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Terrorismo enciende debate entre precandidatos republicanos

Donald Trump de bajo perfil, Cruz y Rubio se dieron duro por el asunto migratorio en último debate del 2015
Ben Carson, Donald Trump, Ted Cruz. Jeb Bush
Donald Trump, second from left, makes a point as Ben Carson, left, Ted Cruz, second from right, and Jeb Bush look on during the CNN Republican presidential debate at the Venetian Hotel & Casino on Tuesday, Dec. 15, 2015, in Las Vegas. (AP Photo/John Locher)AP / AP

En lo que ha sido quizá el debate con más sustancia de la campaña republicana a la presidencia, los candidatos se enfrascaron en una intensa discusión enfocada en temas del terrorismo, la seguridad de los estadounidenses y Siria, uno de los países donde opera el llamado Estado Islámico.

Sin faltar por supuesto, aunque con menor intensidad que en otras ocasiones, el tema de inmigración.

No es fácil determinar si hubo un ganador o un perdedor claro. Donald Trump fue objeto de mucha de la atención, en particular porque muchas preguntas giraron en torno a lo que Trump ha dicho sobre este u otro tema. A medida que fue pasando el tiempo sin embargo, Trump bajo el perfil y optó por no entrar al enfrentamiento directo, en especial con el senador por Texas, Ted Cruz. 

Lo más memorable de las intervenciones de Trump fue que reveló que en caso de perder la nominación republicana no se saldrá del partido y en consecuencia tampoco se lanzará como candidato independiente. Esto lo hizo verse bien a Trump, más como un político serio que como el explosivo candidato que hasta este momento parecía tener como único objetivo dinamitar el liderazgo tradicional del partido.

Llama la atención que a excepción de Jeb Bush, ninguno de los otros candidatos quizo entrar a la pelea con Trump. Pareciera que la táctica de varios de los que son considerados como la alternativa a Trump es la de esperar que eventualmente el empresario se desmorone y hacerse con esas bases que hoy lo apoyan. Cruz en particular, trata con guantes blancos a Trump.

En algún momento uno de los moderadores preguntó a Cruz si pensaba -como al parecer lo había sugerido en una conversación privada hace unos días que luego se filtro a la prensa- que Trump tenía el juicio o el temperamento para ser presidente. “Ese es un juicio que cada votante hará”, fue la respuesta diplomática de Cruz, cuando que era la oportunidad para lanzarse a la yugular contra Trump.

Lo de Bush también merece una mención, no sólo porque fue el único que se puso los guantes contra Trump, sino además porque consiguió que el empresario de bienes y raíces se viera molesto. 

El argumento de Bush es simple: no es con insultos ni con frases bombásticas que alguien puede llegar a la presidencia y mucho menos gobernar Estados Unidos. El problema por supuesto es que este argumento no es nuevo y al menos hasta hoy no ha funcionado con las bases republicanas. No es casualidad que Trump vaya primero en las encuestas. Bush hizo lo suyo, un tanto obligado ya que está abajo en los ratings, con todo, no pareciera que fue suficiente para cambiar el panorama de la contienda.

Quienes sí se dieron con todo fueron Cruz y el senador Marco Rubio. Ambos sienten que serán los beneficiarios si Trump se cae y su objetivo ahora es descarrilar al otro. Rubio muestra más conocimiento de los asuntos de política exterior que Cruz y atacó además a su colega en el senado por un voto que Cruz dio para aprobar una ley que terminó con la recolección que hacia el gobierno de todas las llamadas telefónicas. Rubio sin embargo, tiene un punto débil en el cual Cruz martillo una y otra vez: inmigración.

Sucede que Rubio fue uno de los ocho senadores que en el 2012 y 2013 encabezaron el proyecto de ley que eventualmente se pasó en el senado sobre la reforma migratoria. Hasta ahora este punto no se había discutido a fondo en ningún debate, literalmente permitiéndole a Rubio pasar bajo el radar en lo que se supone es un “pecado” que no le perdonan las bases republicanas.

Hoy Rubio por supuesto ha renegado de esta ley y ya no apoya la reforma migratoria -al menos de manera inmediata, ya que primero, dice, hay que “asegurar la frontera” y luego reformar el sistema de inmigración legal. 

Cruz sin embargo, acosó a Rubio recordándole como en su momento fue socio de los demócratas para pasar la ley. Fue uno de los pocos momentos en los que Rubio se vio incómodo. El senador Rand Paul, también atacó a Rubio en este punto. 

