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Policía mexicana acusada de usar escuadrones de la muerte para secuestrar y matar

La policía del estado mexicano de Veracruz es acusada de tácticas de guerra sucia, secuestrando, desapareciendo y matando a sospechosos.
Un retén de la policía del estado Veracruz, México, en julio de 2017.
Un retén de la policía del estado Veracruz, México, en julio de 2017.AP / AP

Veracruz, México— La policía del estado mexicano de Veracruz es acusada de crear unidades que emplearon tácticas de guerra sucia para secuestrar, matar y hacer desaparecer a por lo menos 15 personas, en su mayoría jóvenes, sospechosos de ser informantes y mulas de los cárteles del narco, de acuerdo con acusaciones presentadas por la procuraduría estatal.

La policía en sus patrullas recogía a los jóvenes, pero no registraba los arrestos. Los entregaba a escuadrones de la muerte, especializados en interrogatorios y torturas que funcionaban en la misma academia de policía, que luego los mataban y hacían desaparecer los cuerpos, según el acta de acusación.

Si bien se sabe de policías corruptos que entregan jóvenes a los cárteles de la droga en distintas regiones de México, el caso de Veracruz es notable por la jerarquía de los acusados: son el exjefe de seguridad estatal y los jefes de al menos dos divisiones policiales, lo cual sugiere que las desapariciones eran política de estado durante la administración del gobernador Javier Duarte, quien se encuentra preso para responder a cargos de corrupción.

“Es la primera vez en la que se consigna a un grupo importante de personas en número y jerarquía y que se logra demostrar que hay una estructura, un aparato organizado de poder que se pone de acuerdo, planifica y ejecuta un plan elaborado, generalizado y sistemático para desaparecer personas”, dijo Juan Carlos Gutiérrez, abogado especialista en derechos humanos.

Las desapariciones en Veracruz, en 2013 y 2014, eran perpetradas en ámbitos urbanos. Los escuadrones incluso secuestraron, torturaron y liberaron a una mujer policía que viajaba en un taxi después de su turno, según la acusación.

Jaqueline, como se identifica a la testigo en documentos judiciales, declaró a la corte a ella y al taxista los obligaron a bajar del taxi y los entregaron al escuadrón policial conocido como “los fieles”, quienes los llevaron a la academia policial conocida como El Lencero donde según ella los torturaron y golpearon.

Al cabo de cuatro días, Jaqueline quedó en libertad porque sus captores, entre ellos el teniente Roberto Carlos Flores, comprendieron que era agente de policía. Pero del taxista no se tuvieron más noticias.

Según los documentos leídos en la corte, el patrón se repitió en al menos otros 14 casos. Las víctimas eran sobre todo jóvenes recogidos en las calles o en vehículos bajo sospecha de actuar como vigías para el cartel de los Zetas. Los recogían y después supuestamente los llevaban a la academia de policía, de donde desaparecían sin dejar rastros.

Diecinueve agentes de la policía de Veracruz, en actividad o retirados, están siendo juzgados por “desaparición forzosa”. Entre ellos figuran el exsecretario de seguridad pública, el principal comandante policial, y sus directores de fuerzas especiales, cárceles y policía.

Las víctimas incluyen dos mujeres y dos menores. Se han encontrado cientos de fosas en Veracruz, pero solo se ha podido identificar unos pocos cadáveres.