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15.000 prestigiosos científicos alertan del fin del mundo y una extinción masiva

La comunidad científica lanza la segunda advertencia, y alerta de que ya hemos iniciado una extinción masiva que puede cambiar el planeta

Cerca de 1.700 científicos de todo el mundo, incluidos numerosos premios Nobel, lanzaron en 1992 un “aviso a la Humanidad” porque el ser humano y la Naturaleza estaban “rumbo a colisionar”. La actividad humana estaban causando un daño grave y a menudo irreversible, añadían, en el medio ambiente y los recursos naturales necesarios para sobrevivir, y si no se ponía remedio a ello, el planeta dejaría de ser capaz de albergar vida tal y como ahora lo hace.

Este lunes, 15 años después, la comunidad científica ha lanzado el segundo aviso, en esta ocasión firmado por 15.364 investigadores de 184 países: no sólo hemos fallado en casi todo aquello que teníamos que hacer, sino que hemos iniciado una extinción masiva, la sexta en 540 millones de años, que podría aniquilar muchas formas de vida o ponerlas al borde de la desaparición antes de que acabe el siglo.

Hace 15 años, los científicos indicaron lo que la humanidad debía hacer: controlar las actividades dañinas para el medio ambiente, para recuperar y proteger el planeta (por ejemplo, dejando atrás el petróleo, recortar las emisiones contaminantes y frenar la deforestación); hacer un uso más eficaz de los recursos naturales; estabilizar el crecimiento de la población por medio de la planificación familiar; reducir y eliminar la pobreza; y asegurar la igualdad entre hombres y mujeres, así como el derecho de éstas a decidir sobre la reproducción.

En su segundo aviso, publicado ayer, la comunidad científica constata que casi nada de eso se ha cumplido: sólo se ha logrado estabilizar la capa de ozono. Especialmente preocupante les resulta el calentamiento global por culpa del uso de petróleo y gas, la deforestación en favor de la agricultura y la ganadería (sobre todo de vacas), y el crecimiento de la población. “Hemos aprendido mucho desde 1992”, aseguran, pero aún estamos lejos de que sea suficiente. “Pronto será demasiado tarde para cambiar el curso”, añaden, “el tiempo se agota”.

Éstas son sus recomendaciones:

- Priorizar la promulgación de grandes reservas protegidas de una proporción significativa de los hábitats terrestres, marinos, de agua dulce y aéreos de todo el mundo;

- Mantener los servicios ecosistémicos de la naturaleza parando la conversión de selvas, bosques, pastizales y otros hábitats naturales;

- Restaurar comunidades con plantas autóctonas a gran escala, principalmente, bosques;

- Devolver a la naturaleza salvaje zonas con especies nativas, especialmente con depredadores ápice, para recuperar procesos y dinámicas ecológicos;

- Implementar políticas adecuadas para remediar la extinción de especies animales, la caza furtiva y la explotación y comercio de especies amenazadas;

- Reducir el desperdicio de alimentos mediante educación y mejores infraestructuras;

- Promover un cambio hacia dietas más vegetales y menos animales;

- Promover la reducción adicional de los índices de fertilidad procurando que mujeres y hombres tengan acceso a la educación reproductiva y a los servicios voluntarios de planificación familiar, especialmente, en lugares donde falten tales recursos;

- Aumentar la educación ambiental para niños y fomentar un mayor aprecio por la naturaleza por parte de la sociedad;

- Desinvertir en inversiones monetarias e invertir en iniciativas que promuevan cambio ambiental;

- Idear y promover tecnologías no contaminantes y adoptar masivamente energías renovables y, simultéaneamente, eliminar subvenciones a la producción de energía con combustibles fósiles;

- Revisar nuestra economía para reducir desigualdades y asegurarse que precios, impuestos y sistemas de incentivos tengan en cuenta los costes reales que nuestro patrón de consumo imponen en nuestro medio ambiente;

- Evaluar de manera científica el tamaño de población humana sostenible a largo plazo y pedir a las naciones y a sus líderes que apoyen ese objetivo vital.