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El Latinoamericano, el icónico estadio cubano que visitará Obama

El presidente Barack Obama estará este martes el emblemático estadio cubano

Hay una célebre foto de Barack Obama, enfundado en un jersey con la franela de los Chicago White Sox, realizando el primer lanzamiento antes del Juego de las Estrellas de las Grandes Ligas, en St Louis, Misuri, en julio de 2009. Luego hay otra, de 2010, vestido con los colores de los Nationals.

(El entonces gobernador por Illinois, Barack Obama, lanzando la pelota inaugural en el juego entre los Chicago White Sox y Angels of Anaheim el 12 de octubre de 2005  Foto: Getty Images)


El último inquilino de la Casa Blanca no quería quedarse fuera de la galería que testimonia el vínculo de los presidentes norteamericanos con el béisbol. Su nombre vino a sumarse a una lista que va desde George W.Bush, Jimmy Carter, Ronald Reagan, Richard Nixon, Lyndon B. Johnson o John F. Kennedy, hasta Dwight Eisenhower, Roosevelt o William Howard, en el lejano 1912.

(Fidel Castro y el ex presidente de Estados Unidos Jimmy Carter en el Estadio Latinoamericano el 14 de mayo de 2002. Foto: AP)

Pero hay algo que lo diferencia de todos sus predecesores: Barack Obama sería el primero en lanzar la bola inicial en un partido entre un equipo profesional norteamericano y la selección nacional de la vecina isla de Cuba. 

Así fue la primera visita de un presidente estadounidense a Cuba

El presidente que agota sus últimos meses al timón de la nación más poderosa y observada del mundo se convirtió en el segundo de su estirpe en viajar a la isla del Caribe en toda la historia, y el único en acceder al más emblemático de los estadios de béisbol cubanos: el Latinoamericano.

Allí, en el número 312 de la calle Zequeira, en el corazón de una barriada popular, no muy lejos del centro del poder, se erige “El coloso del Cerro”, un espacio que, como el Yankee Stadium, de Nueva York, o el Santiago Bernabeu, de Madrid, ha sido testigo de acontecimientos deportivos, además de haber recibido a aficionados de todos los tipos y personalidades de todas las alcurnias.

(¿Qué bolá? Obama bromea con humorista cubano Pánfilo)

Fidel Castro era apenas un estudiante universitario al que le gustaban los tiros y Barack Obama no estaba ni en planes de venir al mundo cuando el entonces Gran Stadium de La Habana o Estadio del Cerro -nombre del municipio habanero- fue inaugurado el 26 de octubre de 1946, con el encuentro entre los Alacranes del Almendares, el equipo de la capital, y los Elefantes de Cienfuegos, ambos de la Liga Profesional de Cuba. Unos 31.000 aficionados abarrotaron las instalaciones. 

Ya entonces su terreno medía 325 pies por los jardines derecho e izquierdo, y 400 pies por el jardín central. Al fondo, deteniendo bolas o viendo pasar soberanos jonrones, se impone una cerca de 4 metros de altura, de la que, con la llegada de Fidel Castro al poder, fue retirada toda publicidad que recordara los tiempos del capitalismo.

(Las graderías del Estadio Latinoamericano abarrotadas. Foto: Getty Images)

A partir de esa fecha bisagra, el Coloso del Cerro fue remodelado y ampliado tras una convocatoria de los comités de vigilancia de cuadras, CDR, tras lo cual su césped acogió a los participantes en el 1er Congreso Latinoamericano de Estudiantes. Fue en ese acto de clausura, el 6 de octubre de 1960, que Fidel Castro propuso cambiarle el nombre por el de Estadio Latinoamericano. 

VIDEO: Fidel en el Estadio Latinoamericano

Por esas fechas ya se tramaba en las oficinas de los rebeldes recién llegados la sentencia de muerte del béisbol profesional. La Cuba que Castro proyectaba no concebía que un deportista ganara miles y hasta millones de dólares gracias a su esfuerzo y su talento. Tampoco que su imagen sirviera para campañas publicitarias comerciales. Todo aquello debía ser cosa del pasado.

Si bien antes del triunfo de la Revolución, el ‘Latino’ había sido la sede de las Series del Caribe de 1949, 1953 y 1957, así como de la Copa Mundial de Béisbol de 1952, en los últimos cincuenta años ha acogido también las Copas Mundiales de Béisbol de 1971, 1973 y 1984, las Copas Intercontinentales de 1979, 1985, 1995 y 2002, los Juegos Centroamericanos de Béisbol, de 1982, y los Juegos Panamericanos de Béisbol, de 1991.

(El ex presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, hizo el lanzamiento inaugural del juego de las estrellas en el Estadio Latinoamericano el 14 de mayo de 2002. Foto: AP)

Fue precisamente con vistas a la Copa Mundial de 1971 que sus instalaciones fueron renovadas y extendidas, hasta llegar a la capacidad actual de 55.000 espectadores sentados, aunque se supone que había espacio para otras 5.000 personas a lo largo de sus escaleras y sus pasillos.

Una cifra similar de espectadores se espera para el martes 22 de marzo a la 1:30  de la tarde, cuando Barack Obama probablemente lance la primera bola e inaugure el partido entre los Rays de Tampa Bay y una selección de los mejores peloteros cubanos, justo en la época en que más jugadores de talento han huido de la isla para acceder al cotizado mundo de las franquicias beisboleras de las Grandes Ligas norteamericanas. 

Como antecedente, recordemos que en 1999 se le colocaron los primeros colchones a las cercas del ‘Latino’, cuando ya estaba pactado y se esperaba la celebración de un histórico juego, el 28 de marzo de ese año, entre los Orioles de Baltimore y el equipo nacional cubano. Aquella fue una fecha memorable: era la primera vez que, tras cuatro décadas de silencio, se reconocía la existencia de una liga vecina y poderosa. Como era de esperar, el invitado de gala no era otro sino Fidel Castro, el mismo que había colocado una pesada losa encima del deporte profesional. 

Los muros y asientos del Coloso del Cerro habían sido testigo de imposiciones y de silenciamientos, aunque también de mucha alegría deportiva. Esta vez, otros serán los invitados: glorias de diferentes épocas como el ex torpedero de los New York Yankees Derek Jetter, los veteranos Luis Tiant, de 75 años, y José Cardenal, de 72, dos cubanos ignorados durante décadas por las autoridades de la isla, así como el mánager Joe Torre.

Junto a ellos estarán el presidente Barack Obama y, a su lado, sonriente, según suponemos, Raúl Castro, un general al que al parecer nunca le interesaron los deportes. 

Tres días después y no muy lejos de allí, desde los terrenos de béisbol de la Ciudad Deportiva, los míticos Rolling Stones, “sus satánicas majestades”, entonaran a voz en cuello su histórico himno “I can’t get no”, más conocido como “Satisfaction”. 

Para esa fecha Barack Obama ya habrá regresado al confort de la Casa Blanca y las gradas del Latino seguirán, como siempre han hecho, a la espera de una próxima ilusión.