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A pesar de la crisis financiera, estos puertorriqueños no abandonan su isla

¿Irse o quedarse? Esa es la pregunta que se hacen muchos residentes de Puerto Rico mientras lidian con las secuelas de una economía en crisis.

¿Irse o quedarse? Esa es la pregunta que se hacen muchos residentes de Puerto Rico mientras lidian con las secuelas de una economía en crisis. Al ver como emigran familiares y amigos – los puertorriqueños están llegando al territorio continental de Estados Unidos en las mayores cifras desde la Segunda Guerra Mundial – muchos, con la capacidad financiera y profesional para hacerlo, han decidido quedarse.

"Las cosas están mal ahora, pero creo que Puerto Rico tiene un futuro muy brillante", dijo Pedro Miguel Ortiz Bey, un abogado bilingüe y notario público de 41 años quien tiene la licencia para ejercer su profesión en Massachusetts.

Los residentes como Ortiz Bey citan que el profundo amor a su tierra, la familia y los lazos culturales sostienen la inquebrantable fe de que, independiente de los actuales problemas fiscales que enfrenta Puerto Rico, en el futuro habrá mejores días.

"Los que abandonan la isla están desesperados y sienten que no tienen otra alternativa", comentó el residente de Guaynabo, quien es el presidente de la asociación profesional de notarios públicos de la isla. Mientras ese puede ser el caso para muchos, Ortiz Bey todavía cree que se pueden encontrar oportunidades.

El padre divorciado con una hija de 13 años, añadió que su hija y su familia son las principales razones por las que no contempla irse.

"La familia es muy importante para mí", explica. "Sé que puedo ganar más dinero en Estados Unidos, pero el dinero nunca igualará la hermosa relación que tengo con mi hija o la comodidad de estar cerca de mis compatriotas, amigos y vecinos", apuntó.

Desde que empezó la crisis económica han caído los negocios, asegura Ortiz Bey, pero él ha encontrado la forma de complementar sus ingresos. Trabaja 16 horas al día, a veces siete días a la semana para expandir su práctica de leyes incluyendo bienes raíces y otros negocios. Junto a un socio, está vendiendo y distribuyendo una línea de productos naturales.

La crisis financiera

Puerto Rico enfrenta una deuda pública de $73 mil millones. El 8 de mayo el gobernador de la isla, Alejandro García Padilla, señaló que podían quedarse sin dinero en efectivo antes de septiembre, al menos que hubiera una financiación adicional.

Como estado libre asociado y no un estado de los Estados Unidos, no existen leyes federales o locales que permitan a Puerto Rico declararse en quiebra y reestructurar su deuda como lo hizo Detroit. Tampoco puede la isla establecer sus propias reglas ya que no es independiente.

Recientemente un juez federal dictaminó inconstitucional una ley local que intentaba reestructurar algunas de las deudas de los organismos gubernamentales. El gobierno de la isla está apelando, y algunos medios de comunicación estadounidenses como Bloomberg y el New York Times están presionando al Congreso para que apruebe la ley que permita a la isla hacer los cambios, argumentando que el tiempo se acaba y la economía de Puerto Rico está al borde del abismo.

Ha habido intentos de reactivar la economía, incluyendo los esfuerzos del gobernador Alejandro García Padilla para atraer a Puerto Rico a residentes adinerados en busca de un paraíso libre de impuestos. Actualmente Puerto Rico está tratando de emitir más bonos para recaudar dinero, pero la derrota legal del proyecto de ley de reforma fiscal ha asustado a algunos inversionistas, como los de fondos de seguros, quienes presionaron por estas medidas.

Existen varias razones por las que la economía de Puerto Rico se encuentra en una situación tan grave. Además de la recesión, la isla recibió un gran golpe después que el Congreso de Estados Unidos eliminó los incentivos fiscales federales (artículo 936) los que durante décadas atrajeron a muchos fabricantes estadounidenses a la isla, proporcionaron empleo y significativa inversión. Pero Puerto Rico también ha sido criticado por pedir préstamos de grandes cantidades de dinero y por el mal manejo de los organismos públicos, como es el caso de su compañía de electricidad.

Creando

Según la Oficina de Estadísticas Laborales, la tasa de desempleo de la isla es de 15.5 por ciento, el doble de la del territorio continental de Estados Unidos. Mónica Morales, de 46 años, una terapeuta holística independiente y madre de dos hijos, cree que ha sido especialmente difícil para las personas que trabajaban en las empresas, las que ahora tienen menos opciones.

Ella ha visto a sus vecinos vender o regalar todo lo que tienen e irse con las maletas llenas de sueños y ropa tropicales.

"Está en el aire y en la mente de todos", señaló. "La gente habla más de irse que del tiempo", dijo riéndose. "Ellos fantasean en voz alta con extraños en los mostradores de las tiendas, en las filas de los bancos, incluso mientras se dan masajes, sobre hacia dónde irán, de qué van a vivir – es como si todo el mundo procesara públicamente la migración en masa".

Sin embargo, por muchas salidas que ha visto, también hay muchos que se quedan y hacen patria, los que permanecen para construir la nación. Muchos de ellos, dice, son trabajadores por cuenta propia, incluyendo artesanos, creadores universitarios y otros jóvenes profesionales.

"No es que sea fácil la vida aquí - pero el pueblo puertorriqueño es muy ingenioso y talentoso", señaló Morales. La residente de Cupey, nacida en Alemania, criada en Nueva York y San Juan, aseguró que la presión de emigrar es constante.

