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Marco Rubio, un candidato con el 'sueño americano' hecho realidad

El hijo de un camarero y una mucama inmigrantes de Cuba camino a la Casa Blanca

Con apenas cuatro años y tanto en el Senado, con un rostro que lo hace verse aun más joven de lo que realmente es, pero con una historia personal que parece sacada de película para representar el llamado “sueño americano” y con un astuto lenguaje para cada sector del partido republicano, Marco Rubio declaró este lunes su candidatura presidencial.

“En muchos países, el más alto puesto en la tierra (la presidencia) es reservado para los ricos y los poderosos”, detalló el senador por la Florida, “pero yo vivo en un país excepcional donde el hijo de un barman (camarero) y una mucama puede tener los mismos sueños y el mismo futuro como aquellos que vienen del poder y privilegio”, agregó.

Es posible que como dice Rubio, a alguien allá en tierras lejanas le parecerá extraño esto de que un individuo que viene de una familia pobre, inmigrante y sin conexiones con el poder, haya llegado tan alto, nada menos que a estar entre los pre candidatos a la presidencia de Estados Unidos. Y aun más, que haya desafiado a muchos expertos y consejeros políticos que aconsejaban que se esperara, que todavía no era su turno para lanzarse al ruedo de la batalla presidencial.

Pero ciertamente que al menos en Estados Unidos la historia de Rubio resonará con mucha gente, incluidos muchos inmigrantes. De seguro que muchos verán en el senador de 43 años su propia historia personal o la que quisieran ver para sus hijos. De como un individuo no sólo pobre y sin conexiones, sino ademas sin ningún talento excepcional que se sepa, y quien recién hace pocos años no era más que un ambicioso político local en la Florida, en relativo poco tiempo está hoy tocando las puertas de la posición más poderosa del mundo.

“He escuchado algunas sugerencias de que debería de apartarme y esperar por mi turno”, explicó Rubio en el acto en la Torre de la Libertad de Miami donde anunció su candidatura. “Pero no puedo, debido a creo que nuestra verdadera identidad como nación está en juego, y creo poder hace una diferencia como presidente”.

Muchos han interpretado esto de las “sugerencias” a que Rubio tenía que haber dejado el camino libre para el ex gobernador de la Florida Jeb Bush, quien en cualquier momento anunciará también su candidatura presidencial. Rubio nunca mencionó a Bush por nombre, por cierto uno de sus padrinos políticos, sin embargo, hubieron varias referencias indirectas a él. 

No sólo en esta idea de que Rubio no viene del poder ni de una familia adinerada, sino igual de importante en esta campaña, de que el senador es realmente joven en comparación a gente como el mismo Bush, de 62 años o Hillary Clinton, de 67, en el partido demócrata.

“Ante nosotros está la oportunidad para escribir el más grande capitulo en la gran historia de Estados Unidos. No podemos hacerlo yendo con los líderes e ideas del pasado”, detalló Rubio en clara referencia a gente como Bush o Clinton. “El pasado ya pasó. Nunca iremos de regreso”.

Otro factor que jugará en favor de Rubio es que el senador tiene cancha -no la mayoría ciertamente, pero sí apoyo- en varios de los sectores del partido republicano. Y Rubio sabe como dirigirse a cada uno de esos sectores. Bien a la gente del Tea Party con su conservadurismo extremo, bien a los envangélicos con sus referencias a Dios y el no al aborto, bien a las elites del partido con sus maneras y respeto a las instituciones y la tradición partidaria. Es cierto, muchos en el Tea Party no le perdonan a Rubio su enamoramiento -al menos por cierto tiempo- con el tema de inmigración. Pero muy hábil, el senador sabe como lidiar con este toro: no hablando mas del tema. 

Inclusive con los inmigrantes, los cuales por supuesto no son en su mayoría de origen cubano como lo es el senador, Rubio intenta ya moverse en sus parámetros o intereses. Es no sólo lo de su historia personal, sino que en el discurso en Miami se refirió en algún momento al jardinero, a los que limpian las oficinas en las noches y en general al inmigrante de a pie que se gana la vida a sangre y sudor en la sociedad estadounidense. De seguro que cualquiera, más allá de si es demócrata o independiente, sentirá cierta simpatía con lo dicho por Rubio.

En el papel Rubio tiene pocas posibilidades de ganar la candidatura republicana. Así como tiene cancha con todos los sectores del partido, no es el favorito de ninguno -es la segunda opción de todos, comentaba alguien en la publicación Slate. 

Sus posiciones políticas e ideológicas además, son demasiado conservadoras para la mayoría de inmigrantes y/o votantes latinos más allá de la Florida. 

Rubio también, no cuenta con el apoyo total de llamado “establishment” del partido -como sí aparentemente lo tiene Bush-. Y ni hablar del dinero. Rubio necesita recaudar de aquí a fin de año al menos $50 millones de dólares. Queda por ver si todavía hay millonarios conservadores que no están el el bolsillo de Bush.

Sin olvidar por supuesto, la experiencia. En términos políticos a nivel nacional Rubio no ha conseguido literalmente nada. Ha sido un senador oscuro que no ha dejado marca en términos de legislación y quien recién comienza a ganar nombre en asuntos de política exterior (como un duro, proponente de un Estados Unidos a lo George W. Bush que sea el policía del mundo).

Con todo, así como la de Rubio es una historia personal casi de película -cuando uno le ve en el escenario por alguna razón se imagina estar viendo una película- así puede desarrollarse y terminar su candidatura presidencial: las vueltas del destino que lo catapulten a la Casa Blanca. Y es que de pronto, siempre en ese guión cinematográfico, tanto Bush como Clinton parecen cosa del pasado en comparación al joven senador casado y con cuatro hijos menores.