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Presidente Obama y su familia llegan a Argentina

Obama no ha ocultado su preferencia por Mauricio Macri sobre su predecesora, Cristina Fernández, que provocó frustración en la Casa Blanca

El presidente Barack Obama llegó el martes por la noche a Argentina, en la primera visita de estado de un presidente estadounidense desde 1997.

Con su viaje, Obama intentará impulsar la relación entre ambos países, mejorada con el cambio de gobierno argentino tras años de distanciamiento. Obama no ha ocultado su preferencia por el presidente Mauricio Macri sobre su predecesora, la izquierdista Cristina Fernández, que a menudo provocó frustración y resignación en la Casa Blanca con sus dispersos mensajes.

El presidente Barack Obama sale del Air Force One con la primera dama Michelle Obama y sus hijas Sasha, a la derecha, y Malia
El presidente Barack Obama sale del Air Force One con la primera dama Michelle Obama y sus hijas Sasha, a la derecha, y Malia, en el aeropuerto internacional de Buenos Aires, Argentina, en la madrugadal miércoles por 23 de marzo de 2016. Obama y su familia están en una visita oficial de dos días a Argentina. (AP Foto/Natacha Pisarenko)AP / AP

De modo que el presidente vio con satisfacción cómo Macri ocupó la presidencia en diciembre y aceptó con amabilidad la ayuda estadounidense en su misión de modernizar la renqueante economía argentina.

"El presidente Macri reconoce que estamos en una nueva era y tenemos que mirar hacia delante", dijo Obama antes de su viaje.

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Obama llegó de noche a Buenos Aires para su visita de dos días. Tras unas pocas horas de sueño se esperaba que acudiera a la Casa Rosada para una ceremonia de bienvenida y una reunión en la residencia presidencial.

Los dos mandatarios tenían previsto ofrecer una rueda de prensa conjunta antes de que Obama haga una ofrenda floral ante la catedral Metropolitana de Buenos Aires.

Obama también tiene previsto celebrar un encuentro con jóvenes argentinos, algo que se ha convertido en habitual en sus viajes al extranjero. Acompañado por la primera dama, Michelle Obama, será homenajeado con una cena de estado por la noche.

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Pese a sus esfuerzos por centrar las miradas en el futuro, la visita de Obama se ha visto ensombrecida por una nueva mirada a capítulos dolorosos del pasado de Argentina, que vuelven a la memoria con el 40 aniversario marcado esta semana del golpe de estado de 1976.

Las dudas sobre el papel de Estados Unidos en la dictadura militar que siguió son un recordatorio de lo que muchos ven como una historia bochornosa de Estados Unidos de respaldo a regímenes represores en América Latina.

No estaba claro si Obama aprovecharía su visita para disculparse o reconocer errores estadounidenses de hace décadas. Pero mientras crecía la controversia sobre lo oportuno de su viaje la semana pasada, el gobierno de Obama anunció que desclasificará documentos secretos militares y de inteligencia sobre esa época, lo que podría arrojar más luz sobre una historia que por ahora sólo se ha contado a medias.

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"Estará más que dispuesto a hablar de lo que ocurrió hace 40 años, del sufrimiento que se produjo tras el golpe", dijo Ben Rhodes, viceasesor principal de Obama en seguridad nacional. En otro gesto a las víctimas de la Guerra Sucia en Argentina, Obama tenía previsto visitar el jueves el parque de La Memoria en Buenos Aires.

El gobierno argentino estima que unas 13.000 personas desaparecieron por la fuerza o fueron asesinadas en la represión contra disidentes de izquierdas, aunque los activistas dicen que la cifra llega a los 30.000.

La visita de Obama, como su viaje de esta semana a Cuba, pretende reforzar sus esfuerzos por centrar el interés de Estados Unidos en regiones de importancia económica como América Latina y Asia, incluso mientras gestiona cuestiones de seguridad en Oriente Medio y otros lugares.

Su gira latinoamericana se ha visto empañada por los atentados del martes en Bruselas, que se saldaron con decenas de muertos y reavivaron el temor en Europa al extremismo violento.

Al margen de estas distracciones, Obama confía en que su último año como presidente sea de progresos críticos para Estados Unidos y América Latina.

Aunque Obama sigue teniendo problemas para gestionar la llegada de refugiados que huyen de la inseguridad y la inestabilidad en Centroamérica, su gobierno trabaja en las históricas negociaciones entre Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, o FARC.

También el buen resultado de la oposición en las recientes elecciones parlamentarias de Venezuela fue un desarrollo positivo para Washington.

Ningún país se ha convertido en un símbolo más poderoso de los esfuerzos de Obama por pasar página en Latinoamérica que Cuba.

El presidente llegó a Argentina desde La Habana, donde hizo historia al convertirse en el primer jefe de estado estadounidense que visita la isla en casi 90 años, un espaldarazo significativo a sus esfuerzos por normalizar las relaciones con el viejo enemigo de Washington.

Para demostrar que Estados Unidos y Argentina están en mejores términos, los presidentes de ambos países tenían previsto anunciar iniciativas conjuntas en materia de cambio climático, energía y lucha contra las drogas y el crimen, según la Casa Blanca.

El último presidente de Estados Unidos que pisó Argentina fue George W. Bush, que asistió a una cumbre regional en 2005 pero no celebró una visita de estado formal. Bill Clinton se reunió allí con su homólogo argentino en 1997. Antes de regresar a Washington, Obama tenía previsto viajar con su esposa y sus hijas para una visita de ocio a Bariloche, una pintoresca ciudad en el sur de Argentina.