Si bien es cierto que el colapso económico ha provocado niveles históricos de migración, también ha inspirado ingenio, creatividad y empuje en los que se quedan. Están apareciendo  pequeños negocios de tecnología, locales y tiendas. Y no se trata sólo de pequeñas empresas abriendo sus puertas; un lujoso nuevo centro comercial de 435 millones de dólares se inauguró el pasado mes cerca del aeropuerto para atraer a turistas y residentes.

La isla también tiene una vigorosa economía clandestina. La gente está intercambiando servicios por productos, creando pulgueros y manejando empresas domésticas como los salones de belleza, trabajos de construcción, ventas de ropa en consignación y servicios de abastecimiento, que ayuden a cubrir las necesidades.

Plaza las Américas, el mayor centro comercial del Caribe, está lleno de gente que compra, incluso durante los días de la semana. Puerto Rico también tiene un próspero ambiente de bares y restaurantes.

Morales sabe que ella podría ganar más dinero en otros lugares de Estados Unidos, pero después de haber vivido en Miami y Manhattan, reconoce que las dificultades para vivir decentemente no es sólo un problema de Puerto Rico.

"De seguro hay retos en esta economía, está el alto costo de vida y el estrés de la delincuencia, pero en sentido general tengo una buena calidad de vida que me permite recoger a mis hijos en la escuela y asistir a muchas de sus actividades extracurriculares ", apuntó.

Es el tipo de beneficio que sabe no podrá tener si se va, y está el apego a la familia y la cultura. "Yo también tengo una fuerte red de apoyo que incluye a mis padres, a la familia extendida y a los amigos."

Morales complementa sus ingresos familiares organizando actividades recreativas en un centro comunitario de ancianos, y ha creado una sólida clientela que ha crecido en los últimos años.

"Yo no uso la palabra próspera necesariamente, pero estoy más ocupada que nunca", explicó. "La gente se está cuidando [mejor] a sí misma", dijo la profesional del bienestar holístico.

Mientras que ella no está inmune a la fantasía de migrar - tiene una lista a favor y en contra - la decisión es siempre la misma: "Me quedo, yo quiero ser parte de la reconstrucción de Puerto Rico".

El Paraíso de los Boomers

Para muchos Boomers, Puerto Rico sigue siendo el lugar perfecto para el retiro.

Damaris Machado y su esposo José Olivencia, una pareja de jubilados que vive en Isla Verde "con el océano como su patio", están encantados con la belleza de la isla.

"Tenemos buenas pensiones y por ahora estamos bien", reconoció la jubilada secretaria de 50 años, nacida en el pequeño pueblo de Naguabo. "Hemos contemplado la idea de irnos, pero miramos este océano y no nos podemos ir. Realmente amamos la vida en nuestra isla tropical. Vivimos una vida sencilla de jubilados".

Machado añadió que están viviendo confortablemente con un ingreso fijo. Sin embargo, admite que se siente herida con lo que está pasando, sobre todo los crímenes.

"Cada vez que salgo de mi casa siento que estoy jugando a la ruleta rusa con mi vida", señaló. "Hay tiroteos, robos y es por toda la isla, no sólo en las zonas de drogas".

Sin embargo, por alta que sea la tasa de criminalidad, no es una razón suficiente para que ella y su marido, un abogado laboral que trabajaba para una empresa de servicios públicos, abandonen la isla. A Machado la inspiran los jóvenes empresarios puertorriqueños que han asumido el riesgo y están revirtiendo la crisis y abriendo negocios. Actualmente ella dedica su tiempo libre a ayudar a un amigo que quiere abrir una escuela para niños autistas.

"Hay mucho movimiento para retener a los jóvenes aquí y como estoy jubilada puedo usar mi tiempo para contribuir con algo. Es mi deber", dijo.

"No estoy listo para decir adiós"

El abogado y agrónomo Juan Miguel Ortiz, de 37 años, no tiene planes de irse, al menos por ahora.

"No es que yo esté atado – puedo irme si me ofrecen un mejor trabajo, pero he tenido buena suerte con los trabajos aquí", comentó el residente de Guaynabo, soltero y sin hijos. "He tenido que apurarme, en tiempos difíciles la gente se vuelve más creativa".

Ortiz dice que ha trabajado en ventas, en la industria farmacéutica como coordinador de eventos y como director de oficina; actualmente dirige un jardín botánico en la universidad. "La gente aquí no le tiene miedo al trabajo. Tenemos un pueblo muy creativo y resistente".

Según Ortiz, los talleres de jardinería y agricultura ecológica que ofrece gratuitamente siempre llenan la capacidad.

"La gente está utilizando este tiempo difícil para inventar nuevos métodos de ganarse la vida –están diversificando su talento", añadió.

Los puertorriqueños como Ortiz Bey dicen que invertir en la isla no es difícil.

"Hace unos años, el Departamento de Turismo de Puerto Rico lanzó una campaña de mercadeo en la que promocionaba a Puerto Rico como un continente. Usted puede encontrar de todo aquí, desde bosque tropicales a bosques áridos del desierto, playas maravillosas y exuberantes montañas. Esta isla es muy, muy especial ", señaló Ortiz Bey.

Morales está de acuerdo. "Al final, son las pequeñas cosas del día a día las que son importantes en la vida. El mes pasado, en una noche de luna llena fui a un baile de tambores en la playa, y justo ayer tuvimos una puesta de sol tan impresionante que mis hijos y yo tuvimos que parar y observarla".

"Esta isla esta bendecida con mucha belleza natural", apuntó Morales. "Simplemente no estoy lista para decirle adiós".