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¿Tienen "vida" los embriones?

Carlos Rajo examina las exigencias del ex de Sofía Vergara y el posible impacto legal de su solicitud

¿Qué hacer con dos embriones congelados que estaban supuestos a servir para que una pareja tuviera hijos pero que de pronto una de las partes ha cambiado de opinión?

¿Hay acaso que destruir estos embriones? ¿O dejarlos en refrigeración para siempre? O, más importante, ¿quién de los potenciales padres impone su voluntad? Será el posible futuro papá, como en este caso, que quiere que el proceso llegue a su fin y que los embriones se implanten en una mujer para producir el embarazo y el eventual nacimiento de un bebé.

¿O será la mujer que proveyó los óvulos? Mujer, sin embargo, que hoy no quiere saber nada de tener hijos y quien dice estar tranquila con que los embriones queden refrigerados por siempre.

Y para complicar más las cosas, la pregunta que para muchos va más allá -o está antes- de lo que decidan los potenciales padres: ¿qué derecho se tiene de destruir los embriones?

Estas son algunas de las preguntas que hoy están de nuevo en la opinión pública debido a que Nick Loeb, el millonario ex prometido de Sofía Vergara, la famosa actriz de televisión de origen colombiano, ha escrito una pieza de opinión en el diario The New York Times en la cual reitera su pedido para que la justicia sentencie a su favor y le entregue los embriones refrigerados y los pueda utilizar para el objetivo inicial que fueron creados -tener hijos.

El caso de los dos embriones de VErgara y Loeb ha adquirido un alto perfil en la opinión pública que obviamente no sería lo mismo si los interesados fueran dos simples mortales. Con todo, las preguntas que surgen del caso se aplican a mucha gente que se ha sometido a tratamientos de infertilidad, inseminación artificial y similares y que por alguna u otra razón no están de acuerdo en qué hacer con los embriones refrigerados.

Una cifra para ilustrar el debate: hay en este momento en Estados Unidos entre 600 mil y un millón de embriones refrigerados (nadie sabe la cifra exacta). No todos los embriones, sin embargo, están sujetos a disputas como la que tienen Vergara y su ex compañero. La mayoría de esos embriones están ahí en refrigeración debido a que las parejas que los produjeron no los necesitaron mas, es decir, crearon -por ejemplo- cinco embriones y con el primero que ocuparon nació su bebé.

Loeb ha sido criticado por exponer en público un asunto que para muchos es algo sumamente privado. Igualmente, se le acusa de querer manipular a la opinión pública -o al menos al sector de creyentes- al utilizar como uno de los elementos centrales de su argumento el que no es correcto destruir los embriones ya que estos “tienen el derecho a vivir”.

Es posible que haya algo de razón en esto de que Loeb no debió haber aireado en público un asunto ciertamente privado entre él y su ex prometida. Con todo, este uno de esos casos en los que en cierto sentido es beneficioso que gente famosa y adinerada esté de por medio ya que esto genera más atención de la opinión pública. En otras palabras, aun sino estuvieran de por medio esta gente bonita y famosa, lo que esta en discusión es algo valido para que sea comentado por la sociedad toda.

Para los creyentes no hay por supuesto donde perderse. Para ellos los embriones tienen vida y ahí se termina la discusión. El destruirlos equivale a matar a un ser humano -que simplemente no ha nacido pero que es ser humano al fin.

Este punto de vista de los creyentes es por hoy en este debate un considerando moral que no tiene fuerza de ley. Será hasta que en algún momento llegue algún caso de estos a la Suprema Corte de Justicia cuando se decidirá si el valor ético-moral de los creyentes pasa a convertirse en ley (hay un caso en Illinois que eventualmente pudiera llegar a la Corte Suprema de ese estado).

Pero el debate de qué hacer con los embriones refrigerados va más allá de la tradición religiosa (obviamente no todo el mundo es creyente, y así como con el aborto, la sociedad puede darse sus propias regulaciones). En este caso de Loeb y Vergara, por ejemplo, tiene que ver con los derechos de cada uno. ¿Será correcto que Loeb pueda implantar los embriones en una tercera mujer y eventualmente procrear un hijo(a) cuando que Vergara se opone a que eso suceda? ¿Tiene la famosa actriz el derecho de impedir que se utilize un embrión que fue creado con sus propios óvulos? Y qué de Loeb, quien dio el semen para que se produjera ese embrión y no quiere que se pierda o quede refrigerado para siempre.

Una línea de pensamiento en este debate es la que afirma que la decisión sobre qué hacer con los embriones refrigerados debe estar basada en en el acuerdo que firmaron las partes. En el caso de Loeb y Vergara básicamente se acordó que los embriones permanecerían refrigerados a no ser que ambas partes acordaran hacer algo con ellos. Como hay desacuerdo entre ambos, la lógica jurídica diría que los embriones no pueden utilizarse. Con todo, el debate no debería de reducirse a un documento legal.

Son muchas las aristas del caso para darlo por terminado basándose en lo que firmaron los interesados. ¿Son los embriones seres humanos -aunque no nacidos todavía- y por tanto no sujetos a destrucción? ¿Son acaso simple “propiedad” que pueden entregarse a quien le pertenecen, o que como tales le dan el derecho al dueño a que no sea despojado de ellos? ¿Debe prevalecer acaso el derecho de alguien a querer ser padre -o madre? ¿O debe pesar más la negativa de una persona para precisamente ser padre o madre y no se utilicen esos embriones?

Con la fama de Vergara y su ex prometido, de seguro que el caso seguirá en el dominio público.