IE 11 is not supported. For an optimal experience visit our site on another browser.

Donald Trump el gran ganador republicano del supermartes. ¿Es inevitable su candidatura?

¿Qué pasará en el partido republicano tras los resultados de las primarias?

Donald Trump fue el gran ganador del llamado supermartes en el lado republicano, al obtener la victoria en la mayoría de los once estados que estaban en juego, a excepción de Texas y Oklahoma donde ganó Ted Cruz y Minnesota donde ganó Marco Rubio. 

 

ARTÍCULO: Clinton y Trump, los grandes ganadores del supermartes

La gran pregunta ahora es ¿si es inevitable la candidatura de Trump?

Marco Rubio, la gran esperanza del liderazgo del partido republicano, apenas ganó su primer estado. La pregunta también es si Rubio debe tirar la toalla y retirarse de la campaña para evitar lo que parece ser la inevitable candidatura de Trump.

 

ARTÍCULO : Voto hispano empieza a hacerse sentir en EEUU

 

Preguntas sin respuesta fácil para los republicanos. Pareciera que la lección principal que deja la noche del supermartes es la de que se tiene un partido republicano fracturado por la mitad -o dividido en tres- que no sabe qué hacer ante ese terremoto o huracán que lo ha sacudido en los últimos meses: el fenómeno Trump.

El supermartes confirmó que una cosa es lo que piensa el liderazgo del partido y otra lo que piensan las bases republicanas. Para el liderazgo del partido ni la candidatura de Trump ni la de Cruz son aceptables. 

Votantes hacen chistes por primaria del supermartes

Es cierto que hasta hoy todos los esfuerzos han sido para descarrilar a Trump, pero la alternativa Cruz es tan mala para estos líderes -el llamado ‘establishment’- como es la de Trump. O quizá aún peor ya que Cruz desde su puesto de senador ha hecho carrera de estar contra ese liderazgo partidario.

¿Qué hacer entonces? Rubio, que era la esperanza de este liderazgo, fue en cierto sentido el gran perdedor de la noche. Desde el jueves pasado cuando se dio el debate republicano en Houston, el senador se lanzó a la yugular contra Trump y ciertamente consiguió dominar la narrativa en los medios de comunicación. Cada día se ha venido hablando de los ataques de Rubio y el senador parecía que había conseguido poner a Trump a la defensiva. Los votantes sin embargo, siguieron con Trump.

Aún cuando es cierto que el senador de la Florida puede seguir con su estrategia de continuar en la elección hasta llegar a la convención republicana, asumiendo que Trump no tiene los delegados para ser nominado, también es cierto que el “momentum” no está con Rubio. Una campaña no tiene sentido si no se ganan primarias. Es cierto que Rubio ganó en Minnesota pero ha sido su única victoria en toda las primarias. 

En cualquier otra campaña un candidato en la situación de Rubio casi con seguridad tendría que retirarse. Con todo, el senador tiene “una vida más” gracias al apoyo del liderazgo del partido y a que los dos candidatos alternativos son inaceptables para una buena parte de ese mismo partido. Rubio tiene literalmente dos semanas más de vida en la primaria republicana: el 15 de marzo es la elección en la Florida, votación que da todos los delegados al ganador. Si Rubio no gana ahí está terminado.

Cruz, aun cuando sólo ganó dos estados, tuvo una relativamente buena noche. Texas es el estado que más delegados daba y aún cuando es el estado que él representa, fue sin duda un gran triunfo. La victoria en Oklahoma igualmente, da fuerza a la campaña del senador. Básicamente lo que ha conseguido Cruz es darle oxígeno a su campaña. Será una pelea brutal ya que disputa los mismos votantes con Trump. 

Hay una línea de pensamiento que señala que Cruz, no obstante las victorias en Texas y Oklahoma -más la que obtuvo en Iowa cuando comenzaron las votaciones-, tiene un horizonte complicado hacia la nominación presidencial. Varios de los estados donde hay más gente de su base natural tuvieron votaciones precisamente en el supermartes. Los próximos estados, aunque por supuesto siguen siendo republicanos los que votan, son estados menos duros en su conservadurismo en comparación a los del Sur. 

Todo esto lleva a cerrar el círculo para volver a Trump. Si el asunto fuera las puras matemáticas, sería casi inevitable que Trump fuera el candidato republicano. El magnate tiene los números en el sentido de que ha ganado primarias y delegados y tiene ese intangible que vale oro en las elecciones para elegir a los candidatos: “momentum”. 

La única diferencia o el factor que hace que no se diga la palabra definitiva sobre Trump es lo particular de su candidatura. Trump enfrenta una fiera oposición del liderazgo del partido el cual no parece en este momento dar el brazo a torcer y aceptar la casi inevitabilidad de la candidatura de Trump. 

Cuesta pensar que se pudiera llegar a una convención con un Trump con la mayor cantidad de delegados y que las elites del partido decidan dinamitar su candidatura y nominar a alguien más que claramente quedo segundo o tercero ante Trump. Pero esto es ciertamente uno de los escenarios que se vislumbra en lo que parece una campaña para evitar a como sea la candidatura de Trump. 

Un supermartes entonces que aun cuando sirvió para su propósito de original de casi definir al candidato ganador, en este caso debido a lo particular de la candidatura de Trump y a lo dividido que esta el partido deja todavía muchas cosas en el aire. Preguntas que deberán tener respuesta en las próximas dos semanas.