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Rubio sube como la espuma pero no desbanca a Trump

El magnate tiene un 27% de los votos frente al 17% del senador, que solo aventaja a Ben Carson en un punto: sondeo

A menos de dos meses de que se inicien las votaciones en las primarias para la elección presidencial de 2016, Donald Trump sigue en primer lugar en la contienda republicana, destacando sin embargo, el ascenso al segundo lugar del senador Marco Rubio, según una encuesta de la Universidad Quinnipiac.

Trump obtiene el 27% de las preferencias de los encuestados a nivel nacional, seguido por Rubio con 17% y el neurocirujano retirado Ben Carson en tercer lugar con 16% empatado con el senador Ted Cruz.  El ex gobernador de la Florida, Jeb Bush, se ubica en un lejano quinto lugar con el 5%.

Tanto la permanencia de Trump en el primer lugar de la intensa primaria republicana como la subida de Rubio al segundo lugar llaman la atención por diferentes razones. Lo de Trump porque es ya por casi medio año que el empresario ha estado a la cabeza de las encuestas de los republicanos, cuando que la mayoría de expertos y analistas no le daban mayor importancia o longevidad a su candidatura.

Hoy lo de Trump no sólo sorprende sino que preocupa a muchos republicanos. Lo que se veía como algo transitorio, una campaña que más temprano que tarde iría desapareciendo o al menos dejar de ser una real alternativa como candidatura, es hoy algo que muchos ven como una posibilidad real.

Y según mucho del liderazgo republicano, una candidatura Trump significará una aplastante derrota del partido en la elección presidencial debido a los altos índices de impopularidad que tiene el empresario y celebridad entre sectores como las mujeres y las minorías (latinos, afro americanos, etc.).

Lo de Rubio es notable debido a que el senador por la Florida ha ido avanzando de manera lenta si se quiere pero sistemática en las encuestas. Hace unos meses sólo obtenía entre el 6% u 8% de las preferencias y hoy consigue 17% con lo cual por primera vez se coloca en segundo lugar detrás de Trump (Rubio subió 3% con respecto a la encuesta similar del mes anterior).

Aun cuando con serias diferencias, la principal siendo que son de partidos distintos y con grupos distintos también que los apoyan, lo de Rubio en cierto sentido hace recordar la trayectoria del entonces candidato y senador Barack Obama en 2007.

Rubio tiene casi la misma edad que tenía Obama cuando éste lanzó su candidatura en febrero de 2007 (Rubio tiene 44 años y Obama tenía en ese entonces 45 años). Rubio, al igual que Obama, es criticado por su falta de experiencia tanto como senador –apenas éste es su primer término en el senado- como por no haber sido gobernador o haber dirigido alguna gran institución o empresa.

En términos de cómo se encontraban en las encuestas, lo sucedido con Obama en ese 2007 igualmente vale la comparación con Rubio. Por mucho de ese año Obama estuvo 20 o 30 puntos porcentuales detrás de Hillary Clinton en las encuestas.

No fue sino hasta diciembre –lo cual equivaldría a este diciembre de 2016- que Obama se acercó a Clinton por 5% u 8% de las preferencias. Obama por supuesto, ganaría en enero el “caucus” de Iowa dando la gran sorpresa de la campaña demócrata. Lo demás es historia: Obama ganaría la nominación presidencial en 2008 –y luego la presidencia.

Con Rubio pudiera suceder lo mismo, o al menos esa es la expectativa del candidato y sus seguidores. Dos son al menos los problemas para que esto se concretice. El primero es que Rubio compite dentro de un partido republicano que tiene a un importante sector de votantes que está enojado con los políticos en Washington, factor que explica el llamado “fenómeno Trump”.

No queda claro cómo Rubio puede “cuadrar” este círculo imposible: él es un producto mismo, o miembro incluso, de ese establishment de los corredores del poder republicano en Washington. Pero al mismo tiempo debe convencer para que lo apoyen a mucha de esa base republicana que se emociona y se motiva como nunca con el lenguaje y los ataques anti establishment de Trump.

El otro factor que diferencia a Rubio de Obama y que es quizá más complicado que el anterior es la falta de un grupo sólido y amplio entre las bases republicanas que lo apoyen. Obama tuvo un elemento clave en su triunfo en esa primaria en el apoyo de las mujeres, los afro americanos y los latinos. Rubio no es el primer favorito de nadie en el partido republicano.

Trump por ejemplo, tiene a esos enojados e inconformes con él. Ted Cruz al Tea Party. Bush, a mucho del establishment. Carson a los evangélicos –algunos de estos están con Cruz-. Rubio es a lo mucho el segundo favorito de varios de estos grupos. Es posible que si llegaran a caer Trump, Cruz y Carson, Rubio pudiera surgir como la alternativa.

Más allá de estos escenarios, lo cierto es que la campaña de Rubio tiene motivos para celebrar. La distancia con Trump hoy es de solamente 10% -cifra no tan difícil de cambiar en las semanas que quedan antes de la votación en Iowa- y la imagen del senador como alguien joven que además sale siempre bien parado en los debates es algo que seguirá jugando a su favor.

Quizá más que Trump –de nuevo, asumiendo que el magnate algún día dejará de estar adelante en las encuestas- el principal rival de Rubio será el senador Cruz. No sorprende entonces que Rubio opte por evadir el combate directo con Trump y sin embargo él y su campaña ataquen casi a diario al senador por Texas.