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Ante las evidencias, Tomasini asegura que en su granja no trabajan niños

Las empresas que compran el café de las granjas como la de Tomasini dicen que ellas creen que los agricultores están cumpliendo con los requisitos.

La granja de café de 270 acres Mauricio Tomasini Bassols cerca de Tapachula, México se encuentra bajo la sombra del Volcán Tacaná de Guatemala de 13.000 pies de altura, el segundo pico más alto de América Central. La vista desde el balcón de color ocre de su casa de campo es de un dosel verde de los árboles de café.

Desparramados por la ladera hay una cadena de estructuras de madera delgada y podrida. El interior de estos locales tiene como mobiliario nada más que literas de madera largas y luces en el techo. Durante la cosecha, cada uno de estos locales de habitación alberga alrededor de unos 30 trabajadores inmigrantes guatemaltecos y sus hijos.

Tomasini los alimenta dos veces al día. Por la mañana, les dan frijoles, tortillas y café. En la tarde, se ponen frijoles y tortillas otra vez con arroz o pasta, dijo. El sábado, pueden recibir algo extra, tal vez dos huevos o un trozo de pollo. El agua potable está disponible 24/7 a partir de pozos subterráneos a través de tubería. Cuando Tomasini habla de lo que ofrece a los trabajadores, se refiere a baños y duchas, aunque los inodoros no tienen palancas y para descargarlos deben derramar un cubo de agua en ellos.

"Nosotros sólo proporcionamos la taza del inodoro", explica, debido a que los trabajadores guatemaltecos roban las palancas y el herraje. Entre las responsabilidades del encargado de la granja está encender las luces del dormitorio a las 6 de la tarde y apagarlas a las 6 am. Si los trabajadores tuvieran acceso a los interruptores, dijo Tomasini, los robarían o los romperían.

Su mayor dolor de cabeza, dijo, es que sus trabajadores llevan a sus hijos y quieren ponerlos a trabajar.

De acuerdo a tratados internacionales los productores como Tomasini están obligados a proporcionar una vivienda adecuada, saneamiento, agua potable y comida decente.

La Organización Internacional del Trabajo, que forma parte de las Naciones Unidas, establece que las condiciones de vivienda para los trabajadores inmigrantes incluyen una cama para cada trabajador, la ropa de cama, alojamiento separado para los dos sexos, una lámpara de lectura para cada cama, armarios u otros muebles para asegurar pertenencias y lavandería.

Debe  haber "un mínimo de un retrete, un lavabo y una bañera o ducha por cada seis personas," de acuerdo con la orientación que la organización internacional del trabajo proporciona a los empleadores.

Por su parte, las empresas que compran el café de las granjas como la de Tomasini dicen que ellas creen que los agricultores están cumpliendo con los requisitos, proporcionando alojamiento adecuado y seguro y que nunca utilizan mano de obra infantil. Pero depende de las organizaciones de certificación, de las empresas de verificación, de los intermediarios y del gobierno vigilar por las violaciones.

Tomasini dijo que él lo intenta pero simplemente no puede convencer a sus trabajadores guatemaltecos de dejar a sus hijos en el hogar. Los padres sienten que sus hijos están más seguros y mejor con ellos en vez de quedarse en Guatemala. Además, pueden ganar más dinero si sus hijos están ahí para ayudar.

Si tuviera que ser estricto, perdería su oferta de trabajo; las familias simplemente se moverían a otras granjas. Su cosecha de café se pudriría en el suelo.

"Si tú les dice que no, abandonan la granja... y todo está perdido", dijo.

Tomasini no permite que los niños menores de 15 salgan de los dormitorios mientras sus padres están trabajando.

"Yo doy una orden: ‘Los niños no van a las plantaciones' "dijo Tomasini. Cualquier niño menor de 15 años filmado trabajando por The Weather Channel y Telemundo en octubre pasado debe haber estado recogiendo y cargando para una granja vecina, dijo.

