intentan escapar. El juez George Gallagher decidió sin embargo utilizar este dispositivo para darle una lección a un detenido, según informa la web Texas Lawyer.

Terry Lee Morris compareció ante esa corte en 2016 acusado de haber solicitado servicios sexuales a una menor de 15 años. El juez le preguntó si se declaraba culpable o inocente, pero Morris empezó a explicarle que quería defenderse antes. Gallagher le pidió que se callara, y le advirtió que, si volvía a tener “un arrebato” parecido, sucederían “dos cosas”: o le expulsaría de la corte, o usaría el cinturón electrificado contra él.

El juez le preguntó a Morris si iba a seguir las reglas, y éste le replicó, “Señor, he pedido recusarle”. El juez insistió con la misma pregunta, y el acusado replicó, “Tengo una demanda pendiente contra usted”. “Golpéele”, dijo entonces el juez al alguacil, que presionó el botón para darle una descarga eléctrica.

El juez le preguntó después si se iba a comportar, y Morris le dijo que tenía un historial de desórdenes mentales. “Golpéele de nuevo”, ordenó el juez. Morris protestó, lamentando que estuviera siendo “torturado”, y el juez pidió que se le administrara una nueva descarga.

El alguacil no se negó en ningún momento. El abogado defensor no protestó porque Morris se estaba comportando como “un cañón cargado”. Además, añadió, creyó que las descargas no eran reales, según la citada web.

Tras recibir tres descargas de 50.000 voltios que duraron ocho segundos, Morris quedó tan aterrorizado que se negó a volver a la corte durante todo el juicio. Fue condenado. Ahora, la Octava Corte de Apelaciones de El Paso ha anulado esa condena, asegurando que sus derechos constitucionales fueron violados.

“Aunque es comprensible la frustración de la corte ante un acusado alborotador, la respuesta desproporcionada del juez no lo es”, señala la sentencia. “Esta corte no puede sentarse sin hacer ni decir nada cuando un juez convierte un juzgado en una caja de Skinner, electrocutando a un acusado hasta que muestre el comportamiento deseado”, añade.