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¿Es Ted Cruz el analgésico contra Donald Trump?

El evangalista le arrebata dos estados al magnate en votaciones de este sábado, lo que deja la contienda republicana más que reñida

Ted Cruz tuvo una buena noche el sábado, con victorias en los estados de Kansas y Maine, fortaleciendo así su argumento de que es el único candidato republicano que realísticamente puede dar la batalla a Donald Trump en la contienda para ser el candidato presidencial.

Con estos dos triunfos Cruz ha ganado ya en seis estados, lo cual aun cuando no es suficiente para alcanzar o siquiera complicarle la vida a Trump en términos del número de delegados a la convención, sí le da el llamado “momentum” que otorgan las victorias. Cruz consigue atención de la prensa y la opinión pública y más dinero de los donantes.

Igualmente, Cruz obtiene de manera indirecta algo que es parte de la batalla a dos bandas que lleva a cabo: le da otro golpe a Marco Rubio que no sólo no ganó nada sino que ni siquiera quedo en un segundo lugar (la otra banda o pista de batalla es por supuesto contra Trump).

Trump por su parte, aunque no tuvo una noche de gran éxito, también puede irse a dormir tranquilo. El empresario ganó en Louisiana y en Kentucky, lo que poco a poco le sigue permitiendo ir acumulando delegados y conservar el primer lugar en tal número (tiene alrededor de más de cien delegados de ventaja sobre Cruz).

Podría sonar extraño esto de que Cruz gana más “momentum” cuando que ganó dos estados igual que Trump (en los cuatro estados estaban en juego 155 delegados), pero el punto es como Trump es el que ha venido arrasado en las votaciones, el que Cruz le gane en dos estados es noticia. Y todo esto enmarcado en el contexto de un partido republicano que trata de impedir a toda costa que Trump gane la nominación.

La gran pregunta de estos resultados es si Cruz va camino de consolidarse como la alternativa a Trump, particularmente con lo mal que le fue a Rubio. Llama la atención por ejemplo, lo sucedido en Maine, un estado del noroeste donde relativamente hablando los republicanos no son “duros”, evangélicos o ultra conservadores como muchos republicanos de los estados del Sur donde se encuentran las bases naturales de Cruz.

Ganar en Maine pudo -y es un gran condicional todavía- significar que la ofensiva de las elites del partido contra Trump está surtiendo efecto. Que conste, estas elites odian igualmente a Cruz como detestan a Trump. Pero el punto ahora es que buscan una alternativa al empresario, y al ganar elecciones, guste o no guste, es Cruz quien ocupa ese lugar alterno.

Otro detalle que también ilustra este relativo movimiento en contra de Trump es lo sucedido en Louisiana, donde aun cuando es cierto que el magnate ganó, muchos de los votos son de gente que votó por correo y/o de manea anticipada. Es decir, en momentos cuando Trump no era todavía objeto de los ataques del liderazgo partidario y él mismo no había dicho lo que dijo en el último debate (la referencia indirecta a sus órganos genitales). Entre la gente que decidió en los últimos días, Cruz o sacó ventaja o al menos achicó la diferencia respecto de Trump.

Cruz por su parte, celebró las victorias del sábado. “Dios bendiga a Kansas. Y dios bendiga a Maine”, dijo el senador en un mitin en Idaho. “Lo que estamos viendo en Kansas es una manifestación de un real cambio en el ‘momentum’”.

Sin mencionar a Rubio, Cruz señaló que “orando”, sus rivales deberían de considerar si tiene sentido seguir en la contienda ya que no que no parece haber una via para ellos para desbancar a Trump. Pero porque además, hay que unir al partido en oposición al magnate.

A medida que pasen los días y que se vayan dando más elecciones -hay otras el próximo martes- Cruz de seguro que repetirá ésta mantra de que Rubio debe tirar la toalla y alinearse detrás del senador por Texas. Rubio es claro que no lo hará y que esperará a ver qué sucede en la primaria del 15 de marzo en la Florida donde el senador se jugará el todo por el todo. Florida es de los estados que dan todos los delegados al ganador, en este caso 99, los cuales pudieran dar oxígeno a la campaña de Rubio. Cruz sin embargo, se ha lanzado en una campaña de última hora para tratar de ganar el estado en parte impulsado por los triunfos de esta semana. Rubio está literalmente en el medio, con Cruz pisándole los talones para humillarlo en su propio estado y con Trump adelante en las encuestas por más de 15 puntos.

Las primarias y asambleas partidarias republicanas del sábado entonces han servido para demarcar un tanto las pistas de competencia en la brutal pelea republicana: en un lado Trump, quien sigue a la cabeza -aunque ya no parece tan poderoso o imbatible como antes-, en otra Cruz, consolidándose como quizá el único que quedará vivo y a quien le tocara ir hasta el final contra Trump, y en una tercera Rubio, colgado de alfileres para no desaparecer del mapa.