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México: tiemblan los políticos

"Mi sensibilidad está al servicio de la ética, no de la política", explica la periodista y activista en este artículo de opinión
Voluntarios reciben ayuda de emergencia donada por residentes en San Gregorio Atlapulco el viernes.
Voluntarios reciben ayuda de emergencia donada por residentes en San Gregorio Atlapulco el viernes. AP / AP

COLUMNA DE OPINIÓN / Ciudad de México.- El sábado 23 de septiembre a las 10 de la mañana recibí la llamada de una conocida que trabaja en los equipos de noticieros Televisa. La escueta petición apelaba a mi sensibilidad: me explicó que el Gobierno federal, y el del estado de Morelos, han pedido a ciertos periodistas de alto perfil que tengan mayor sensibilidad para que la gente no se enoje o rebele con las autoridades, sino que colabore, para evitar las #fakenews.

Entendí que se refería a que, gracias a un grupo de activistas y cineastas profesionales, logramos documentar más allá de los desordenados rumores y dichos en redes sociales, cómo el DIF (Organismo Desarrollo Integral de la Familia) de Morelos estaba secuestrando camiones cargados de ayuda ciudadana que fue organizada estratégicamente por cadenas de defensoras y defensores de derechos humanos que durante décadas han trabajado en las zonas más pobres del país. Esas familias que son, a fin de cuentas, las que quedan más vulnerables después de una catástrofe como la causada por los terremotos de septiembre 2017.

Mi respuesta fue muy sencilla: mi sensibilidad está al servicio de la ética, no de la política.

Unas horas después del terremoto del 19 de septiembre, al igual que millones de personas, me involucré en lo posible, utilizando mis habilidades como periodista y defensora de derechos humanos. El trabajo en redes multidisciplinarias es nuestra especialidad, así que abordamos el desastre desde diversos ángulos informativos y de ayuda cívica. La verificación de datos, las entrevistas directas, la creación de vínculos entre quienes necesitan algo y quienes lo pueden proveer directamente fue el enfoque del grupo que se creó de forma natural con amistades que van desde rescatistas, cineastas, feministas y defensoras de derechos humanos que trabajan en el campo, hasta expertos en seguridad nacional y desastres.

El equipo de grabación encabezado por los cineastas independientes Hari Sama y Simón Bross con los rescatistas de Cadena A.C nos han aportado testigos en video valiosísimos de cómo la entrega mano a mano en estado de emergencia es la más efectiva y alivia inmediatamente a la gente que perdió su hogar o su trabajo, sus bienes e incluso a familiares y amigos.

Las mujeres que reciben la ayuda en los pueblos devastados, antes por la pobreza extrema y ahora por lo que el presidente municipal de Jojutla calificó como una catástrofe, han sido históricamente las responsables de que sus pueblos sobrevivan, que sus hijos e hijas se eduquen.

Tlatenchi, Miacatlan, Puente de Ixtla, Jantetelco y otra decena de pueblos devastados han aprendido a vivir en la pobreza y el abandono gubernamental bajo una lógica de paternalismo condicionante. Saben que la ayuda que llegará del DIF en uno o dos meses (cerca de las elecciones del 2018) vendrá con el sello y la condición del partido en turno; por eso sonríen a las y los voluntarios que les entregan la ayuda en las casitas que se mantienen en pie. Ellas son las administradoras de la pobreza desde hace décadas; las cuidadoras que saben dar, ahorrar, racionar para salvar a su aldea.

El video con los voluntarios que llegaron con tres camiones desde Michoacán hasta Cuernavaca narra con detalle lo sucedido: se ve la frustración de los jóvenes que llevaban horas sin dormir y manejaron por turnos para llegar a entregar el mano a mano a cinco pueblos. Los paquetes estaban divididos por necesidades: medicamentos, ropa, alimentos con chequeo de fecha de caducidad, palas, picos, material de paramédicos y rescatistas.

La policía repitió que eran órdenes de la esposa del gobernador Graco Ramírez. El documentalista grabó las bodegas del DIF, llenas hasta el techo; les forzaron a ir a otras bodegas, escoltados por policía estatal bajo las órdenes del comandante Capela, quien dijo recibir órdenes de Elena Cepeda y del gobernador Graco: esperar hasta que llegaran los adhesivos con la leyenda “Fuerza Morelos PRD”.

Horas más tarde las y los rescatistas fueron al sitio de los camiones con el plan de bajar las ocho toneladas de ayuda que habían obtenido directamente entre organizaciones civiles hermanas de Michoacán y Morelos; es allí donde el segundo video, narrado por una voluntaria, muestra cómo la policía secuestra los vehículos y se los lleva a unas bodegas del DIF fuera de la ciudad.

