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Más de 200,000 niños ciudadanos sufrirán con el fin de DACA

Uno de cada cuatro beneficiarios del programa de acción diferida es padre o madre y las familias enteras, que se beneficiaron con el estatus, ahora sufrirán si lo pierden, explican expertos

Martha Ruiz, mamá de tres hijos ciudadanos y residente de Colorado, apenas puede contener las lágrimas cuando habla de lo que la suspensión del programa DACA significa para su familia.

Sobre todo, la emoción la embarga cuando cuenta la esperanza y el progreso personal que significó para ella obtener la documentación legal y regresar a la universidad.

“Cuando se anunció el programa supe que muchas puertas que estaban cerradas para mí, ahora estarían abiertas”, dijo Ruiz, con voz quebrada. “Pude continuar mis estudios superiores y sobre todo, decirle a mis tres hijos que ahora estábamos más seguros que antes”.

DACA, el programa de Acción Diferida para Arribados en la infancia, suspendió la deportación de más de 850,000 jóvenes inmigrantes que llegaron siendo pequeños o muy jóvenes, junto con sus familias, pero tienen que vivir sin estatus permanente migratorio.

De acuerdo a un sondeo realizado por Tom K. Wong, politólogo de la Universidad de California en San Diego, uno de cada cuatro “DACA” tiene hijos nacidos en los Estados Unidos.

La edad máxima para calificar para DACA en 2012 era de 31 años en 2012, por lo que el universo de los beneficiarios no incluye únicamente a estudiantes universitarios sino también a adultos jóvenes, muchos de los cuales  han formado familias y hecho carreras.

Para la familia de Martha, sin embargo,  todo cambió cuando el gobierno de Trump anunció que suspendería el programa en seis meses.

“La ansiedad de antes ha regresado”, apunta. “El día más difícil de mi vida fue cuando firme un poder para ceder la custodia temporal de mis hijos  en caso de ser deportada”.

Los beneficiarios de DACA no están solos en este país y sus familiares, particularmente sus hijos, son vulnerables a los cambios, la ansiedad y la inseguridad de la situación, dijo recientemente la pediatra Dolly Seiver, de Brownsville, Texas.

Seiver dijo que la eliminación de un programa que ha traído tanta seguridad a grupos de inmigrantes, “tendrá consecuencias para las futuras generaciones en Estados Unidos”.

Roberto Suro, director del Centro Tomás Rivera de la Universidad del Sur de California dijo que hay un creciente tomo de investigaciones que comprueban que la ansiedad de ser indocumentado se transmite a los niños.

“La legalización, así sea temporal, revierte la situación y alivia a esas familias”, dijo Suro. “Quitarles el beneficio solo regresará la inseguridad y ansiedad a esos niños “.