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Claves para entender las condiciones de Obama sobre su posible visita a Cuba

Si alguien pide reunirse con los disidentes, o aun peor lo hace desafiando al gobierno cubano, de inmediato es puesto en la lista negra de gente no amiga de Cuba.

El Presidente Obama espera visitar Cuba en 2016, pero siempre y cuando se le permita reunirse con los disidentes del gobierno cubano.

 

“Si voy en una visita, entonces parte del trato tiene que ser que pueda hablar con todo el mundo", señaló Obama en una entrevista con Yahoo News. “He dejado claro en mis conversaciones directas con el Presidente (Raúl) Castro que nos gustaría continuar los contactos con aquellos que desean ampliar el espectro, ustedes saben, de la libertad de expresión dentro de Cuba”, añadió el mandatario.

 

El restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba ha sido uno de los grandes eventos de política exterior del gobierno de Obama. No obstante, la visita del mandatario a la isla era uno de los asuntos pendientes.  

 

Con lo dicho, Obama pone la pelota en el lado del gobierno cubano ya que es éste es el que tendrá que aceptar si permite que el presidente se reúna con los opositores. Normalmente, el gobierno cubano se opone a este tipo de encuentros.

 

Las palabras del presidente se dan a pocos días del primer aniversario de cuando hizo el anuncio -el 17 de diciembre- que sorprendió al mundo de que Estados Unidos y Cuba terminarían décadas de hostilidad y que había llegado la hora de cambiar la política de Washington hacia la isla caribeña.

 

Hoy las relaciones diplomáticas se han restablecido. Estados Unidos sacó a Cuba de la lista de países que apoyaban el terrorismo y se han incrementado los viajes y los contactos comerciales. Y aunque hay todavía problemas mayores en la relación, como el embargo económico sobre Cuba, en general hay un buen clima entre Washington y La Habana. Es en este contexto que una eventual visita de Obama a Cuba es vista como una especie de culminación de lo que ha sido uno de los giros de política exterior más audaces de su gobierno.

 

Según Obama, él confía en que “en algún momento del próximo año” se haya dado suficiente progreso en Cuba en este tema de las libertades y el desarrollo democrático, para decidir “que es un buen tiempo” para visitar la isla y constatar de primera mano los avances. 

 

“Pero también para empujar al gobierno en una nueva dirección”, siguió Obama en la misma entrevista con Yahoo News.

 

Más allá de las palabras optimistas del mandatario, al menos por lo que ha sido la historia, no será tan simple que se le permita reunirse con los disidentes cubanos. Para el gobierno de Castro -antes con Fidel y hoy todavía con Raúl- la oposición tiene un valor simbólico negativo que para muchos en el exterior cuesta entender. 

 

En este tema Cuba actúa como que si los disidentes tuviesen el poder de quebrar al estado cubano. Muchos líderes políticos, figuras del espectáculo y en general cualquier extranjero prominente es juzgado por su actitud ante los disidentes. Si alguien pide reunirse con ellos, o aun peor lo hace desafiando al gobierno cubano, de inmediato es puesto en la lista negra de gente no amiga de Cuba.

 

Obama habló también en la entrevista sobre el embargo, el cual sólo puede ser levantado por una ley del Congreso. Según el mandatario, ha crecido el apoyo bipartidista para terminarlo y a su juicio “es concebible que el Congreso tome alguna acción el próximo año”. Lo que él hará, explicó, es ser “selectivo” en áreas donde pueda aflojarse un tanto el embargo y que además tengan mayor efecto en la misma idea esa de fortalecer las libertades democráticas.

 

“Habra ciertos sectores de la economía que pensamos que si se diera alguna modificación en la aplicación del embargo, el pueblo cubano se beneficiaría directamente”, detalló Obama. 

 

No obstante el avance que se ha conseguido en la relación bilateral y los cambios que se han dado al interior en Cuba en términos de disminuir aunque sea un tanto el control que tradicionalmente ha ejercido el estado sobre la sociedad, la economía y la política, Obama dijo estar claro que los grandes cambios no se darán de la noche a la mañana.

 

“Nuestra teoría original era de que no veríamos cambios inmediatos o un debilitamiento del control del régimen de Castro, sino algo que con el tiempo se irían dando para establecer la base de una transformación sustancial”, explicó el mandatario.

 

“Entre más beneficios vean con las inversiones de Estados Unidos, entre más dólares de los turistas de Estados Unidos ingresen a su economía, (entre más) se abran las telecomunicaciones para que los cubanos obtengan información sin censura, más se estarán poniendo los cimientos para que se den cambios más grandes que vendrán con el tiempo”, aseguró Obama.

 

Habrá que ver cuál será la respuesta en los próximos meses del gobierno cubano a lo dicho por  Obama. Ciertamente tiene que llegar un momento en el cual las palabras y las buenas voluntades no son suficientes. O se permite, aunque sea a regañadientes, la actividad de los opositores y disidentes -entre otras cosas que se reúnan con visitantes extranjeros prominentes- o es que nunca habrá cambios sustanciales en el terreno de las libertades políticas. 

 

La táctica de Obama al parecer no es la de presionar como un tractor que quiere aplastar, sino la de apapachar y muy delicadamente tratar de convencer al liderazgo cubano de la necesidad de abrirse a las prácticas democráticas.