Lo que digan las encuestas sobre Rubio será hoy clave ya que permitirá saber si esa “ancla” o “albatros” al cuello que tiene con las bases republicanas con su voto por la reforma migratoria sigue ahí o ya se lo perdonaron. 

Mucho del éxito de su candidatura dependerá de este punto. Rubio es por hoy el favorito del liderazgo del partido -una vez que se ha caído Bush- y sólo es de esperar que comience a caer Trump para que el senador de la Florida suba al primer lugar, al menos en lo que supuestamente son los planes de los líderes republicanos.

En este tema de inmigración Trump fue inflexible: insiste en que deportará a los indocumentados. Posición que sin decirla directamente también es la de Cruz -se aplicará la ley, repite el senador. 

A lo largo de la noche se habló una y otra vez del Estado Islámico -el ‘terrorismo islámico radical’, la expresión favorita de los republicanos-, el cual aun cuando por supuesto que existe y que es una amenaza para Estados Unidos, pareciera que es mucho más grande cuando a él se refieren los republicanos. 

No queda claro si lo hacen por inflamar la retórica del debate o porque de veras así lo creen, pero al escuchar a los republicanos cualquiera pensaría que el grupo terrorista está detrás de cada arbusto en el país -un tanto similar a cuando existía la Union Soviética que muchos conservadores veían un comunista también detrás de cada arbusto.

Todos los candidatos tienen recetas para lidiar con el Estado Islámico, desde el bombardeo a lo bruto -la receta de Cruz- para borrarlos del mapa hasta la formación de una fuerza militar encabezada por Estados Unidos pero con tropas árabes y de otros países para darles la batalla en Irak y Siria -de Bush y otros. 

El problema con estas propuestas es que no son nuevas o no es que el gobierno de Obama no sepa de ellas, es simplemente que es complicado llevarlas a la práctica. El estado islámico para el caso, tiene su “capital” en la ciudad siria de Raffa, qué hacer con los civiles ahí, preguntó el moderador de CNN a Cruz? implicando que morirían miles de civiles si se bombardeaba con la intensidad que proponía el senador. Cruz dio vueltas al asunto para hasta final decir que serian bombardeos precisos.

Igual de complicado es lo relativo a qué hacer con Siria o mejor dicho con el presidente sirio Bashir Al-Assad. Unos proponen que hay que derrotar al Estado Islámico primero y luego lidiar con el mandatario -la propuesta de Trump-. 

De nuevo, este es un tema en el cual el gobierno de Obama ha perdido el sueño por meses sino es que años tratando de encontrar la mejor solución -si es que hay solución. Sucede que si cae Assad se corre el riesgo de que sea el Estado Islámico quien tome el poder en Siria.

O qué decir de Siria en general y por ejemplo la presencia de los rusos en el país árabe. Qué haría usted si un avión ruso viola la zona de no vuelos en Siria -una de las propuestas de algunos republicanos-, pregunto uno de los moderadores. El gobernador de New Jersey, Chris Christie señaló que sin mayor problema ordenaría el derribamiento de tal avión. “Quizá sea porque soy de New Jersey”, añadió Christie, intentado fortalecer su posición como ex fiscal duro al que no le tiembla la mano para tomar decisiones. 

“Si usted en favor de la Tercera Guerra Mundial, aquí tiene su candidato”, señaló en tono de burla el senador Paul por lo dicho por Christie. La frase de Paul de alguna manera resume lo que son muchas de las propuestas de los republicanos: planteamientos extremos que pareciera se dan sin consideración a las realidades políticas internacionales. Por muy “malos” que sean el Estado Islámico, Assad o los rusos no se puede simplemente jalar el gatillo o bombardear hasta que no quede nada como solución al problema. 

En conclusión puede decirse que la pelea republicana sigue siendo una moneda al aire. Trump llegó arriba en las encuestas y de seguro continuara ahí, ahora intentando mostrarse como alguien serio que respeta al partido y de quien ya se conocen todas las propuestas -más allá de que sean imprácticas u ofensivas. 

Cruz y Rubio al acecho esperando la eventual caída de Trump. El resto con pocas posibilidades, apostándole a una sorpresa en lugares como New Hampshire -como Christie o el gobernador de Ohio John Kasich- o simplemente haciendo número en una contienda que aunque con varios en el ring todavía se va decantando con tres o cuatro favoritos.