Tomasini no negó que niños entre 15 y 17 años ayudaron con su cosecha el otoño pasado. Pero él insiste en que él no los contrató y que ellos no están en su nómina. La ley les permite ayudar a sus padres, dijo. Cualquier cereza de café recogida por estos niños es tratada para efectos de pago como si hubiera sido recogida por los padres. Él no tiene ninguna relación comercial directa con los jóvenes trabajadores de 15 a 17 años de edad, dijo.

Algunas de las granjas más grandes de Chiapas tienen pequeñas escuelas o centros de cuidado diario, pero es raro para una granja pequeña tener una. Los niños filmados en la granja de Tomasini dijeron que sus escuelas en Guatemala estaban de vacaciones. Tomasini dijo que espera comenzar una escuela cuando se lo pueda permitir. Mientras tanto, los niños pequeños y lactantes que no van a los campos tienen que cuidar de sí mismos. "La madre va a recoger cerezas y el hijo mayor se queda aquí... para cuidar de sus hermanos (más jóvenes)," dijo.

La vivienda, la alimentación y la paga que ofrece son mejores de lo que los trabajadores están acostumbrados en Guatemala, dijo, y agregó que el pago está por encima del salario mínimo en México.

"En la mente de los trabajadores esto no es explotación", dijo Tomasini.

En 2015, un inspector de trabajo del gobierno hizo una comprobación rutinaria de la granja para asegurarse de que el alojamiento era adecuado para los trabajadores inmigrantes. Él encontró que Tomasini estaba por debajo de la norma.

"Me dijo: 'Es necesario que usted tenga nuevos dormitorios.' De acuerdo. Pero mi economía no es buena.... Si tengo el dinero haré lo que dicen. Si no tengo el dinero ¿qué puedo hacer? "

El inspector del trabajo se fue, diciendo: "Voy a volver en un año", recordó Tomasini.

Hoy en día, Tomasini está luchando por aferrarse a la granja. Muchas de sus plantas de café se infectaron con un hongo que recubre las hojas en manchas de color óxido y evita que la planta produzca las cerezas de café. La enfermedad, comúnmente conocida como la roya del café, se ha extendido por toda América Central y México, creando una crisis para muchos productores de café.

Tanto el rendimiento como los precios han bajado, Tomasini hace tres años estaba pensando en vender su granja, dijo. En vez de eso, se embarcó en una estrategia de varios años para arrancar sus plantas de café arábigo de alta calidad pero delicadas, y que son especialmente propensas a la oxidación, y reemplazarlas con robusta, una planta de café más resistente que produce café con un sabor más áspero. Nestlé está ayudando a financiar la transición proporcionándole plantas robusta y comprando los granos que producen sus plantas cuando maduran. Nestlé utiliza los granos de robusta para el café instantáneo - sigue siendo un mercado muy grande en todo el mundo. A cambio, Nestlé espera que Tomasini cumpla con una serie de normas éticas y de sostenibilidad, incluyendo no permitir que los niños menores de 15 años trabajen en su granja.

La granja de Tomasini, Chapultepec, forma parte de un grupo que suma 5.144, de acuerdo con Verónica Pérez, portavoz de 4C. Así, de acuerdo con la práctica de la industria, un poco de matemáticas entran en juego: La raíz cuadrada de 5144 es 71,72. La mayoría de las organizaciones de certificación requerirían inspeccionar anualmente al menos 72 de las 5.144 granjas, o alrededor del 1,4 por ciento. Pero el mínimo de 4C es la mitad de la raíz cuadrada del número total de granjas en un grupo. Y lo hace cada tres años en lugar de anualmente. Así, de las 5.144 granjas en el grupo de Chapultepec, 4C requiere tan sólo 36 inspecciones cada tres años. Con esas probabilidades, Chapultepec podría seguir siglos sin ser seleccionado para una inspección.