RUNSWICK, Maine (AP) — Chaz Wing tenía 12 años cuando fue arrinconado en un baño de la escuela. Los estudiantes que lo atormentaban también eran niños que rozaban la edad del acné y los cambios de voz.
Finalmente, según declaró bajo juramento, lo violaron y lo dejaron sangrando, la culminación de un año de acoso. Aunque Chaz informó repetidamente a profesores y administradores sobre los insultos y ataques físicos que recibía, no reportó la agresión sexual hasta un año más tarde, iniciando una larga batalla legal sobre si el centro había hecho suficiente para protegerlo.
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