A una hora de distancia 5.000 damnificados esperaban leche para bebés, alimento para las y los ancianos, medicamentos para personas diabéticas y equipos de diálisis.

Hablé con el alcalde de Jojutla Alfonso de Jesús. En entrevista grabada aseguró que el hospital de Jojutla está totalmente vacío, no hay una sola gasa. Esto sucedía mientras el presidente, Enrique Peña Nieto, y su esposa viajaban a Morelos. En Jojutla, Peña dio órdenes al alcalde de hacer un censo. El hombre asintió respetuoso de la autoridad a sabiendas de que no tiene capacidad técnica frente a la catástrofe. “Lo que urge es la ayuda humanitaria, luego lo demás”, dijo el alcalde al confesar que se siente triste e impotente.

Salió al rescate el equipo de estudiantes y profesorado de la Universidad Autónoma de Morelos, que desde el primer día llevan a cabo un censo sistematizado de pérdidas humanas y materiales. Ese censo va arrojando las cifras de pobreza extrema en que ya estaban las poblaciones. Entre tanto el obispo de Cuernavaca salió a cámara explicando que a ellos también les robaron la ayuda para llevarla al DIF bajo supuestas órdenes del gobernador Graco Ramírez.

Efectivamente los desastres naturales exigen de planeación estratégica, pero luego de cinco días del evento las autoridades han sido incapaces de hacer su trabajo basados en el renovado Plan Nacional de Desastres del 2013.

Las telefonistas de Locatel no han parado de documentar hechos y unir familias. La Marina y miembros del ejército sí colaboraron en los rescates; la Cruz Roja hizo lo propio con el profesionalismo que le caracteriza, pero se vio rebasada en las emergencias médicas, fue por ello que salieron al rescate hospitales privados como el ABC, Ángeles y otros más.

La sociedad civil tomó las riendas del país; las tomó con millennials que crearon una herramienta digital que en menos de 48 horas la NASA adoptó. Es el #Verificado19S, que con un click desde cualquier dispositivo permite denunciar, pedir ayuda, encontrar ayuda en tiempo real. Los influencers que se cooptaron miles de seguidores diciendo sandeces, ahora se volcaron a coordinar la ayuda con expertas en manejo de crisis.

  

Mientras en la Ciudad de México y los pueblos de Morelos, Oaxaca, Edomex, Puebla y Veracruz la gente lloraba por medicamentos, palas, picos, material de rescate, de curación, alimentos y ropa que las agencias del “bienestar de la familia” (DIF) acumularon con la excusa de que se debe gestionar la ayuda y se debe organizar.

La sociedad respondió con evidencia: ya la estamos gestionando, llega organizada, marcada para qué albergue y para qué pueblo basada en sus necesidades directas corroboradas antes por quienes organizaron centros de acopio y se comunicaron directamente con organizaciones de base en cada lugar siniestrado.

De hecho, desde el primer sismo del jueves 7 de septiembre varios grupos civiles, conformados por activistas, cineastas y casas productoras abrieron centros de acopio profesionalizado que a la fecha lleva ayuda a las zonas más dañadas de Oaxaca; han enviado toneladas de ayuda enfocada en las necesidades de la gente sin hacer aspavientos, tuvimos que descubrirlos, no presumen.

No es casualidad que circulara un meme que dice: “El sismo dejó 628 desaparecidos, desde ayer no se les ha vuelto a ver. Son 500 diputados y diputadas y 128 miembros del senado. Si alguien les localiza recuérdenles que la patria es primero”.

Ahora los gobiernos comenzaron a buscar periodistas para apelar a nuestra “sensibilidad” a fin de respetar el dicho de las autoridades.

Lo que no han comprendido es que se fracturó para siempre la verticalidad informativa, ya no habrá verdades históricas de telenovela. Mientras los poderes no son capaces de ponerse de acuerdo en quién manda y quién da información oficial, la sociedad civil, jóvenes y personas de todas las edades e ideologías, salieron a demostrar que se han convertido en la autoridad, de forma horizontal, ordenada. Que, a pesar de la crisis y el miedo, a pesar de que en las redes circulan muchas tonterías y mala información, el periodismo independiente está de pie cámara en mano. Que las instituciones tendrán que ponerse a la altura de la sociedad, no amedrentarla.

Este mes de septiembre comenzamos a recuperar una independencia vital e informativa que estaba secuestrada por el hartazgo de la corruptocracia y el sentido de indefensión adquirida que tenía a la sociedad agotada, convencida de que nada los haría cambiar.

Tembló el país y los políticos también. Ojalá nos dure lo suficiente para que logremos cambiar de fondo después de la emergencia; los planes están sobre la mesa.