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Violinista deleita con su música en albergue y zonas de desastre de la Ciudad de México

Una joven de 18 años les regresa esperanza y tranquilidad a los damnificados de terremoto en México a través de su música

-Magali Luna, estudiante de la Escuela Superior de Música, interpreta melodías para los damnificados del terremoto en México

-La joven de 18 años dice que su violín la ayuda a olvidarse de la tragedia

Ciudad de México, México.- Magali Luna no se separa de su violín desde el pasado 19 de septiembre cuando debido al temblor tuvo que evacuar su centro de estudios, la Escuela Superior de Música, para después enterarse de que su casa, ubicada en la colonia Portales de la capital mexicana, se encuentra con severos daños estructurales que la hacen inhabitable.

La noche de ese martes Magali y su familia se refugiaron en un alberge, instalado en el deportivo de la delegación Benito Juárez, junto a más de 400 personas.

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En aquella ocasión, la joven desenfundó su violín y comenzó a estudiar sus partituras. La gente dejó su lugar de descanso para reunirse alrededor de la intérprete, algunos lloraron y otros, con las melodías más alegres, recordaron buenos tiempos y les dieron ganas de cantar.

“Yo solamente quería relajarme y sentir que era un día normal”, dijo la joven de 18 años en entrevista con este medio. “Estaba en shock, no creí que la gente se animara tanto”.

Desde ese día Magali no ha dejado de interpretar melodías en el albergue que hoy es su hogar. También lo ha hecho en zonas de desastre e incluso frente al departamento que compartía con sus padres y hermana.

Su público le pide canciones específicas, entre las que más gustan, según Magali, están Cielito Lindo, María bonita, Bésame mucho y el Ave María.

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La joven de apellido Luna, quien también sabe tocar la guitarra y el piano, se levanta, desde el día siguiente al terremoto, a las ocho de la mañana para arreglar la colchoneta que utiliza como cama y prepararse para el desayuno, en el que siempre sirven huevos, café y pan.

Durante la tarde el albergue luce vacío pues, la mayoría del centenar de personas que ahí duerme sale para vigilar sus propiedades, trabajar o buscar un lugar permanente para vivir.

A su corta edad Magali tiene 12 años de experiencia como músico, estudia en el Centro Nacional de las Artes y da clases particulares. Aunque su centro de estudios aún continúa cerrado, mañana la joven deberá comenzar a regresar a su rutina como maestra, en esta ocasión de un niño de cuatro años.

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