Estados Unidos es un país cada vez más envejecido y diverso, a tenor de los datos difundidos este jueves por la Oficina del Censo. La edad media ha pasado de 35,3 años (en abril de 2000) a 37,9 años (en julio de 2016). Y mientras que la población negra, hispana y asiática aumenta, y cada vez hay más ciudadanos que se identifican con más de una raza, los blancos de origen no hispano, aún mayoritarios, decrecen de forma natural, al contabilizarse menos nacimientos que fallecimientos en este grupo demográfico.
Cada vez más viejos. “La generación del baby boom es la responsable en mayor medida” de este envejecimiento, asegura el demógrafo Peter Borsella. Este grupo (nacido entre 1946, tras el final de la II Guerra Mundial, y 1964) empezó a cumplir los 65 años, entrando oficialmente en la tercera edad, a partir de 2011. El año pasado, este generación fue superada en número por los millenials (nacidos entre 1981 y 1997, según la definición del Pew Reasearch Center).
Aproximadamente uno de cada siete estadounidenses tiene ya más de 65 años, cuando en 2000 eran sólo uno de cada 10. Este envejecimiento (que no sólo se debe a que los seres humanos estamos condenados a cumplir años, sino también a que, en general, cada vez vivimos más) afecta a la mayoría de Estados y condados.
Maine (44,6 años), New Hampshire (43), Vermont (42,7), Virginia Occidental (42,2) y Florida (42,1) registran la edad media más elevada; en los dos primeros, se produjo un incremento de seis años. En el extremo contrario se encuentra Utah (30,8), el Distrito de Columbia y Alaska (33,9), Texas (34,5) y Dakota del Norte (34,8); en este último Estado la población se rejuveneció 1,4 años.
En cuanto a condados, el que mayor edad media registra es Sumter, en Florida, con 67,1 años, tras sufrir un envejecimiento estratosférico (17,9 años desde 2000, el mayor registrado por el censo). Entre 2000 y 2016, 56 condados registraron un incremento mayor a 10 años en todo el país. En el extremo contrario está Lexington City, en Virginia, con una media de 22,7 años.
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Y cada vez más diversos. Todos los grupos de población crecieron entre 2015 y 2016, según la Oficina del Censo, pero los minoritarios lo hicieron con mayor fuerza, aumentando así la diversidad del país, según señalado la demógrafa Lauren Medina. La población asiática se incrementó un 3% (hasta los 21,4 millones), los hispanos (de cualquier color) lo hicieron un 2% (hasta los 57,5 millones), y los negros un 1,2% (hasta los 46,8 millones).
Y no sólo Estados Unidos es un país más diverso, sino también más entremezclado: el número de personas que se identifica con más de una raza creció un 3%, hasta los 8,5 millones.
La población blanca, sin embargo, sólo creció un 0,5% (hasta los 256 millones), y apenas nada (5.000 personas, hasta sumar 198 millones) si se descuenta a los hispanos blancos. De hecho, este último grupo fue el único que registró más muertes que nacimientos (un crecimiento natural negativo de 163.000 personas), de forma que sólo la inmigración ha impedido que su cifra total merme.
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California es el estado con mayor número de blancos (29,9 millones) y de hispanos (15,3 millones), aunque por porcentaje Maine sigue siendo el territorio más blanco (96,5%) y Nueva México el más hispano (48,5%). El condado de McPherson, en Nebraska, tiene un 99,6% de población blanca, mientras que el condado de Starr, en Texas, tiene un 96,3% de hispanos.
También California es el estado donde más asiáticos viven (6,6 millones), aunque es en Hawaii donde mayor porcentaje hay (57%); en el condado de Honolulu, su capital, se eleva al 61,3%. Nueva York es el estado más negro (3,8 millones), mientras que el Distrito de Columbia acumula el mayor porcentaje (49,4%); en el condado de Claiborne, Mississippi, se registra la mayor proporción (86,3%).
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